7. Sin arrepentirse

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📅 AL DÍA SIGUIENTE

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El señor que se encarga de la casa de los padres de Carlos, recogió todo el estropicio de anoche. Y encima ha hecho el desayuno. Bostezo ligeramente a causa del sueño que tengo. Y sonrío. Porque no he dormido y es algo de lo que no me arrepiento. Le he hecho caso a Diana. Ya no podía más. Tener la tentación tan cerca y no caer en ella, es de idiotas. Y yo ya hace tiempo que lo soy por Lando, así que, una más, tampoco creo que importe. Solo que estoy deseando que aparezca para ver como se comporta conmigo. 

-Huele a café. Y a tostadas -como si lo llamara, el británico aparece por la puerta aún medio dormido. Su pelo está revuelto y ni siquiera se ha peinado. Y verlo así me recuerda cuando anoche enredaba mis manos en esos rizos mientras él estaba encima de mi.

-Nos han hecho el desayuno -Lando me sonríe acercándose hacia donde estoy. Me da un pequeño beso en los labios y va hacia la cafetera para servirse café. Me quedo mirándolo un poco sorprendida por ese beso, pero, lo que me encuentro es una mirada divertida por parte suya.

-No me mires así. Los amigos se dan besos, ¿no? Aunque si te molesta...

-Oh, no, no me molesta -le respondo ocultando una sonrisa. Lando se sirve café en una taza y se sienta a mi lado para desayunar.

 Lando se sirve café en una taza y se sienta a mi lado para desayunar

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-Me ha llamado el piloto del avión. Que lo avisemos cuando estemos listos para irnos. Ya han abierto el aeropuerto de Madrid -me informa Lando comiendo su primera tostada.

-Genial. Creo que voy a subir a ducharme. Me visto y nos vamos cuando quieras.

Termino mi taza de café y una conversación espontánea surge entre nosotros. Ambos estamos nerviosos por ver a las gemelas y sobre todo, para comprobar de primera mano como están nuestros amigos. Sus hijas llevan más de un mes en una incubadora, luchando por su vida, y eso merma el ánimo de cualquiera. Acabo mi desayuno, poniéndome en pie para subir a ducharme. Lando me da una pícara sonrisa mientras llevo los platos al lavavajillas.

-Si quieres ayuda para lavarte el pelo, me lo dices -Lando me guiña uno de sus ojos, y suelta una carcajada. Aprieto mis labios sin contestarle, saliendo de la cocina, pero, soy débil, lo sé. Así que, antes de irme, le doy una mirada con la que se lo digo todo.

4Lust (Runner 4)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora