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Me colocaba el uniforme de la cafetería mientras por el teléfono sobre mi oreja me permitía escuchar la voz de Ashton. Me estaba invitando a salir con los chicos, su —casi — novia y sus amigas, iríamos 8 en total, a un parque de diversiones, la única vez que fui a uno fue cuando tenía 7 años, y actualmente tenía 18, me lo pensé mientras el seguía intentando convencerme.

—Está bien. ¿A qué hora y en dónde?

Él chilló de la emoción, reí levemente al escucharlo y siguió hablando. Era el Viernes, a las 4 de la tarde, nos veríamos aquí, ¿Qué obsesión con mi trabajo tenían?, no me quejé de igual manera, todos éramos demasiado idiotas como para vernos en otro lado sin perdernos. Colgué en cuanto le confirmé, terminé de acomodar mi uniforme y sentí una mano tocar mi hombro, me di la vuelta.

—Hey, oye...¿Puedes cubrir turno de Parker? Tenemos que salir, su madre nos necesita en casa. Volveremos antes de que cierre el lugar.

—Pero, tengo que ir...

—Michael, por favor. Es solo por hoy.

—Armstrong, ayer te mencioné que hoy y mañana tengo que hacer exámenes.

—¿Enserio? No recuerdo. —Suspiré y apreté mis puños, lamí mis labios y asentí.

—De acuerdo, no tarden, por favor. Tengo que llegar allí a las 5.

—Nos tendrás aquí a las 4. Gracias, amigo. —Llevó su mano a mi cabeza para revolver mi cabello, en cuanto se dio la vuelta y salió del lugar, respiré profundamente. Me peiné y entre hacia la caja, había varios clientes esperando.

Los Armstrong eran muy aprovechados, sabían que yo necesitaba dinero, por eso lo hacían, porque para evitarse el escuchar mis quejas, me iban a pagar el doble, y no me quejaba. El problema era que nunca me escuchaban, siempre avisaba cuando tenía que salir temprano, pocas veces prestaban atención, o lo recordaban.

Tomé mi botella de agua y le di un sorbo antes de empezar a atender a las personas que habían estado esperando. Con cada cliente, me disculpé por la tardanza, tuve que inventar que el café acababa de llegar.

Uno de mis compañeros, tenía una mueca mientras preparaba todos los pedidos. Cuando ya no hubo más clientes por atender en caja, me acerqué a él y empecé a ayudarle a preparar todo.

—¿Por qué sigues aquí, Michael? Siempre te hacen lo mismo, no los soporto... —Dijo el, mirándome como "¿Eres idiota o qué?". Para ser sincero, él me agradaba más, era más tranquilo y, según yo, teníamos más conexión entre nosotros que con Parker.

—Tyler, Tyler, Tyler... Estoy aquí por lo mismo que tú. Ambos necesitamos ese dinero. No sé para que lo vayas a ocupar, y sinceramente, no me interesa, pero. ¿Qué más podemos hacer? Si renunciamos, no nos darán ningún pago antes de irnos. Lo sabes.

—Pff, son tan horribles. Apuesto a que van a ir a gastar su sucio dinero en ropa, joyas o cosas que no necesitan.

—Calla ya, ¿Te imaginas que haya micrófonos ocultos? ¡Ah! que horror.

—Eres de ideas locas, ellos no. Entonces da igual si-

La campana lo interrumpió, el frunció el ceño y dejó el vaso que estaba preparando de mala gana, suspiró antes de empezar a caminar hacia la caja, le di un vistazo a las personas que habían entrado.
Ahí estaba ella. Con sus amigas, quizá. Todas iban riendo, ella era la única a la que miré, dejé el vaso y me peiné, caminé rápido hacia Tyler y lo tomé del brazo, me miró confundido.

—Yo las atiendo, se me da más. Tú tienes cara de odiar al mundo.

—Porque así es en este momento. Pero bien, te las dejo. —Se encogió de hombros y palpó mi hombro, caminé hacia la caja y miré que estaban viendo hacia la vitrina donde había comida. La rizada miraba a una de las chicas con diversión, como haciéndole burla mental.

—Hola, chicas. Buenos días. ¿Qué van a llevar? —Le sonreí a la chica más baja. Ella me devolvió la sonrisa y se acercó a mi.

—Hola, yo quiero un baigel, por favor. Y un chocolate frío.

—Okay. ¿Las demás?

Sally se acercó, me dio una sonrisa y se la devolví. 

—Hola.

—Hola.

—Mmm, ¿Me das un croissant de jamón y queso? Por favor. Ah, y, un café, frío por favor.

—De acuerdo... Sally, ¿verdad? —Después de haber hablado, me di una paliza mental, que acosador había sonado. Pero ella rió.

—Si, si, el otro es a nombre de Diane. Gracias, Michael.

¡Había leído mi nombre! ¡Y me había llamado por él! Ay, Dios, que sentimiento más curioso.

Después de eso, se acercaron dos chicas más, tomé su orden y fui con Tyler a ayudado a preparar todo, ambos fuimos a la mesa donde las chicas se habían sentado, les dejamos sus platos y bebidas a cada una, ambos nos fuimos y volvimos para seguir atendiendo a cualquier necesidad de cualquier cliente.

Segunda vez que venía en la semana, ¿Vendría diario? Podría verla cada momento de mi vida sin cansarme.

AY, me emociona demasiado esto KAJAJJAJ, es tan lindo Michael. Estoy pensando en hacer más capítulos narrados por Mike que por Sally, se me hace mucho más fácil.

xoxo,
Sally C.

End Up Here || Michael CliffordDonde viven las historias. Descúbrelo ahora