Kakashi terminó de estudiar al Señor de los Siete Rostro.
Tragó saliva. El momento más incómodo en una pelea entre dos ninjas era aquél en el que ninguno de los dos atacaba directamente. Algunos decidían utilizar técnicas para confundir los sentidos y engañar la mente. Otros preferían atacar y otros defender. Pero alguno debía dar el primer paso.
El joven se levantó de su trono en el que estaba repantigado, con aire despreocupado, divertido. Nanaitsumi daba su primer paso. Se quitó la capa de piel que vestía y el maestro de Kakashi contempló el sello que compartían él y Naruto.
Algo no le cuadraba. Minato-sensei había sellado celosamente en su cuerpo una mitad del Kyuubi. Después de terminada la guerra y derrotada Akatsuki, le había ofrecido a Naruto entregarle la otra parte, pero Naruto lo había rehusado. "Si me hago más poderoso, los otros kages recelarán de Konoha y eso no es bueno para esta paz que queremos construir, padre" le explicó a Minato, que debió sentirse orgulloso. Minato había vuelto al mundo de los muertos, aunque por deseo de Naruto no había sido sellado, igual que ninguno de los Hokage. Nadie volvería a usar esa técnica, pues Kabuto, su último conocedor, y el rollo del Nidaime Hokage estarían a salvo. Con la segunda muerte de Minato el chackra del Kyuubi debió de desaparecer.
Sin embargo, Nanaitsumi se había hecho con él y ahora su cuerpo se hallaba bañado por aquel manto de chackra. Era rojo oscuro. Le recordaba bien a Naruto cuando no podía controlar a la bestia encerrada en su interior, aunque éste era mucho más maligno, más corrompido por la demencia de su nuevo Jinchuuriki.
Kakashi nunca esperaba haber entablado un combate con el líder de Shuha, pero si era necesario lo haría. La experiencia de poco serviría pero debía averiguar todos los secretos de Nanaitsumi y daría tiempo a los otros integrantes del equipo para explorar aquellas ruinas en busca de más pruebas y datos que permitieran saber qué quería exactamente el enemigo y cómo lo iba a llevar a cabo. Decir a Fennisuku era simplificar las cosas. Habían sido imprudentes al creerse victoriosos tras el ataque a la Ciudad Capital. No consentiría aquel error por más tiempo.
El Ninja copia pudo ver como su enemigo tenía todo el cuerpo marcado de cicatrices y moratones y lo que más le llamó la atención fue la máscara que había en su pecho. Era muy distinta a la máscara de los siete rostros. Para empezar, sólo había uno y era un rostro serio, gentil, amable, que inspiraba paz, mientras que los siete pares de sharingan que le miraban eran la expresión y el alma de siete rostros de terracota malévolos y profundamente oscuros.
- Eres el primer shinobi que ve las máscaras de Bakemono y Kami juntas en una misma persona.
- Hablas mucho. Terminarás haciéndome creer que eres hermano de mi Hokage.
Sin que Kakashi se lo esperara en frente de él, en menos de un parpadeo apareció Nanatisumi. Se volvió a quitar la máscara y asustándole, le sonrió. El sharingan desapareció de aquellos ojos negros y se volvieron completamente azules. Kakashi creyó ver por un instante a Naruto. Sin embargo, aquella sonrisa no era la misma que Naruto lucía, incluso en sus peores momentos. Era una sonrisa macabra y desquiciada. Sus ojos azules no eran la expresión de la serenidad y sabiduría que Naruto había encerrado a base de sufrimiento, soledad y años, eran la locura teñida de azul.
No tuvo tiempo para defenderse de un fuerte y sencillo puñetazo que le fue dado en la boca del estómago, arrancándole el aliento por completo y haciendo que cayera de rodillas, casi a punto de vomitar.
- Vamos, Kakashi. Cuanto más tiempo tarde contigo más probable es que esos cuatro encuentren algo en estas ruinas. Oh, ¿creías que no sabría que tenía invitados? Me subestimas demasiado. Por eso ahora estás ahí.
A Kakashi se le cerraban los ojos. El dolor era tan intenso que mareaba y la falta de aire en sus pulmones era asfixiante. Conocía bien aquella técnica, él mismo la había empleado alguna vez y era un truco tan elemental de taijutsu que ningún jounnin debería caer. De ahí lo irónico. Sin embargo, la clave había estado en su asombrosa velocidad. Ni un pestañeo, igual que Minato-sensei y sin embargo, no empleaba marcas como si hacía Naruto.
Menma se puso de rodillas y se le quedó mirando.
- Te gustaría ver a Naruto, ¿verdad? Eso es lo que yo pienso cuando me miro y no llevo esta máscara. ¡Mírame! ¡Reconóceme! ¡Existo! ¡Estoy aquí! – El que se hacía llamar hermano de Naruto se rió desquiciantemente
Kakashi empezó a recuperar el aliento. Miró a Menma de reojo. "No soy el único estúpido".
- Sensei, no entiendes nada. No soy yo quien está equivocado. Sois todos vosotros. Este mundo se aboca a su destrucción – "Eso mismo le advirtió la Geisha a Sakura" pensó Kakashi.- Fue privado de su alimento vital y ahora tiene hambre y se alimentará de nosotros. Fennisuku es el único que puede evitarlo.
- ¿Crees... que un... pájaro... puede... evitar ese... supuesto... mal?
- Tú no lo has visto con estos ojos. Tú no has visto como su oscuridad lo destruye todo, como su bella y caótica muerte lo anega todo segando vidas por doquier. Tú no quieres ser su heraldo. Por eso Shin me castiga. Todas estas marcas – le cogió la mano y le obligó a pasar su mano por todas y cada una de sus cicatrices. No tenía miedo que le hiciera algo. Aquél Kakashi estaba muy débil - Él me ha dado una razón para vivir y me corrige cuando me equivoque. Él nos necesita a mí y a mi hermano para parar la oscuridad.
- ¿La temes... y,... a la vez,... la necesitas?
Por unos segundos, creyó estar escuchando al mismo Naruto que lloraba y reclamaba que sus padres estuvieran con él, que le reconociesen, que no le odiasen. Pero éste Naruto había escogido la oscuridad como camino, la temía y a la amaba.
- Pertenezco a las sombras, al mundo de los espíritus. Nací muerto. Mis padres nunca me esperaron y cuando llegué a este mundo no era más que un cadáver. Ellos querían a Naruto. Fue el remordimiento de otra mujer el que me trajo a la vida.
- ¿Qué es esa oscuridad? – ya podía volver a respirar perfectamente
- La oscuridad destruirá este mundo pues el propio mundo pasa hambre. Tú no deseas que te lleve con ella y acabe con tu miserable existencia que nunca debió ocurrir.
- ¡Si tantas ganas tienes de morir, sea pues!
Kakashi se lanzó contra él con un kunai que había preparado poco antes de ser atacado. Se lo clavó en el vientre, justo donde aquel sol rúnico tenía su centro. Kakashi pudo ver como aquellos ojos azules desaparecían y eran invadidos por el Sharingan, una pupila roja giratoria con tres aspas de odio. Había sido pillado por sorpresa. No se separó de él. Todo lo contrario, de hecho. Se abrazó a él impidiéndole de brazos y piernas.
Desde el suelo apareció un clon que cogió a Menma por los pies y desde el cielo la muerte pareció caer sobre el Señor de los Siete Rostros. Kakashi, el auténtico, el que había mandado dos clones para dialogar con su enemigo como debía hacer un ninja que se preciara o que no fuera Naruto, clavó la gigantesca espada que bebía sangre y se hacía poderosa gracias a misma. La espada se imbuyó de chackra que adoptaba la forma eléctrica y empezó a correr con ella rompiendo la pared, suministrándole tanto poder como su voluntad de proteger a Naruto, a su alumno y al que era como un hijo. Empezó a cantar con el ruido de mil aves. Era una variable del chidori que había desarrollado gracias a un consejo de Naruto (a veces, dudaba de quién era el maestro, realmente). Era el Raiton: Chidori no katana
Kakashi corrió hacia Memma arrastrándola y a medida que lo hacía, destrozando las paredes de piedra y tierra dejando ver raíces nudosas y viejas. Era más ligera y le pesaba cada vez menos a medida que se acercaba a X. Kakashi se detuvo en seco sintiendo como la espada deseaba seguir el camino que le indicaba su inercia, giró sobre sí mismo aprovechando la fuerza que llevaba y se convirtió en una peonza que lanzó infinitas descargas en centelleantes rayos durante unos eternos y breves segundos y antes de terminar salió de su particular baile arrojando la espada con la energía eléctrica que le quedaba. Era un chidori que no necesitaba de su mano.
La espada salió volando como si de una flecha se tratara y ganaba velocidad punta gracias al rayo que cortaba el aire. Su enemigo, fue incapaz de moverse gracias al clon que le agarraba y la espada les traspasó a los dos: a su enemigo y a su copia.
Kakashi no se quedó quieto para comprobar aquella cegadora descarga de luz que provocó la espada al dar en su objetivo. Se había inspirado para desarrollar aquella técnica en las mismas que empleaba Killer Bee. Sin embargo, las katanas del Jinchuuriki eran ligeras y pequeñas, al contrario que la espada del Demonio de Kirigakure. Eso había hecho que tuviera que emplear más tiempo del que había tardado desarrollando el chidori en pulir aquella técnica. Sin embargo, la efectividad y contundencia de aquel jutsu tenía una contraparte y era la gran cantidad de chackra que requería. Si a eso le sumaba los dos kage bushin, su reserva de energía se agotaría pronto.
Retrocedió de un salto...
Y Kakashi se encontró en el techo de aquella cueva con la espada preparada para cargar. "¿Cómo demonios...?" Fue incapaz de comprender qué ocurría realmente.
- ¿Sorprendido?
Kakashi se dejó caer mientras que se daba la vuelta para ver cómo Nanaitsumi había aparecido detrás de él. Volvía a llevar puesta su máscara. No daba crédito a lo que había pasado. Su cuerpo, que volvía a estar repleto de chackra, su espada, que seguía en su mano, y su kunai que volvía a estar en su bolsa le indicaban que no había pasado nada. ¿Otro genjutsu?
- No tienes mucho tiempo para pensar – le volvió a sorprender su adversario.
Lo volvía a tenerlo delante empuñando un kunai al que le había dado una hoja de katana moldeándola con su chackra de viento. Kakashi reaccionó a tiempo e interpuso con soberana maestría su espada. De un salto se apartó de su enemigo al notar que la espada parecía ceder ante la hoja de viento de Nanaitsumi.
Su mente seguía empeñada en que todo aquello había sido demasiado real como para ser un genjutsu. Se había cuidado de no caer bajo ningún tipo de técnica ocular o auditiva. No había notado su chackra alterado y había sentido perfectamente los fuertes puñetazos que le había dado Memma. A pesar de que nada hubiera cambiado, su mente así se lo decía. ¿Le estaba engañando? Era imposible que algo así sucediera.
Con la velocidad que le caracterizaba y viendo como, aupado por la fuerza que le otorgaba el manto del Kyuubi, Nanaitsumi corría a gran velocidad, extrajo un pergamino y liberó un jutsu que hizo desaparecer la espada. No le serviría contra él, que no temía al filo de la mortal y sanguinaria espada del asesino. Sólo portaba su máscara que refulgía presa de la excitación y embriagando de locura a su portador quien dejaba que el chackra sin domar de Kurama, de su parte oscura – el yin – dominara incluso a sus máscaras. Muchas veces había lidiado Kakashi contra la muerte y muchas veces había tenido miedo. Aquélla era la peor.
Nanaitsumi le lanzó un potente tajo con su mano como si fuera una cuchilla apuntando al cuello. Kakashi la esquivó de un hábil movimiento de cabeza. Iniciaron una larga y sinuosa danza de muerte. Los golpes de Nanaitsumi eran rápidos y certeros, aunque Kakashi podía leerlos con el Sharingan. No, sin embargo, podía permitirse pensar una estrategia porque debía mantener su concentración para evitar otro engaño de aquellos.
A cada golpe que esquivaba retrocedía sus pasos alejándose del trono y del haz de luz que se filtraba a través del orificio excavado por los antiguos. El Ninja Copia se forzaba a pensar. Alguna vez se había preguntado si aquel sobrenombre le había condicionado para acomodarse y perder la originalidad que en algún día vio Minato-sensei, inventiva que había desarrollado su hijo años después.
Kakashi continuaba retrocediendo esquivando sus potentes golpes. La oscuridad iba tragándoles poco a poco. Los ataques de Nanaitsumi eran más difíciles de percibir. El Sharingan trabajaba a gran velocidad y le permitía esquivarlos con soltura, pero no podía relajarse. Su enemigo sólo estaba jugando con él, probándole. Kakashi tenía que abandonar aquella situación en la que no hacía más que defenderse.
Iba a ejecutar un contraataque para zafarse cuando, Nanaitsumi realizó un sello mientras declamaba con vehemencia para liberar la técnica – con el grito de: Seitiki. Uno de los Siete Rostros se desencajó y escupió por su boca la faz de una mujer. Como si tomara aire luego lo expulso cual dragón en un tórrido y ardiente aliento.
Para esquivarlo, Kakashi se agachó mientras que en aquel rápido gesto realizó a toda prisa los sellos que le permitían invocar un muro de barro. Al tocar el suelo el muro apareció tan instantáneamente como acuciante era la necesidad de Kakashi. Con una técnica de taijutsu, hizo un barrido con sus piernas derribando a Nanaitsumi, cuyo ígneo seguía caldeando la sala con su ardiente lengua. Antes de que cayera al suelo le propinó una patada con tal fuerza que lo lanzó contra el muro. Pudo ver cómo la máscara de su pecho emitía por sus ojos un brillo blanco.
"Tengo que escapar de aquí y pensar cómo enfrentarlo". Realizó unos sellos y no liberó la técnica. No era su intención y no le fue posible.
Todo pareció perder su sentido cuando el muro de baro desapareció, él deshizo sus sellos uno por uno a cámara lenta en sentido inverso a como los había ejecutado y se encontró frente a la mujer que había escupido uno de los rostros. Kakashi, recuperó la energía empleada y de nuevo fue consciente de que había dado un salto en el tiempo hacia atrás, a voluntad de Nanaitsumi. Sorprendido, sonrió al darse cuenta de qué sucedía.
Aprovechando el chackra que había vuelto a él liberó los sellos y su Sharingan adoptó la forma calidoscópica. Aquello le había llevado mucho tiempo aprenderlo y dominarlo y siempre que lo había empleado le dejaba exhausto, sin embargo, era necesario. "No eres el único capaz de controlar el espacio y el tiempo". Abrió un pequeño punto interdimensional con su kamui y desde él convocó una fuerza que le aspiró hacia la otra realidad, una en la que había estado por última vez con Obito.
Mientras que todas sus moléculas se configuraban en aquel espacio, Kakashi, pudo escuchar el grito de furia de Nanaitsumi al verse sorprendido por algo con lo que nunca había contado: que el Ninja Copia hubiera copiado las técnicas de Obito y no con el Sharingan, sino con esfuerzo y dedicación.
Kakashi cayó de rodillas al suelo. Su cuerpo no podría aguantar mucho tiempo más a ese nivel. Él no era un usuario del Sharingan. Si usarlo con tres aspas ya era costoso, usarlo al nivel de Obito, se convertía en una hazaña propia de héroes.
Existían muchas realidades paralelas que controlaba el kamui. Kakashi había elegido una igual que la real, término impreciso si se tenía en cuenta que todos aquellos planos superpuestos eran tan reales como el que habían dejado a Nanaitsumi. Escaparía a algún lugar donde replantear su estrategia usando aquella realidad alternativa.
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Naruto Hakitori 2 (Las Crónicas del Fénix)
AventurăTras la 4ª Gran Guerra Ninja, los grandes países comienzan a construir la paz. Sasuke, Tsunade y muchos más han caído en la última batalla. La historia comienza cuando Naruto es nombrado como Hokage en la llamada Plaza de la Paz, una gran construcci...