LA MONTAÑA

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El avión despega, estoy muy nerviosa, nunca antes había viajado en avión.

Un escalofrío recorre todo mi cuerpo, es de verdad interesante. El cielo se ve hermoso de noche. Las ciudades llenas de luz, las estrellas decorando el cielo, siento como si tuviera 8 años de nuevo.

Ya es media noche, Dante me ha dado su chaqueta, tengo un poco de frio, no quiero dormir, el ver a través de la ventanilla es increíble.

Apoyo mi cabeza en el hombre de mi acompañante, el coloca su mano sobre ella y la masajea muy lentamente, baja su mano hasta mi mejilla y la acaricia con tanta suavidad. Esto me encanta, estoy tan relajada.
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La veo a lo lejos, mi felicidad es inmensa, no puedo pensar en otra cosa que no sea abrazarla. Corro lo mas rápido que puedo y la envuelvo en un abrazo, soy muy pequeña, lo único que puedo es abrazar su pierna. Doy unos pasos atrás y alzó los brazos dando pequeños saltos.
Me sonríe y me toma en sus brazos junto con un suave beso.
Caminamos hacia ese lago, meto mis pies al agua y pataleo con delicadeza. Observó con gran emoción a los patos que nadan acompañados de unos peces llenos de colores y escucho a los pájaros cantar.

Me acuesto en las piernas de mi mami con mis pies aun en el agua y veo el inmenso cielo. Todo es muy grande a comparación de mi; los árboles, las nubes, los caballos, las montañas, todo. Soy tan pequeña, soy tan feliz . Una mariposa azul llega a mi nariz, es tan bonita, su color brilla con la luz del sol.

-No te muevas Saira, o la espantaras*Dice mi madre mientras acaricia mi cabello *

La mariposa comienza a caminar sobre mi nariz, no puedo evitarlo y suelto un pequeño estornudo. Veo alejarse a mi nueva amiga y lo único que se me ocurre es alzar mi brazo y mover mi mano de lado a lado.

Me levanto y me acuesto en el pecho de mi madre, sus brazos me vuelven a envolver, y veo con ella las nubes, buscando formas en ellas.
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-Saira, Saira despierta, hemos llegado
Dante me despierta cuidadosamente, me encanta que lo primero que vea al despertar sean sus ojos. Me levanto de mi asiento y bajamos del avión.

Recogemos nuestro equipaje y salimos del aeropuerto. Aun estoy soñolienta, me tomo del brazo de Dante, pongo mi cabeza en su hombro y cierro los ojos logrando descansar un poco más hasta que una voz interrumpe mi tranquilidad.

-¡Señor Muñoz! ¡señor Muñoz!

Cuando abro los ojos, veo a dos hombres acercándose y agitando los brazos.
Un hombre mayor no muy alto, de cabello canoso y un poco gordo. El otro mas joven y delgado, con cabellos negros y un bigote en el rostro.
Giro para ver la cara de mi amor platónico y me encuentro con una gran sonrisa, en el tiempo que lo conozco nunca había sonreído de esa forma.
Los hombres nos alcanzan y lo abrazan fuertemente, el mas joven lo carga y gira con el.

- Saira, ellos son Hector y Ara, trabajaban para mi padre cuando era niño.

-Mucho gusto señorita, cuando supimos que vendrían venimos en seguida, hace muchos años que el señor Muñoz no volvía.

Los hombres nos llevaron hasta una camioneta negra y nos entregaron unas llaves, se despidieron con un gran abrazo y se fueron en un auto blanco.

Dante me abre la puerta y me ayuda a subir en el vehículo, cierra la puerta y sube a mi lado. Arranca la camioneta y avanzamos hacia el norte.

-La última vez que vine fue hace  8 años, tenia tantas ganas de venir y quería que tu me acompañaras. Mi padre nació aquí, veníamos cada año de vacaciones, pasábamos aquí la navidad con mis abuelos.

-¿Porque tardaste tanto en volver?

-Por la muerte de mi padre

Esas palabras llegan a mi corazón, pongo mi mano sobre la suya, el solo me ve y me da una pequeña sonrisa.

Veo por la ventana, todo lo que se ven son campos inmensos y a lo lejos una  casa hermosa, me imagino que es allí a donde nos dirigimos. Nos acercamos poco a poco.

Al llegar bajo del vehículo y respiro ese aire tan fresco mientras Dante baja las maletas.
Abrimos la puerta, es una casa de verdad hermosa, parece un pequeño hotel. Tomo mi maleta y corro de puerta en puerta. Hasta qué llego a una habitación pequeña con una cama de agua , una vieja televisión, un baño completo, un mini bar y un balcón con vista hacia el lago.

-Esta era mi habitación *dice Dante a la vez que entra y observa cuidadosamente todo adentro*

Giro mi mirada hacia el, con esos ojitos de perro regañado y antes de pedirlo me responde.

-Si, puedes quedarte con esta.

Grito de emoción, lo tomo de la espalda y lo empujo hasta la puerta.

-En ese caso dejame sola, tomare un baño.

Cierro la puerta y entro al baño, lleno la bañera y me dejo llevar por el agua, es el mejor baño que he tomado en años, tan delicioso y fresco.

No se cuanto tiempo llevo aquí pero no quiero salir de esta caliente agua. Pero ya casi es hora de comer y debo cocinar algo especial para Dante.

Salgo de la bañera, me visto y salgo. Camino por el pasillo y pienso para mi sola (llenar la pared de fotografías debe ser de familia) al mismo tiempo que observó la pared. Al bajar las escaleras Dante está observando un viejo librero en la sala.
Me acerco a el y cuando menos me lo espero voltea, quedando frente a frente, me pongo nerviosa, no se que hacer. Nuestras bocas se acercan lentamente, estan a centímetros de rosarse.

-¡DANTE! ¡DANTE! ¿DÓNDE ESTÁS?

Dante gira cabeza buscando el origen de esa voz, de pronto sale corriendo hacia la puerta. No comprendo lo que sucede, salgo de igual manera un poco molesta.
Una mujer con cabello dorado, piel clara, ojos azules. Vestida con unas botas cafés, una camisa azul, jeans se dirige hacia nosotros sobre un caballo negro a toda velocidad.
Al llegar a unos metros de la casa detiene su caballo, baja de un salto y corre lo más rápido que puede hacia Dante, lo abraza y lo llena de besos.

¿Te Acuerdas de mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora