Son las 3 am, me levanto de la cama, me baño lo mas rápido que puedo, tomo una mochila y silenciosamente voy al sótano de mi abuelo, es un poco difícil ya que el piso rechina un poco, al llegar a la puerta del sótano, saco una gansua de mi bolsillo y abro la puerta con extremo cuidado. Con una lámpara alumbro mi camino bajando lentamente las escaleras escalón por escalón. Hace bastante frío aquí abajo y la verdad tengo un poco de miedo pero con un suspiro de valor sigo buscando las botellas que he escondido ayer, están al fondo debajo de un contenedor. Tomo mi crimen y salgo con cautela del lugar. Ya en la sala, meto las botellas a mi mochila y por fin me dirijo a la puerta para huir y encontrarme con Dante pero al tocar la perilla de la puerta, la luz de la sala se enciende. He sido descubierta, cierro los ojos y me giro nerviosa. Al abrir los ojos veo a mi abuela enfrente de mi con una sonrisa burlona y esos ojos de cazadora que tiene.
-París ¿A donde vas?
El sudor recorre mi frente al igual que un escalofrío en todo el cuerpo. Mi voz tartamudea intentando decir algo coherente pero simplemente me paralizo ante la mirada de mi abuela.
Mi viejita deja escapar una pequeña risa y me arroja una chamarra, da media vuelta, camina hacia el sótano, cierra la puerta con llave y vuelve la mirada hacia mi.
Estoy muy confundida, intento ocultar la mochila detrás de mi con mucho cuidado sin quitarle los ojos de encima a mi abue.-Dos botellas es un muy pequeño botín ¿No crees pequeña?
¡¿Acaso lee mentes?!
Se acerca a mi y dándome un beso en la frente me dice
-Le dire a tu padre que Eli y tu fueron a lago a primera hora, no te preocupes por nada.
Abre la puerta, me empuja fuera de la casa y en un susurro me dice mientras cierra otra vez la puerta.-La próxima vez no seas tan obvia y planea mejor tu escape novata... Y... Saludame a Dante.
Sonrío con fuerza, me pongo la chamarra y corro a toda velocidad colina arriba, veo mi aliento, es una noche fría llena de estrellas. Prendo y apago mi lámpara una y otra vez esperando una respuesta, no tarda mucho para que en la cima una luz respondiera de la misma forma. Dante ya llegó, cuando lo alcanzo lo abrazo lo más fuerte que puedo y el me recibe con un beso en mis labios.
Mi cabeza reposa en su pecho y resguardada con un abrazo me siento tan feliz, le doy otro pequeño beso y subimos en su motocicleta.Nos dirigimos al bosque, al otro lado de la montaña. No se cuanto tiempo ha pasado, todo el camino he tenido los ojos cerrados, probablemente me he quedado dormida en algún trayecto pero cuando la motocicleta se detiene esta apunto de amanecer.
-Hemos llegado París, la casa del árbol.
-Hace tiempo que no veníamosSubimos sin dudar. Lo primero que hago es estirarme para después acercarme a la ventana y observar el paisaje.
Estoy sobre su hombro y nuestras manos entrelazadas. Disfrutando juntos el amanecer bebiendo vino, cuando el sol sale por completo le pregunto entristecida:
-¿Es cierto que volveras a la ciudad y tal vez no vuelvas aquí?El solo asienta con la cabeza un tanto serio sin apartar la mirada del amanecer, da un suspiro al aire y por fin voltea a verme.
Mi cara está triste, a punto de llorar, el coloca su mano en mi mejilla y yo la sostengo con la mía.
Una lágrima acompaña a mi voz adolorida.
- No quiero que te vayas... No quiero que te alejes de mi ¡Hemos crecido juntos! Hemos sido cómplices en todo y ahora que estamos juntos al fin...-Tengo que irme, quiero estudiar psicología p...
-¡Una parte del viñedo es tuya! No necesitas el dinero, no tienes que irte tan lejos de la montaña... Tan lejos de mi...
-He tomado mi decisión.
Mi llanto explota al oír sus palabras, el me abraza con fuerza hasta que mi llanto cesa.
Alza mi cabeza y me besa lentamente. Sus labios me tranquilizan, hacen que olvide el dolor.-Por favor prometeme que nunca te quitaras el collar, prometeme que te despediras antes de irte... Prometeme que me darás un último beso.
Su mirada no se aparta de la mía. Me da un beso en la frente y en un susurro me lo dice.
-Lo prometo