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xiii. capítulo trece dime sí a mí
maratón 1/3
El grupo de animales observó desde tierra firme el ferri que navegaba por los pantanos más decentes de Nueva Orleans.
No había pasado mucho desde que dejaron la casa del árbol de Mamá Odie. Esta les había dicho que si querían romper el encantamiento que el Hombre sombra les había puesto, cualquiera de ellos tendría que besar a alguien de la realeza.
Los LaBouff eran la mejor opción. Debido a que el patriarca de la muy pequeña familia había sido nombrado nuevamente Rey del desfile, Lottie se convertiría en una princesa hasta que el reloj marcara las doce.
Ellos deberían de llegar a tiempo para recibir un beso de la rubia y romper el encantamiento.
Y por eso ahora, se estaban colando dentro de un barco para llegar mas rápido a Nueva Orleans.
Lucille aterrizó sobre el barandal del ferri observando como el resto, sin mencionar a Raymond, escalaban con dificultad.
Louis soltó una risa por lo bajo cuando al fin pudo tocar esta prestigiosa nave, siendo su sueño desde que conoció la música.
Tiana jadeó llamando la atención del resto.
──¡Cazadores! ──grita susurrando.
Unas sombras con armas se acercaban hacia donde ellos estaban.
Ambos anfibios se escondieron detrás de unas cajas. Lucille voló al techo del barco y Raymond se quedó quitó en su lugar, sabiendo que era muy poco probable que alguien notará su diminuto tamaño.
Louis entró en pánico sin saber en dónde esconderse, intentó meterse dentro de un tubo de ventilación. No lo logró, por lo que se sentó en el suelo y tensó su cuerpo cerrando los ojos, esperando que los cazadores los pasaran simplemente.
Se escucharon varias risas. Al momento en que las personas dieron la vuelta, demostraron que en realidad solo eran músicos disfrazados de animales. Las supuestas armas eran sus instrumentos.
Pasaron a un lado del cocodrilo si tan si quiera notarlo, pero uno de ellos se detuvo al verlo.
──¡Oye, tu disfraz está sensacional amigo! ──halaga el hombre disfrazado de león.
──Oye cocodrilo. ──llama el que estaba disfrazado de armadillo──. ¿Sabes tocar eso?
Louis lleva su vista a su trompeta, asiente tocando un poco para demostrarles. Los tres contrarios exclaman con emoción.
──¡Siéntate con nosotros! ¡Vamos a tocar en el desfile!
Los ojos del cocodrilo brillan ante las palabras de los humanos. Se levanta del suelo, siguiéndolos de cerca mientras continúa tocando su instrumento.
