Continuación del Flashback
Lo normal era que antes de una prueba tan importante se duermiera poco, Hikaru, no.
A diferencia de Yuna o de Sora, Hikaru durmió a pierna suelta, tanto que se despertó cinco minutos después de la hora a la que debía estar en el campo de entrenamiento número siete. Se puso los pantalones, las sandalias y la sudadera. Se ató el protector a la frente. Cogió sus sellos explosivos, sus kunais... Si tenía que coger algo se le olvidó.
Sin desayunar salió de casa. Era de noche como un cuerno. No se veía nada. Faltaban dos horas para que amaneciera pero su posible maestro les había citado por alguna razón. Llegó con más de media hora de retraso y realmente preocupado. No tenía miedo de suspender, pero sí de que ni siquiera le dejaran a hacer la prueba. Sin embargo se llevó una extraña aunque agradable sorpresa a la vez.
Sora y Yuna estaban esperándole. Estaban callados. Callados y solos.
- Llegas tarde – le regañó la muchacha.
- Sí, pero por suerte no soy el último. ¿Dónde está Naruto-sensei?
- Si no está aquí es que no ha llegado – respondió lógico Sora.
- Vale, don perfecto. – Luego añadió - Pues llega tarde y recuerdo que pidió puntualidad.
- No le faltará mucho – dijo segura Yuna.
- Yuna-chan, en serio, se te nota mucho.
Su respuesta fue una contundente bofetada acompañada de un "idiota".
Los segundos pasaron con una desesperante tranquilidad hasta convertirse en minutos. Los minutos se convirtieron en horas. Mientras tanto mantuvieron una entretenida conversación en la que empezaron a preparar sus estrategias. Habían escuchado que Naruto era un defensor del trabajo en equipo. Estaban seguros que si trabajan en equipo los aceptaría como alumnos. La noche pronto dio paso al alba y el sol empezó a despuntar hasta elevarse en el cielo.
Seguían esperando cuando el sol alcanzó su cenit, al medio día. En más de un momento estuvieron por ir a buscar algo que comer, pero siempre les asaltaba la duda: ¿y si aparecía en ese momento? Cuando más desesperados estaban apareció, aunque de una forma que no esperaban. Apareció en lo alto de un árbol, sin que se percataran de ello y les lanzó tres kunais con sellos explosivos que les obligaron a saltar para esquivarlo. Era un ataque muy inocente, aunque Sora cogió a Yuna en brazos y tuvo que rescatarla. La chica se bajó casi al segundo enfadada. Hikaru sólo suspiró, luego le gritó al Hokage.
- ¡Llegas tarde y así te presentas!
El sensei bajó del árbol y les dijo:
- Lección número uno: nunca sabrás exactamente cuando el enemigo se va a presentar ante ti y debes estar preparado, para lo que sea – luego con una sonrisa dijo – Buenos días, ¿habéis dormido bien, dattebayo?
- ¡Hemos dormido menos de seis horas!, ¿a usted que le parece? – Exclamaron los tres, no obstante no sonó tan serio como pretendían cuando escucharon sus tripas rugir de hambre.
Naruto se rió.
- Lección número dos: hay que ir bien alimentados a las misiones. ¿Seguro que habéis pasado el examen de Iruka-sensei? – preguntó mesándose la barbilla.
- ¡Si esto no era una misión!
- Para vosotros sí. Para cada uno de vosotros, de hecho. He estado pensando. Mis deberes como Hokage no me van a permitir convertirme en vuestro sensei, así que sólo podré seleccionar al mejor de vosotros. Los otros... bueno les buscaremos otros maestros, tranquilos.
- ¿Pero dónde quedan las lecciones que nos enseñabas cuando eramos pequeños y estábamos todos en la Academia sobre el equipo y su importancia? – protestó Hikari.
El Hokage sólo asintió y luego continuó:
- Tengo un cascabel, éste que aquí véis – se lo enseñó. Ellos no sabían que se trataba del mismo que había empleado Hiruzen Sarutobi con sus tres alumnos, el mismo que luego uno de ellos, Jiraiya, había utilizado con el que se convertiría en el Yondaime Hokage y que éste lo había utilizado con el maestro de Naruto cuando era un aprendiz.- El que consiga arrebatármelo antes de que anochezca será mi estudiante y le concederé el deseo que más anhele.
Antes de que pudiera responder, con una gran velocidad, Yuna empuñó el arco que siempre la acompañaba cogió una flecha y con una excelente puntería disparó una flecha que arrancó el cascabel. No obstante, antes de que ni siquiera la flecha tocara el tronco del árbol en el que uno segundos después terminaría, Naruto apareció detrás de ellos con el cascabel en la mano. "Sí que es rápido, vaya" pensó Hikaru.
- Pero esperad al menos a que diga: "comenzamos" – y acto seguido desapareció.
Los tres chicos se miraron y se estudiaron.
- Vamos a tener que enfrentarnos para que sólo uno pueda conseguir el cascabel – dedujo Yuna que había comenzado a separarse. La muchacha, como todos sabían, tenía muchas ganas de poder pasar más tiempo con su sensei – Sora, me caes muy bien, pero...
- ¿Lo dices en serio, Yuna-chan? – le reprendió Hikaru – Somos amigos desde siempre, te enfrentarás a mi para intentar estar más con una persona que te ha entrenado desde pequeña...
- Ya lo sé, pero, Hikaru, tengo una gran deuda contraída y necesito el poder que Naruto-sensei puede enseñarme. Tú no lo entiendes – dijo ella, algo culpable.
- Sí, sí que lo entiendo, entiendo que no te das cuenta de que esto es una especie de prueba, ¿verdad Sora que realmete sólo quiere probarnos?
Pero Sora, no respondió:
- ¡Podrías responder y darme la razón! – le gritó Hikaru.
Sora volvió a no respoder.
- ¡Oh, será capullo! – Exclamó Yuna molesta - Nos ha dado el cambiazo. Es un simple muñeco, míralo bien, Hikaru ¡ha ido a cogerle el cascabel a Naruto!
Los dos no tardadon ni un minuto en ir a buscarle.
- Deberiamos cooperar – le sugerió Hikaru.
- Lo siento, Hikaru, pero sólo uno puede lograr su objetivo – Seguía empeñada.
- Eres una obstinada – le reprendió.
Finalmente llegaron hasta el campo de entrenamiento. Pudieron ver cómo Sora se encontraba peleando. Sora siempre llevaba dos espadas desde que se había convertido en gennin. Ahora peleaba sólo con una contra Naruto, quien no había desenfundado su katana. Sólo se limitaba a esquivar los ataques de Sora. Era una estupidez enfrentarse al más poderoso de los siete Hokages con una espada. ¿Es que no se daban cuenta de que el objetivo no era combatir contra él?
Desde luego, Yuna, no lo comprendía. La chica se lanzó a combatir, aunque no contra Naruto, sino contra el propio Sora. Al darse cuenta de esto el otro gennin retrocedió con el fin de desenvainar su otra katana para defenderse. Yuna combatía en el cuerpo a cuerpo con una técnica de taijutsu llamada de la escuale Tsunade, fuerza bruta, que la propia Sakura-sama le había enseñado, aunque en aquella ocasión iba armada con un kunai algo diferente al resto, del que siempre alardeaba que se lo había regalado Naruto y con un paraguas que escondía una pequeña hoja de acero. Lo cierto es que Hikaru se vio algo ridículo, pue sólo había traído, y gracias a Dios se decía, los kunais, las bombas de humo y los sellos explosivos.
Tal y como esperaba, Naruto desapareció de la escena del combate. Quizás Yuna y Sora fueran unos grandes luchadores pero él les superaba en una sola cosa. Era mucho más listo y muy observador. Se dio cuenta de que Naruto se había escondido en un árbol cercano para determinar cómo peleaban, aunque notó también su mirada en él.
No tuvo más remedio que acercarse a sus compañeros con su arma envainada y una lucha de dos se convirtió en un extraño combate a tres bandas, donde Sora y Yuna intercambiaban golpes y Hikaru intentaba desviarlos todos. Sora volvió a retroceder de un salto, siendo acompañado en el acto de Hikaru y de Sora.
Se quedaron mirándose hasta que el más silencioso de los tres comenzó a realizar unos sellos. ¡Un gennin no debería conocer esos sellos!, fue lo que pensaron Hikaru y Yuna. Sora tomó aire y justo antes de librar su ataque cayó en una sencilla trampa de Naruto. Uno de sus clones salió de la tierra enterrándolo a él.
- Está bastante feo que utilices esas técnicas contra tus dos compañeros – le regañó.
"Ahora es mi oportunidad, puedo quitarle el cascabel y pedirle que haga lo que yo quiera" pensaron casi a la vez Hikaru y Yuna. Sin embargo, el chico fue más rápido. Si la inteligencia era una cualidad que le definía, la agilidad también. No era el que realziara los jutsus más poderosos, de hecho, Iruka-sensei lo había aprobado de milagro. No era el que mejor peleara cuerpo a cuerpo. Pero si era el mejor esquivando y anticipándose al enemigo. Salieron los dos corriendo separados por unas milésimas de segundo.
No llegaron hasta su destino.
- Lección número tres: no déis nunca la espalda al enemigo y si no sabéis quién es, estad atentos – al decir esto se dieron cuenta de que Naruto ya no estaba mirando a Sora sino detrás de ellos.
Fue a propinar un fuerte golpe a Yuna para tirarla al suelo cuando Hikaru se situó entre los dos de un rápido movimiento. Interceptó el golpe cogiendo a Naruto de la muñeca.
- Te inventas todas estas lecciones, ¿verdad?
- La verdad es que no, dattebayo.
- Ya claro, lo que tú digas.
- Y os hacen verdadera falta por lo que veo.
Del suelo emergió otro kage bushin que tiró de ellos enterrándolos en el suelo hasta la cabeza.
- ¿Y esto es todo? ¿Éstas son las tres promesas que me prometió Iruka-sensei, dattebayo? – comentó decepcionado.
- Me has pillado con la guardia baja. Espera que salga de aquí – le replicó.
- Sí, voy a esperar a que salgas de aquí. Voy a esperar a que alguno salga de aquí, si es capaz... ¿Qué os dije yo?
- Que nuestra misión era recuperar el cascabel – respondió Yuna algo abrumada por haberle fallado al Hokage, y sobre todo, por haberse fallado así misma. Se habían dejado llevar y no le habían durado ni cinco minutos. Y ni siquiera había empleado alguna de sus técnicas
- Exacto. ¿Y qué más?
- Que si lo lográbamos uno conseguiría su mayor sueño y ser su alumno – respondió Sora a lo lejos.
- Exacto. ¿Y por qué habéis fracasado?
- Porque no trabajamos en equipo, como yo dije – remarcó el hecho de que ya lo había advertido, orgulloso.
Naruto se agachó y le dio un coscorrón.
- No alardees.
- Le has cogido gusto a esto de repartir, ¿eh? – preguntó jocoso Hikaru, quien se ganó otro.
- El shinobi debe ser obediente y humilde. Fuisteis obedientes e intentastétis cumplir con la misión. Precisamente os prometí un premio para ver cómo reaccionabais, si anteponiáis vuestros deseos al bien de la misión. Pensaba escogeros a los tres pero ahora me he dado cuenta de que en vosotros no está el espíritu de equipo así que voy a tener que abandonaros a vuestra suerte – las palabras de Naruto fueron realmente duras. Hikaru observó como sus rasgos se endurecían al decir aquellas palabras. El amable, sonriente y juvenil rostro del Nanadaime Hokage
- ¡No por favor, Naruto-sama! – pidió Yuna casi como si volviera a tener cinco años.
- Naruto-sama, por favor – la imitó Sora.
- Tíos, no seáis patéticos, este viejo amargado pasa de nosotros – les respondió algo molesto por su actitud tan infantil, si le hubieran hecho caso, pero él no se iba a arrastrar.
Naruto alzó una ceja y se acarició el mentón mientras reflexionaba:
- Queréis promocionar a chunnin y convertiros en mis alumnos, ¿eh?
- Sí – dijeron a la vez Yuna y Hikaru. Sora permaneció callado, como siempre.
El Hokage pasó a estudiarles durante unos minutos. La situación resultaba muy embarazosa para ellos, que seguían anclados en tierra.
- Está bien, os daré otra posibilidad. Las mismas condiciones, pero ahora sólo uno pasará y en esta ocasión no me contendré. Podéis sumar fuerzas o no.
- Pero... - intentó protestar Hikaru.
- Me da igual. Quien consiga el cascabel ganará mi tutela y la promesa que le he hecho. De acuerdo, seguís teniendo hasta el atardecer, espero que tengáis suerte – y Naruto volvió a desaparecer.
- ¡Pero podías habernos sacado del suelo! – Le gritó al aire.
Una sombra apareció ante él, era Sora. Realizó un sencillo sello y la tierra empezó a apartarse. Mantuvo el jutsu el tiempo suficiente como para que pudieran sacar los brazos. El resto tuvieron que hacerlo solos.
- Tenemos que pensar una estrategia. Está claro que no se va a dejar ganar. Sólo y sólo si unimos fuerzas puede que podamos hacer algo contra él – reconoció el misterioso y callado chico cuyo único sueño, decía, era proteger Konoha.
- Sí no te hubieras ido antes incluso que Yuna-chan nos hubiéramos ahorrado esta vergüenza, idiota.
- A ti te capturó sin ofrecer resistencia – le replicó.
Hikaru tuvo que callarse. Le miró ofendido e hinchó los carrillos cómicamente.
- Dejaos de tonterías. – espetó Yuna.- La culpa ha sido mía. He olvidado la regla más importante de un shinobi. Os pido perdón.
- Así se habla, te perdonamos Yuna.
- ¡CALLA, IMBÉCIL! – le gritó enfadada.
- Ésta si es la Yuna-chan que todos recordamos – le comentó a Sora Hikaru
- Tenemos hasta el atardecer y para eso faltan seis horas. Puede parecer mucho tiempo, pero el problema es que si Naruto-sama quiere ocultarse que no le encontremos, puede hacerlo. Tenemos que colaborar.
- ¿Cómo puede hacerlo? – preguntó Sora.
- Quizás no sea un experto en ese tipo de jutsus, pero si se clona y le he visto hacer más de cien, nunca daremos con él.
Hikaru de repente sonrió.
- Tengo una idea. Creo que el Hokage va a caer en su propia tramapa, pero tenéis que ayudarme. Además, ha sido bastante descuidado – se rió malévolamente.- Él nos ha infravalorado a nosotros.
- ¿Qué se te ha ocurrido? – preguntó Sora.
Los tres salieron corriendo del campo de entrenamiento para buscar al que iba a ser a su sensei. Se separaron justo en el mismo sitio donde habían estado esperándole durante horas y los tres empezaron a buscar por toda Konoha. Corrieron por sus calles intentando vislumbrar dónde se encontraba el Hokage. El plan de Hikaru era muy simple y estaban dándole cumplimiento: sólo tenían que actúar y engañar al Hokage.
Sin embargo, Hikaru tenía que reconocer que era algo arriesgado. Todo dependía de que Naruto no se diera cuenta de su engaño. Los tres buscaban por un rincón distinto de la ciudad y cada vez se desesperaban más por encontrarlo, pero lo cierta era que sabían que su maestro les seguía. "Ha picado en el anzuelo", pensó el chico con alegría viendo que había engañado a un Hokage, al mayor de todos ellos, o quizás no y se estaba dejando guiar.
Sea como fuere, pasaron las horas y el sol iba moviéndose buscando el atardecer. Seguían afaneados en buscar cada uno por su cuenta a Naruto. Estaba claro que se lo había puesto mucho más difícil. La intención inicial del Hokage había sido comprobar su capacidad de aprendizaje y de trabajo en equipo. Después quería ver qué estaban dispuestos a hacer por conseguir su sueño y los había llevado al extremo de enfrentarse necesariamente, aunque ahora no se iban a enfrentar, iban a conseguir cada uno su recompensa.
Un niño podía ser algo descuidado y dejar que le siguieran sin saber si quiera que lo hacían, pero no tres gennin y tres gennin que lo esperaban. En todo momento, desde que se separaron, un kage bushin de Naruto los seguía intrigado por la idea que Hikaru había plantado en su mente sin siquiera susurrarla: "¿a dónde irán?, no ven que les sigo"
Se reunieron cuando faltaba poco para el atardecer a las afueras del bosque que sepabara las casas de los clanes más estrictos como por ejemplo, la casa del Clan Uzumaki, sólo habitada por Naruto y Sakura en esos momentos.
- ¿Lo has conseguido, Yuna? – le preguntó Hikaru. No habían ensayado la conversación pero esperaban que fuera creíble.
- Sí. Fue un acierto lo que dijiste: "sólo le importas tú, así que te seguirá" – "Muy buena actuación. – He conseguido despistarle. Por suerte, suele aprovechar los jueves para reunirse con Sakura-sama en el hospital. No sé qué tienen que hacer. Naruto no se lo toma muy en serio y dice algo de "jugar a los médicos", pero debe ser algo necesario para los equipos médicos
- Bien, ahora su casa estará desprotegida. Seguro que tiene los cascabeles allí escondidos. Si no nos ha mentido, esos mismos fueron los que usaron con él y con su equipo cuando eran gennin. Debe quedar uno, el primero que llegue... - "llegue" era la palabra mágica para que comenzara la última fase de la treta.
Salieron corriendo mientras se introducían en la maleza. Hikaru hizo lo mismo, aunque fue el último. Realizó los sellos como habían convenido y en el siguiente salto quien continuó la marcha fue un bushin, sólo una mera réplica. Se escondió entra la maleza con una velocidad sibilina empleando las mejores técnicas que había aprendido y rezó por qué Sora y Yuna lo hicieran como siempre: mejor que él y que Naruto cayese en la trampa. "Todo o nada"
Al cabo de un rato, cuando tres réplicas corrían a la casa de Naruto, Hikaru pudo ver como tres Hokages les seguían. Tal y como había imaginado cada uno había sido seguido por una copia de Naruto quien los había estado controlando todo el día.
Hikaru salió de su escondite y se armó con su kunai. Fue el más rápido de los tres, pero todos consiguieron lo que buscaban. Le lanzó una red a los pies y antes de que pudieran darse cuenta de ello, los tres cayeron al suelo.
De un agil y rápido salto cayó sobre Naruto y le puso el kunai en el cuello. Sin embargo, cuando se dio la vuelta pudo ver en los ojos del que se iba a convertir en su maestro admiración y asentimiento. Parecía contento.
- ¿Qué te dije de no dar la espalda al enemigo? – De repente sintió como Naruto le hacía una llave inmovilizándole obligándole a apuntarse a él mismo con su arma.
- ¡Que deberías aplicarte el cuento!
- ¡¿Qué?! – Preguntó sorprendido.
El joven gennin desapareció convirtiéndose en un tocón. Un jutsu del cambiazo, la técnica más elemental había derrotado al Hokage. Con una velocidad inusitada, el auténtico chico le arrancó el cascabel que llevaba colgado del cinturón.
Hikaru se rió y se lo enseñó. Luego sonriente empezó a moverlo y a escuchar su sonido. En unos minutos aparecieron Sora y Yuna. Incluso el silencioso y serio chico, lucía una sonrisa.
- ¿De qué os reís tanto, dattebayo? – preguntó sin comprender.
- Dijiste que a quien te quitara el cascabel te concederías un deseo, ¿no es cierto? – Hikaru lo tenía muy claro, "Los tres vamos a pasar y nos convertiremos en sus alumnos, eso le pediremos" era lo que les había hecho prometer.
- Sí eso es, lo cierto es que os debo tres deseos.
- ¿Cómo? – Preguntó Sora atónito.
- Bueno, los tres os habéis convertido en mis discípulos y yo siempre cumplo mis promesas.
- Naruto-sensei, ¿significa eso que...?
- Lo tenía muy claro desde que os vi, pero necesitaba comprobar que podiáis aprender las tres lecciones más importantes que quería trasmitir a la siguiente generación.
Los tres se miraron extrañados.
- Pero, ¿por qué, sensei? – le increpó Sora.
- No penséis que ha sido una venganza, aunque si a Hikaru le he dado más fuerte es porque es un charlatán. Quería enseñaros y probaros al mismo tiempo. Perdonad la brusquedad de la clase, dattebayo– se disculpó con una gran sonrisa. - Si os expuse a esta situación límite era para ver si erais buenos amigos o sólo os interesaban vuestras metas personales. Al principio pensé que sí, pero sabía que había algo más y quería de verdad comprobarlo. Dadle las gracias a este cabezahueca de lengua ligera.
"Para un ninja, y nunca olvidaré cuando me lo dijo mi maestro, cumplir la misión es lo más importante y por tanto aquel que no la cumple debe ser tratado como escoria, sin embargo, aquellos que olvidan a sus amigos por la misión, son peores que escoria. "Yuna, reaccionaste bien, la misión es lo primero, pero debes acordarte de que si Konoha es algo es el espíritu de colaboración y camaradería de sus gentes. No ganamos la Cuarta Gran Guerra gracias a una persona, sino al esfuerzo conjunto de miles de ellas. Eres poderosa y tus técnicas podrían hacer que algún día te convirtieras en Hokage, como la vieja Tsunade. Amas a tus amigos hasta el punto de querer dar la vida por ellos, eso es lo que haría cualquier kage por su aldea.- La chica se sonrojó.
"Vosotros dos – se dirigió a los chicos – no dudasteis en ningún momento en ayudar a vuestra amiga y eso es algo que os honra. Sobre todo a ti, Sora. Puede que ellos no lo vieran, pero tú eres el que más gratamente me has sorprendido. En el camino de la vida surgen muchas sendas que no llevan a ninguna parte. Es buen ninja aquel que sabe cuál es su camino.
"Como vuestro sensei lucharé para que escojáis el buen camino al igual que otros hicieron conmigo. "
- ¿Qué os pasa? – Les preguntó a sus alumnos quienes lloraban a cántaros - ¿qué he hecho ahora mal?
Entonces los tres gennin se abrazaron a su maestro y fue Hikaru el que resumió lo que los tres sentían:
Nadie se esperaba aquello, pero Hikaru se puso a llorar de la alegría emocionado:
- Nada ¡Sensei, eres el mejor del mundo!
- Entonces ahora vayamos a ver a la mujer más bella del mundo para qué os cure y después os invitaremos a cenar. Tranquilo Hikaru, será ramen con menma.- sentenció Naruto mientras comenzaba a caminar.
* * * Fin del Flashback
Hikaru por fin llegó hasta donde le esperaban su sensei y sus dos compañeros.
- ¡Perdón! Me encontré a una señora mayor que me pidió que le salvara a su gatito y tuve que hacerlo. Soy un héroe, deberiáis admirarme en vez de exigirme que me disculpe.
Yuna fue la primera en responder. Le respondió con un guantazo de los suyos, de los que dolían antes de ser dados y de los que eran capaces de hacerle volar, y no era ninguna exageración
- ¿Es que nunca vas a llegar a tiempo? ¿Acaso no sabes que nos espera el Señor Feudal del País del Fuego? ¡Idiota! ¡Que no piensas!
- Siempre tan amable, Yuna-chan – le corrigió Naruto – Si Hikaru dice que se ha encontrado a una señora necesitado deberías creerle, ¿no es así?
- Claro, ¡sensei!
- Bien, ahora que estamos los cuatro, ha llegado la hora de ponernos en marcha. ¡A la Ciudad Capital!
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Naruto Hakitori 2 (Las Crónicas del Fénix)
AdventureTras la 4ª Gran Guerra Ninja, los grandes países comienzan a construir la paz. Sasuke, Tsunade y muchos más han caído en la última batalla. La historia comienza cuando Naruto es nombrado como Hokage en la llamada Plaza de la Paz, una gran construcci...