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Capítulo 8 : Establecimiento de la rutina

Las siguientes semanas pasaron en un borrón del que Draco solo se sentía parcialmente consciente, ajustándose a su nuevo papel como Abraxas y trabajando más duro de lo habitual para mantener su cordura. Sin embargo, al final de la primera semana, había establecido un poco de rutina.

Se despertaba por la mañana, siempre en su cama,  y encendía el fuego en su hogar antes de ir al baño y hacer que el agua de su ducha estuviera tan caliente que su piel se ponía roja y le picaba. El consuelo que una vez encontró en el calor ahora había sido reemplazado por el deseo de ser sofocado por él. El aire del baño se llenaba tanto de vapor que le lamía la piel y lo dejaba secándose con la toalla una mezcla de gotas de agua perdidas y rastros de sudor salado. A veces llamaba a Libby para que le ayudara a vestirse, dependiendo de lo dolorido que estuviera la noche anterior.

Por lo general, solo estaba lo suficientemente dolorido como para necesitar la ayuda de Libby si Tom tenía motivos para ‘celebrar’.

Después de ducharse y vestirse, se reuniría con sus padres para desayunar en el comedor íntimo de la planta baja de la torre sur. El comedor principal en el que había crecido comiendo ahora se consideraba un lugar de reunión general para los mortífagos que deambulaban por la propiedad, convirtiéndose en otra habitación de la mansión que evitaba siempre que podía. El comedor de la torre sur era pequeño y acogedor, y tenía protecciones que solo permitían que los miembros de la familia Malfoy vieran la puerta de entrada.

El desayuno era su comida favorita estos días, ya que normalmente era el lapso de tiempo más largo entre él y su cita permanente con Tom en el ala norte. Se acostumbraba a una conversación ligera con sus padres, teniendo mucho cuidado de mantener los temas lejos de cualquier cosa que pudiera conducir a una discusión sobre su realidad actual. Su padre contaba eventos históricos sobre los que había leído a lo largo de los años, o magos y brujas famosos que había admirado en sus estudios. Su madre recordaba sus recuerdos favoritos que compartieron juntos, como sus viajes a París en otoño o las representaciones pasadas de su tradicional Gala de Navidad.

Ninguno de ellos habló del futuro, ya que estaba lejos de estar garantizado para ellos.

Después del desayuno se trasladaría a una de las bibliotecas en los pisos superiores de la mansión, tenía pocas ganas de regresar a la quinta biblioteca en las mazmorras. Volvía a leer sus libros favoritos, convocaba a Libby para partidas de ajedrez y redactaba cartas a sus amigos que rara vez enviaba. Dudaba en comunicarse con Pansy y Blaise, preocupado de que cualquier asociación con él aumentaría la presión para que se unieran a las filas del mal que actualmente habitaban su casa.

El almuerzo fue tranquilo, pero generalmente era alrededor de la hora del almuerzo cuando comenzaba a sentir el peso de lo que se esperaba que hiciera por la noche. Se recordó a sí mismo que era un Malfoy, un Slytherin, demonios incluso un Géminis si sentía que los rasgos del zodíaco se aplicaban a él lo suficiente como para hacer que las veladas con Tom fueran más fáciles. Mientras se sentaba en uno de los sillones de la biblioteca y contemplaba los jardines desde las ventanas altas y anchas, se concentraba en sus planes para superar las pruebas actuales de la vida.

A las 5:30 de cada tarde, lo esperaban para la cena. Caminaba despacio por los pasillos y pasaba los dedos suavemente por las paredes vacías de las que antes colgaban retratos de sus antepasados y cuadros de la finca a lo largo de los años. Los pasillos yermos parpadearon a la luz de las antorchas y le hicieron llorar por una familia que sentía que ya había perdido. Sin embargo, a medida que se acercaba al estudio del ala norte, adornaba la máscara de Malfoy con una facilidad practicada y usaba el papel de Abraxas como una túnica larga de invierno.

Llamaba a la puerta cuando llegaba, pero nunca esperó una invitación. Simplemente empujando la puerta para abrirla y mirando directamente a los ardientes ojos rojos de Tom Riddle.