Capítulo 24.

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Ambar no dejaba de sostener mi mano. Se notaba que estaba asustada y eso no es nada bueno, ella jamás siente miedo y no me gusta verla vulnerable como lo esta ahora... Ella no tiene que estar asi, claro que no. 

Ahora esta aquí su madre, la duquesa de Austria, esto es malo, realmente malo. 

—Su majestad, responda la pregunta ¿porque dice que es la madre de mi esposa? —preguntó mi hermano— corrijo, nuestra esposa. 

—Lo se, reconozco a mi hija, yo la di a luz —miró a Ambar— esos ojos oscuros, ese lunar en su nariz.. Es el vivo retrato de su padre. 

—Usted no es mi madre, mi madre murió hace muchos años mi padre me lo dijo asi que porfavor deje de decir mentiras. 

—No miento hija, yo misma te puse el nombre que llevas —la duquesa lloraba. 

—No le creo —negaba una y otra vez— no le creo nada. 

—Su majestad, lo que dice es muy delicado —esta vez hable yo—, quiero algo que me confirme que lo que dice es cierto. 

—Desafortunadamente no tengo nada que lo confirme, pero yo se lo que digo, ella es mi hija, yo la di a luz. 

—Si usted es Duquesa ¿como terminó en el reino? —pregunto Stefan— ¿como conoció al padre de Ambar?

—Ese hombre con el que ella se crio no es su padre —miro a Stefan—, ese hombre me secuestró hace años, yo estaba embarazada cuando eso sucedió. Yo venia a sus tierras por insumos ¿lo recuerdan? Que me buscaron por todo el reino fallando en el intento. 

—Joder —murmuré. 

Claro que lo recuerdo perfectamente, habíamos recibido una carta de que la Duquesa venia al reino por insumos para sus cultivos, ya que en esa época los mismos, estaban pasando por un mal momento y casi ningún reino producía alimentos. 

Su carroza fue interceptada por ladrones en la frontera, todos fueron asesinados y la duquesa había desaparecido. Nosotros las buscamos por todos lados y jamás obtuvimos buenos resultados y nos rendimos, su padre la dio por muerta y quiso declararnos la guerra por su desaparición. Meses después ella llegó a su reino logrando escapar del hombre quien la secuestró. 

—Esto es jodido, nosotros buscamos en cada maldito rincón del pueblo y jamás la encontramos —dijo mi hermano. 

—En su casa tenía un escondite, cuando eso pasó me encerró en ese lugar, me ató y amordazó para que no pudiera gritar. 

—¿Cómo escapó?

—Después de dar a luz a Ambar, intente huir con ella pero me amenazaba con hacerle daño a ella —sus lágrimas deslizaban por sus mejillas—, hasta que un dia me llevó al rio a lavar ropa, dejo a Ambar en esa casa y ahí aproveché para huir, corrí como pude hasta salir de la frontera. 

La Favorita de los Reyes. -Finalizada- ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora