【23】

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Hao estiró su cuerpo soltando un gran suspiro para después abrir sus ojos lentamente, se percató al instante que era una habitación la cual desconocía y no era una de las que estaban en los últimos pisos ya que esas eran todas iguales.

Mierda, no, otra vez no...

Giró su cabeza viendo a quien se esperaba que estaría ahí, Sung Hanbin. Pero esta vez no tenía excusa, se acordaba entre pequeños destellos de sus recuerdos que era lo que había pasado, y eso era lo que más le afectó.

La mano derecha del pelinegro estaba encima del vientre del contrario así que este la quitó suavemente para poder levantarse de la cama. Aún estaba consternado, tenía un montón de sentimientos acumulados en su ser y estaban todos combinados, no podía definir lo que sentía en aquel instante porque ni él mismo lo sabía.

Le dolía la cabeza pero más le dolía sentarse. Observó como tenía chupetones por todo su cuerpo y más en sus piernas, además, en sus muñecas habían marcas alrededor de ellas, mantuvo su vista en ellas, no es algo que le haya hecho antes con alguien así que se sentía raro.

Permaneció parado para colocarse su ropa interior y su pantalón que fueron las única prendas que vio en el suelo, le dolía todo el cuerpo, en varias ocasiones de intentar ponerse los jeans casi se cae al perder el equilibrio, así que para evitar hacer ruido se tuvo que sentar sintiendo otra punzada haciendo que cerrara los ojos con fuerza.

Finalmente terminó de ponérselo junto a sus zapatillas, estaba a punto de irse hasta que...

—¿Hao...? —una voz ronca y somnolienta lo hizo frenar en seco a centímetros de la puerta de la habitación

Tragó saliva pero no volteó en ningún momento, inhaló el suficiente aire como para dar pasos hacia adelante, abrir la puerta y salir del lugar antes de que se arrepienta.

En la sala estaba su camisa, como esperaba, la recogió y la sacudió para ponérsela observando la botella de champagne con el vaso de plástico que aún estaba con fresas y arándanos, el sofá y el suelo tenían manchas de licor secas.

Abrió la puerta para salir al pasillo chocando que no hubiera nadie, para su suerte estaba vacío, la gente solía estar en el casino desde la mañana. Entró al ascensor dándose cuenta que estaba en el tercer piso, ingresó para ir al segundo en el cual estaba su cuarto.

Al llegar, lo primero que hizo fue echarse en su cama a pensar.

¿Qué mierda hice?

Abrazó su almohada lo más fuerte que pudo, a pesar de querer dormir no lo logró, apenas cerraba los ojos se acordaba de todo lo que hicieron.

Decidió meterse a bañar, quizás un baño de agua fría le quitaría todo esos pensamientos y le refrescaría la mente. Pero apenas se quitó la ropa vio todas esa marcas en su cuerpo frente al espejo. Se tocó suavemente cada una con la yema de sus dedos, nunca se había quedado tanto tiempo pensando en una simple noche de sexo pasada, es como si lo consumiera y se le llenara la cabeza de aquello. Cosa que no quería.

Se sentía mal pero tan bien al mismo tiempo.

¿Está bien que sienta esto?

Su corazón y cabeza pensaban y sentían de formas diferentes. Tenía todo descolocado, a pesar de sentir el agua fría cayendo sobre él, seguía pensando en Hanbin.

Aún podía sentir sus manos sobre su piel, sus caricias, sus besos... tan delicados y apasionados a la vez. Fue inevitable que no soltara una leve sonrisa al acordarse de eso. De hecho, no le molestaba acordarse. Le gustaba recordar todo pero...

Tenía miedo.

Miedo que aquello le gustara más de lo normal y llegue a un punto en el que ya no pueda retroceder. Necesitaba ponerle pausa a aquellos sentimientos nuevos que nunca antes había experimentado y que estaban surgiendo rápidamente dentro de él como espuma.

Su miedo a enamorarse era más fuerte.

...

Hanbin se despertó felizmente como si de un bebé se tratara hasta que su sonrisa se borró de su rostro al darse cuenta que Hao se había ido.

De nuevo.

No se acordaba que lo había nombrado hace unas horas antes de que este se vaya, sólo que estaba tan cansado que se volvió a dormir olvidando que se había ido. Pensó que quizás estaba apurado o es que le dio vergüenza despertar junto a él así que su mejor opción era escapar.

A Hanbin no le preocupó eso, pensó en hablarle dentro de unas horas cuando se reencuentren en el casino.

No se imaginaba que las cosas no iban a salir como él esperaba.

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Esposos por accidente 🥂 HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora