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Hao tomó un bocado de aire y caminó a la barra donde se encontraban Hanbin y Matthew, con cada paso que daba se ponía más nervioso pero trató de controlarse, él no era así, era raro que se ponga nervioso por alguien.

—Hola Matthew, ¿estás ocupado? —posó su mano en el hombro del mencionado colocándose a su lado teniendo a Hanbin en el otro extremo

—Iré a apostar un poco en el póker, nos vemos Matt —el pelinegro de repente se levantó alejándose de ellos como si no hubiera visto a Hao

¿Me acaba de ignorar?

—Cla-claro, nos vemos —respondió el rubio un tanto descolocado con la acción de su amigo

—¿Me ignoró? —dijo con tristeza en sus ojos

—Creo que sí, pero...

—No debí venir, me siento tan estúpido —quiso irse pero el rubio lo detuvo

—Espera, no te vayas, ya te dije que no tienes que ser tan impulsivo, puedes acercarte y hablar con él

—¿Para que me ignore de nuevo?, no lo haré

—Impulsivo y orgulloso

El castaño escuchó esas dos palabras juntas y las tomó como un desafío así que se acercó a Hanbin lentamente, se veía muy sonriente junto a las personas a su alrededor pero esa sonrisa se le borró apenas lo vio acercarse, inventó una excusa que Hao no pudo oír porque seguía un poco lejos de él, sólo observó como él se dirigió hacia el baño.

Algo en el interior de Hao se quebró y unas pequeñas lágrimas invadieron sus ojos, el pelinegro estaba evitándolo a propósito y claro que había razón para hacerlo, pero aquella sensación era tan horrible, lo consumía. Y tampoco quería estar persiguiendo a Hanbin toda la noche como un psicópata, sin embargo, la palabra "impulsivo y orgulloso" resonaba en su cabeza haciendo que pierda totalmente la dignidad.

Sin lograr nada.

Entró al baño viendo a Hanbin lavándose las manos, Hao se apoyó en la puerta pensando en qué decirle para iniciar una conversación. Se acercó a él mirándolo a través del espejo.

—¿Hanbin? —observó como este se inmovilizó unos segundos —¿podemos hablar? —cerró el caño tomando un poco de papel toalla para secarse las manos fingiendo que no escuchó nada

Otro golpe más para el chino, lo sintió como si fuera una apuñalada pero lo siguió a todas las partes que este caminó manteniendo la mirada fija en él a pesar que el contrario no haya volteado a verlo en ningún momento. Estuco así durante media hora pensando en que ya no podía más y a pesar que llamara su nombre sutilmente él no escuchara.

Hasta que por fin, cuando él se iba a regresar a su piso, el castaño lo tomó del brazo deteniéndolo, este lo miró fijamente a los ojos por primera vez en toda la noche.

—Qué —mencionó con desinterés, como si nada. Hao ya no supo que decir ante eso, los ojos de Hanbin hacían parecer como si no le importara lo que le fuera a decir

—Hanbin, hola —una chica se acercó a él, el castaño inmediatamente soltó el brazo de este por el nerviosismo

—Oh, hola —saludó con una gran sonrisa haciendo que Hao se sintiera mucho peor de lo que ya estaba

A ella si le sonrió.

Se pusieron a conversar delante de él como si no existiera, no soportó más y se alejó completamente de ellos regresando a su habitación, se acostó en su cama arrepintiendose de todo.

...

—¿Quieres hablar en otro lugar más privado? —preguntó ella de manera coqueta y Hanbin entendió al instante que era lo que quería

—Lo siento, ahora estoy ocupado —dijo con amabilidad

—Bueno, está bien, pero si me necesitas me llamas —guiñó un ojo para luego ir a seguir haciendo sus cosas

Hanbin se volvió a acercar a la mesa de póker a jugar, pero esta vez ya no se podía concentrar, no le gustó haber estado ignorando a Hao pero él le había estado haciendo lo mismo durante días, sólo quería que él por una vez sintiera lo que él sintió.

Y si que lo hizo.

Por primera vez, Hao había experimentado lo que era la indiferencia. Era un sentimiento que ya odiaba y recién lo había descubierto.

...

Los siguientes días no fueron mejores, a pesar que el castaño estuviera ahí delante, Hanbin pasaba de él, entendió que lo merecía después de todas las veces que le habló comparado con eso no es nada, y es que el pelinegro por más molesto que ha estado, jamás le habló mal y menos en la forma en la que Hao le habló a él.

El castaño se encontraba en la ruleta jugando un rato aún pensando en Hanbin, no se encontraba en el casino pero no podía quitárselo de su cabeza.

—Rojo —mencionó el color como siempre y se distrajo unos segundos sin darse cuenta

—Hao, el número

—Ah, eh... uno —respondió rápidamente antes de volver a sus pensamientos, ¿debería buscar a Hanbin o no?, sabía en que piso se hospedaba pero el número de su puerta no

—Hao... —volvieron a interrumpirlo

—Dime —el castaño giró a mirar a su compañero que estaba un tanto inquieto y al notar las demás miradas de los presentes alrededor se extrañó más, hasta que miró la ruleta...

—Salió negro 13, perdiste —mencionaba el chico de su lado con tristeza

—¿Qué...? —el castaño se quedó inmóvil sin asimilar lo que acaba de pasar —no... no... no puede ser, no... yo... yo nunca pierdo...

—Lo siento Hao, ¿no quieres jugar de nuevo?, quizás...

—¡Era mucho dinero! —gritó con desesperación —devuélvame mi dinero —el castaño trató de agarrar las fichas de su contrincante para quitárselas

—¡Hey! —el robusto hombre las movió a un lado comenzando a reírse de Hao —¿sabe lo que es perder?, seguro que nunca te pasó, ¿verdad, bonito?

—Mi dinero... —sintió que iba a llorar en cualquier momento

—¿Quieres tu dinero? —preguntó aquel hombre de manera atrevida —tendrías que hacer algo por nosotros —mencionó y detrás de él apareciendo dos hombres de su misma contextura, grandes, altos y robustos

—Acepto —dijo sin más, sólo pensando en que quería su dinero de vuelta

—Entonces ven con nosotros —dijo uno de ellos comenzado a caminar con los otros dos haciendo que Hao los siguiera

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Esposos por accidente 🥂 HaobinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora