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Habían pasado ya una semana y media de el parque de diversiones, había estado yendo a la cafetería donde Michael trabajaba, él no parecía hablar con otros clientes, solo hacía lo que hizo el primer día que vine aquí. Conmigo, si hablaba, ya sabía varias cosas de él, como que le gustaba la pizza, pintarse el cabello, tocar la guitarra, jugar videojuegos, pasar tiempo con amigos o familia, y, estar con sus dos perros. Southy —o South —, y Moose Moose. El macho, South, era muy tierno, lo había visto en algunas fotos, no sé mucho de perros, pues prefiero los gatos, y no le pregunté, me dió pena.

No le había dado su camisa, quizá simplemente quería quedármela, porque, el olor que desprendía era diferente, olía a detergente de ropa, y a perfume de él, pero había otro olor, como si su piel lo desprendiera. Era toda una combinación de perfume con olor fresco, pero juvenil, al igual que como cualquier perfume de hombre, olía como a ¿masculinidad?, ah, no sabía cómo describir el olor, detergente, algo normal, un olor rico. También olía un poco a café, supuse que por el lugar donde trabajaba, también tenía un pequeño toque a crema corporal. Lo demás, no sé cómo explicarlo, quizá como cuando hueles tu brazo y huele a...¿piel?, era algo raro, una vez escuché que cada persona tenía su propio olor, y lo acababa de comprobar.
Aparte de que yo era una persona que olía todo, la comida, la ropa, el aire, todo lo olía. Y en aspecto de comida, si el olor no me gustaba, el sabor tampoco, en mi defensa, sabe como huele, así que, si. Tampoco soy de esas que les ofreces algo desconocido y sin problema se lo aceptas, para nada, no lo hago con ningún amigo, con nadie.
Bueno, si había una persona. Mi papá.
En él era en quien más confiaba, sabía que el nunca me daría algo que me desagradara, siempre decía "Pide algo que no hayas pedido antes, si no te gusta, pides lo que siempre pides y yo me como lo que no te gustó." Él era así, mi papá era la mejor persona para mí.

Hoy era Jueves, y Michael no me había pedido su camisa, parecía que también quería que la tenga, que lindo.

Hoy me la puse, quería ver que pasaba, si él de verdad quería, porque yo, si quería quedármela, y quería que él quisiera que me la quede.

Llegué a la cafetería, casi a la misma hora de siempre, Michael ya sabía que yo llegaba a esta hora, y una que otra vez, venía a comer con él. Uh-huh, me escapaba de la escuela en el descanso (eso no se podía, o quien sabe), y venía a comer con él, aparentemente, nuestros horarios de comida coordinaban. Me había contado como conoció a los chicos, al igual que estuvimos hablando sobre la cita de Calum y Diane, al parecer iban a salir más, para conocerse bien y ver que pasaba. Él me contó la versión de Calum, y yo le conté la versión de Diane, eran parecidas, aunque, claro, Calum con sentimientos distintos a los de Diane, Calum estaba fascinado, dijo que hablar con Diane era súper entretenido, y relajante. Diane dijo que hablar con Calum era divertido, y emocionante, "Tiene mucho que contar, una historia bastante buena", dijo Diane el día siguiente que llegó a sentarse en nuestra primera clase.

Había pocas personas, siempre llegaba por lo menos una hora antes de que fuera mi entrada a la escuela, así no tenía prisa. Me formé detrás de las dos personas que había en la caja, la voz de Michael se hizo presente al saludar y empezar a tomar la orden, sonreí inconscientemente, dejé de hacerlo en cuanto sentí la mirada de una niña en una de las mesas, la miré y la saludé con la mano, ella se bajó de la silla y caminó hacia a mi. Su madre ni siquiera lo notó, estaba en su celular.

—Hola. —Dijo la niña, tomando mi mano para llamar mi atención. Bajé la mirada hacia ella

—Hey, ¿Cuál es tu nombre?

—Lya. ¿Y tú cómo te llamas?

—Que bonito nombre, Lya. —Sonreí mirándola y di un paso hacia enfrente, ya que la fila había avanzado. —Sally.

End Up Here || Michael CliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora