En Lando Norris está la decisión de cambiar su vida. De ser valiente y arriesgado, o seguir siendo esa joven promesa. Sus decisiones lo llevarán hacia ella o quizás lo alejaran. Todo depende de si él quiere luchar.
Thalia DiAngelo se consolida como...
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📆FINALES DE FEBRERO
📆TRES SEMANAS DESPUÉS
📍BAHREIM
Necesito café o juro que me voy a dormir en cualquier esquina. El entrenamiento de hoy me tiene exhausto. Pero, es necesario, pues en un par de horas los monoplazas comenzarán a rodar y quiero estar preparado para todo. Saludo a mis mecánicos y me dirijo a la máquina de café. Pongo uno de los vasos de papel y espero pacientemente a que este se llene.
- Lando –desvío mi mirada hacia una de las esquinas de esta pequeña sala de descanso, para ver a Thalía agitar un vaso llamando mi atención.
- ¿Cómo lo quieres? –le pregunto sin poder apartarle la vista. Pensé que el tenerla tan cerca y que ella fuera mi jefa, me haría olvidar cualquier sentimiento que tuviera por ella, pero, nada más lejos de la realidad. Lo que Thalía me hace sentir, me golpea cada vez con más fuerza si cabe.
- Con un par de dedos de leche. Y dos azucarillos, por fi.
Ella frunce sus labios después de su petición. Le doy una pequeña sonrisa y me doy la vuelta para prepararle ese café. Llevo mi mano al pelo intentando calmarme. Por ella y por todo lo que me rodea. En un rato son los libres. Mis primeros libres con Ferrari. Hoy tengo que demostrar más de lo que debo. Los test para mi no fueron todo satisfactorios, y aunque todos me dicen que no me preocupe, que acabo de llegar, como aquel que dice, necesito darlo todo.
Cojo el café de Thalía y me dirijo hacia donde está. Me siento a su lado después de poner delante suya el vaso, y aunque intento no mirarla, sus ojos me atraen de nuevo a que lo haga.
-Quita esa cara, Norris. Solo son los libres -ella parece conocer mis pensamientos, no en vano, anoche estuvimos hablando hasta tarde y si, acabamos de nuevo en la cama, porque es inevitable que lo hagamos cuando estamos juntos.
-Para mi, todo es competir, Thali. Y estoy nervioso. No quiero a los haters diciéndome que Ferrari me queda grande.
-¡Ay, Norris! Eres un puto dramas -Thalía rueda sus ojos y acaba poniendo mi mano justo encima de la suya. Se siente demasiado bien sentir la calidez de su piel contra la mía- vas a salir ahí fuera y hacerlo como tú sabes. Porque para eso estás aquí. Y después, vamos a ver la peli esa del videojuego que te gusta.
Frunzo mis labios mirándola. Su sonrisa, su seguridad y confianza en mi, es todo lo que necesito. Pero, una cosa es decirlo y otra muy diferente, hacerlo. Sigo hablando un rato más con ella, pero esta vez, dejando a un lado mis inseguridades. Charles se acerca hasta donde estamos, dejándose caer en una de las sillas frente a mi.
-Sin ofender, eh, Norris, pero los echo de menos -sin decir nombres, sé que a se refiere. Carlos y Valeria son muy queridos en Ferrari, y también en el resto del circuito y es cierto que su ausencia es muy sentida por mucha gente.
