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A Hao le costó conciliar el sueño durante esa noche, casi nunca podía dormir bien así que para evitar eso tomaba mucho para que el alcohol se le subiera a la sangre y así durmiera a pesar de que le doliera la cabeza al siguiente día lo volvía a hacer porque se sentía bien, igual que el sexo.

Cuando sobrepensaba se quedaba así hasta horas de la madrugada, incluso habían veces en la que permanecía hasta la mañana despierto, hoy parecía ser uno de esos días.

Aún le dolía haber perdido en la ruleta y que su plata se la hayan quedado aquellos tipos, pero ahora no podía pensar en nada más que en Hanbin, su mente sólo estaba en él diciendo que se iba a regresar a Corea.

—¿Buen viaje?, ¿que mierda fue eso Zhang Hao?, eres un estúpido —decía mirando al techo soltando un suspiro. Por más que dara vueltas en la cama no podía dormir

¿Debería buscarlo?, no, no, es muy tarde, quizás está despierto... o tal vez no, pero si lo despierto a lo mejor se molesta más conmigo y ya no me habla, tampoco creo que quiera verme, ¿o sí?... maldita sea, el amor es una mierda, ¿porqué tiene que doler tanto?, quizás soy sólo yo el que se busca el dolor...

3:33 AM

Zhang Hao seguía revisando las fotos de Hanbin en instagram leyendo cada comentario que le ponían, Matthew siempre le comentaba y alguna que otra chica de la universidad en la que había estudiado juntos, no había subido nada nuevo, tampoco parecía estar de humor para hacerlo.

El castaño pensó otra vez en ir a buscar a Hanbin, de todos modos ya sabía el número de su departamento, era el 31, podía simplemente ir y... ¿o es mala idea?

Recordó que aún tenía su ropa puesta, olió la camiseta sintiendo el aroma del pelinegro cubrir todas sus fosas nasales, sin duda le encantaba ese olor, pensó que quizá pueda ir con la excusa de devolverle la ropa. Ya tenía una plan. Pensaba ir por la mañana a devolverle la ropa y de paso le iba a pedir que hablen un poco, aunque por su mente también se le pasaba que él le cerrara la puerta en la cara apenas reciba las prendas.

Mierda, necesito un plan B.

4:13 A.M

Siguió dando vueltas en la cama, pensó en que hubiera pasado si le hubiera dicho a Hanbin que se quedara, ¿las cosas habrían sido distintas? o sólo lo habría ignorado como lleva haciendo hace días, tampoco se sentía con el derecho de decirle que se quede, de todas formas no eran nada...

Tuvo un poco de frío así que se cubrió con las sábanas, cerró los ojos sintiendo el aroma de Hanbin desprendiéndose de la ropa, lo hacía sentir como si él estuviera ahí con junto a él. Lo extrañaba, quería abrazarlo, lo que sintió al envolverse en sus brazos hace unas horas fue la mejor sensación que pudo haber tenido en toda su jodida vida.

Cómo es capaz de irse cuando aún estamos casados, ¿debería enojarme?, ¿eso no es ilegal? Ni siquiera pude quitarme este anillo...

Sung Hanbin, ¿cómo te atreves a irte después de hacerme sentir mariposas...?

Sus ojos poco a poco se fueron cerrando hasta quedarse dormido, de tanto llorar terminaron hinchados haciendo que se le vuelvan más pesados y haga que se duerma más rápido.

...

Abrió los ojos totalmente asustado, lo primero que hizo fue ver su celular revisando la hora, eran las 8:12, se levantó para cambiarse de ropa y dobló la de Hanbin para ir a devolvérsela, era una evidente excusa para verlo.

Salió de su piso tomando el ascensor hacia un piso más arriba, fue directamente hacia la puerta del pelinegro y tocó el timbre, espero un rato mientras pensaba en que decir.

—Hola, vengo a devolverte la ropa, ¿podemos hablar?, no eso no. Hola, perdón por lo del otro día, te traje tu ropa, no, eso tampoco. No pude dejar de pensar en ti toda la noche, no, eso es demasiado... —volvió a tocar el timbre

Seguía pensando en qué decir al verlo otro rato más hasta que volvió a tocar el timbre pero nadie habría, pensó que estaría en el casino o pudo salir temprano a hacer otras cosas. Dejó su ropa en el suelo frente a la puerta y se fue al primer piso esperando hallarlo ahí.

Llegó hallando a Matthew parado frente a la vaya sirviéndose un poco de vino, se acercó a él mientras miraba a todos lados, no había ni la sombra del pelinegro.

—Hola Hao —saludó apenas lo vio —¿quieres un poco? —le ofreció la copa

—No gracias Matt, ¿has visto a Hanbin?

—¿A Hanbin? —frunció el ceño —pensé que él ya te había dicho

—¿Decirme qué? —preguntó un poco intranquilo

—Se fue al aeropuerto hace media hora, hoy sale su vuelo

—¿Qué?

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Esposos por accidente 🥂 HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora