La primera vez que ocurrió...

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El volumen en el casino estaba muy fuerte, había mucha gente por todos lados y Hanbin ya estaba un poco mareado, estuvo tomando el champagne que Matthew le había invitado por bastante tiempo, así que decidió sentarse en uno de los sillones del lugar para que se le pasara un poco.

A lo lejos se encontraba Hao, quien lo llevaba observando un buen rato, le incomodaba tanto la presencia de Hanbin, nunca habían hablado directamente y él siempre lo miraba mal.

¿Porqué siempre es así?, ¿acaso no le gusto?, ¡eso es imposible!, si yo le gusto a todos, ¿porqué no le puedo gustar a él? Que rabia.

Tomó toda la copa de su vaso de un sólo trago y se paró de la barra para dirigirse a donde estaba Hanbin.

Al ya estar delante de él, se sentó en sus piernas quedando a sólo centímetros de él. Este ni se inmutó, sólo se quedó viendo a Hao algo confundido.

—Creo que tomé mucho alcohol, ya estoy alucinando —mencionó parpadeando repetidas veces

—¿No crees que soy real? —rió  —si quieres me puedes tocar para comprobarlo

—¿Qué quieres? —preguntó un poco incómodo

—¿Eres hetero?

—Y a ti que te importa

—Yo lo quité la heterosexualidad a muchos —el pelinegro no respondió —¿qué estás tomando? —agarró la cosa que se encontraba en la mesa y la probó —¿es champagne?, está rico... —miró a Hanbin a los ojos —como tú

—¿A que viniste? —alzó las cejas mientras fruncía el ceño

—¿De verdad no te gusto? —hizo un puchero —¿nunca me viste con otros ojos?

—¿Porqué me gustaría alguien que se acuesta con el primero que ve?

—¿Porqué lo dices de esa forma? —rió —¿estás celoso de que ninguno con los que me acosté fuiste tu? —Hanbin rió

—Gay, ninfómano y promiscuo

—Soy bisexual, idiota

—¿Bisexual? —comenzó a reír —claro, lo dice que el que sólo tenía rumores de que se acostaba con hombres

—Al parecer estabas muy pendiente de esos rumores porque los conoces

—Lo sabía toda la universidad, no es novedad

—Supongo que también escuchaste que soy muy bueno en la cama —se acercó a su oreja y susurró —¿no lo quieres comprobar?

—Si acepto, créeme que no voy a ser amable contigo —advirtió

—Eso es justo lo que quiero —se acercó a sus rostros colocándose a milímetros de sus labios —alguien que no me tenga piedad

Hanbin acarició la cintura del castaño sintiendo lo pequeña que era, le encantaba esa sensación de tenerlo entre sus brazos. No pudo contenerse más y lo besó, de verdad lo odiaba, odiaba que lo provoque con tan poco, odiaba verlo sonreír tan lejos de él, que hablara con otras personas, que tuviera sexo con ellas, odiaba que tuviera un cuerpo tan bonito y no lo pueda tocar, odiaba que tenga unos labios tan lindos sin que los pueda besar, quería tenerlo debajo de él gimiendo y rogándole por más, era lo que tanto deseaba desde la primera vez que lo vio entrar por la puerta de la universidad.

Quería que fuera suyo aunque sea por una noche.

—Mierda —Hao se alejó repentinamente al sentir una fuerte mordida en su labio inferior dada por el contrario —, me dolió

—Eso no es nada comparado con lo que te voy a hacer —movió al castaño a un lado para levantarse del sillón, lo tomó de la mano y lo arrastró fuera del hotel

—¿A dónde vamos?

—Cállate y camina

—Uy —soltó una risita —así me gustan, dominantes —se aferró al brazo de Hanbin y sólo lo siguió

En el camino se comenzó a reír ligeramente viendo como el suelo se movía, todo causado por el alcohol, por poco y se cae.

—Ten cuidado —el pelinegro lo detuvo antes que se golpeara contra el piso —¿estás bien? —comenzó a reír al ver lo mareado que se encontraba, le pareció gracioso su estado

—Veo luces —se acomodó volviendo a como estaba antes volviendo a seguir a Hanbin

—Ya llegamos, entra —le seguía jalando del brazo con fuerza

—¿Qué es esto? —miraba el lugar a su alrededor —¿aquí es donde la gente se casa? —comenzó a sonreír —¿te quieres casar conmigo?

—Buenos días, padre —dijo el pelinegro tratando de caminar, el alcohol se le había subido camino a la capilla —digo, noches

—Días —repitió lo que dijo el contrario
comenzando a reír

—Shhh —se llevó un dedo a los labios —respeta a Dios —dijo y después se empezó a reír

—Buenas noches, jóvenes —decía el cura sonriente

—¿Donde firmo? —mencionó Hao de repente haciendo reír al pelinegro

Se acercaron a la mesa y el hombre sacó unos papeles diciéndoles donde deben firmar a pesar que les explicara como funcionaba todo ellos sólo se seguían riendo, estaban sonrojados y a las justas se podían mantener de pie.

—¿Gustan escoger los anillos? —les mostró una vitrina con diferentes modelos

—Este —seleccionó el castaño encaprichandose con el objeto a pesar que el cura le trató de explicar que no era su talla, al final se lo tuvo que dar y ambos se lo pusieron —qué bonito me queda

—¿Cuánto es? —preguntó Hanbin mientras tenía al contrario a su lado tratando de colocarle el anillo

—15mil dólares, chicos

—Ay, que barato —dijo haciendo que Hao se comience a reír por aquello empujando levemente al pelinegro

Un chico que trabajaba en la capilla salió de una habitación para despedirse del hombre y fue detenido por los dos muchachos quieren le pidieron que les tomara fotos. Este aceptó tomando el celular de Hao y comenzando a fotografiar.

Se veían tan felices, como si en verdad fueran una pareja. Salieron de la capilla comenzando a dar vueltas por la calle, se tenían que apoyar entre ellos para seguir caminando, su objetivo era llegar al hotel sanos y salvos, pero justo casi son atropellados. Hao cruzó sin mirar y Hanbin lo jaló hacia él al ver que venía un carro a toda velocidad y como no se podía mantener de pie, se terminó cayendo en la acera con el castaño encima de él. Al notar lo que acababa de pasar se volvieron a reír.

Llegaron al hotel y Hanbin siguió arrastrándolo hasta el ascensor, se tuvo que acercar a los botones para ver los números porque estaban borrosos para él ahora que estaba muy ebrio. Subió hasta aquellas habitaciones en los últimos pisos donde se podía pasar una noche divertida en compañía

El pelinegro cerró la puerta de la habitación, y ahí fue donde comenzó todo, los recuerdos se fueron borrando en la memoria de cada uno, ni siquiera sabían que era lo que iba a ocurrir mañana, pero disfrutaron como nunca esa noche.

Hanbin jamás pensó que sus deseos más internos en su mente se estaban por cumplir... y Hao no imaginaba que esa sería la noche que cambiaría su vida para siempre.

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Esposos por accidente 🥂 HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora