6. La tormenta

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📅 DIAS DESPUÉS

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📅 DIAS DESPUÉS

Subo las escaleras del avión de Charles intentando reprimir un bostezo. Tenía que haberme echado un rato después de comer, pero, era eso o el viaje. Y me muero por ver a las gemelas de Valeria y Carlos. Llevo diciéndoles que iría a verlas mucho tiempo, pero lo he pospuesto tanto que he tenido que obligarme a mí mismo a hacerlo. Algo de lo que no me arrepiento porque tengo muchas ganas de conocer a esas luchadoras, y creo que también necesito darles un buen abrazo a sus padres. 

Diana y Charles no han podido venir porque el pequeño Arthur tiene la gripe y se han quedado los dos con él. Así que, viajaré solo a Madrid para ver a las pequeñas y a mis amigos. En cuanto entro en el avión, me llevo una grata sorpresa al ver a Thalía, libro en mano, sentada en uno de los sillones. Me permito observarla durante unos buenos segundos, antes de que ella se percate de mi presencia. Se ha recogido su melena castaña en un par de trenzas, despejando así, todo su rostro. Apenas va maquillada, si acaso, los labios y nada más. Algo que no le resta ni un ápice de su atractivo. Se muerde la boca cada vez que lee, pareciéndome esto de lo más sensual. Bueno, joder, toda ella lo es.

- "Rojo, blanco y sangre azul" , ¿Qué coño os pasa a las tías con ese libro? –llamo la atención de Thalía, la cual no se muestra para nada extrañada de verme ahí. Deja el libro a un lado y se dispone a contestarme tranquilamente.

- Tendrías que leerlo para entenderlo. Te darían ganas de hacer realidad Carlando –el tono burlón de su voz hace que ruede mis ojos. Camino hasta sentarme frente a ella, dejando mi mochila en el sillón de al lado- por cierto, has tardado, ¿Qué coño hacías?

- ¿Sabías que voy a Madrid? -creo que el tono escéptico de mi voz es bastante evidente a juzgar por cómo ella me mira.

- Si, porque yo también voy. Le dije a Charles que necesitaba un descanso y me sugirió ir a ver a Carlos y Valeria. Me contó que tú ibas y me ofreció el avión.

Charles Leclerc. De profesión celestino. Esto es obra suya. Y hasta dudo de que Arthur esté enfermo. 

- Pues genial entonces. Me alegro de que tú también vayas. Por lo menos nos divertiremos durante el vuelo -me dejo caer en el asiento frente a ella, resoplando ligeramente.

- ¿Se te ocurre como podemos divertirnos? -el tono meloso de su voz viaja directamente hacia mi polla, la cual se agita en mis pantalones. Le contestaría lo que realmente quiero, pero, ahora que he avanzado con Thalía, no voy a desplazarme de nuevo hacia atrás.

Aunque desee follármela en los asientos de este puto avión.

Aunque desee follármela en los asientos de este puto avión

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