La Pequeña Musa

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Sueño

Camino por el pasillo, mi pierna me duele sin embargo trato de caminar normalmente. Entro al salón, tomo mi cuaderno de artes y mi almuerzo para después descansar en la banca que esta fuera del salón.

Escucho la voz de Ariel diciendo que los acompañe a jugar, yo simplemente levanto un poco mi pantalón y le muestro que estoy vendado.

Mis amigos se alejan rápidamente con el balón en manos, yo suspiro y vuelvo a mi cuaderno.

Una niña se acerca y se sienta justo en la banca de enfrente. Levanto mi mirada hacia ella por simple reflejo pero me quedo encantado al verla.

-Que linda...

Esta sentada con la pierna cruzada, completamente entregada a su libro, su cabello suelto decora su pecho, su piel clara, tan fina y una nariz pequeña.

De pronto sonríe... Que sonrisa tan bella, su cara se ilumina, sus ojos brillan y sus labios rojos resaltan con la luz del sol.

Sin dejar de verla busco mi lápiz con la mano y al encontrarlo comienzo a dibujar cada detalle del maravilloso momento.
La alegría de sus ojos, su piel tan fina y delicada, su cabello hermoso, su mano que sostiene ese libro de una manera elegante y frágil, sus delgados labios rojos, sus pestañas largas y esa mirada tan concentrada fija en ese libro rojo.

Estoy a punto de terminar los efectos de sombra cuando vuelvo a levantar la mirada para buscar a mi musa... Solo encuentro el libro abandonado en la banca, la duda me invade. Giro mi cabeza en busca de esa niña pero no encuentro nada, vuelvo a girar pero esta vez hacia el otro lado y la encuentro a centímetros de mi viendo directamente mi obra maestra.

El tenerla tan cerca me pone nervioso y acompañado de un escalofrío me alejo de golpe cayendo de la banca.

Me levanto con cierta dificultad por mi pierna, cuando me encuentro ya de pie, la niña levanta mi cuaderno y se queda viendo el dibujo y antes de que pudiera decir algo ella se expresa.

-¡Me encanta!

Yo sonrio y extiendo mi mano en busca de mi obra de arte pero ella retrocede y abraza mi cuaderno.

Regalamelo!

Ella se sienta de nuevo y lo ve con tanta ternura, y solo deja de verlo para decirme con esos ojos sinceros que tiene.

-Enserio me gustó... Dejame conservarlo.

Me inclino un poco, tomo el cuaderno y le pregunto su nombre mientras empuño mi lápiz.

-Natalia...

Veo por unos instantes mi obra y dibujo sobre su muñeca un brazalete con el nombre Natalia para después escribir Dante en la portada del libro.

Al terminar se lo vuelvo a entregar con una gran sonrisa en mi rostro. Ella lo toma y observa cuidadosamente los nuevos detalles dibujados.

-Dante...

Deja el cuaderno a un lado y se levanta a toda prisa para recoger su libro, lo ve con detenimiento y después de un suspiro se acerca y me lo ofrece acompañado de una pequeña sonrisa.

-Mi madre lo escribió.

Lo acepto dudoso y agradezco el regalo.

Mientras hablamos tomo mi almuerzo y saco un pastel de chocolate. Cuando Natalia lo ve se queda paralizada observando mi postre, como un gato cuando es alimentado.

-Chocolate ...

Me da risa su reacción, no deja verlo, cuando le ofrezco un poco su cara se llena de emoción pero me pregunta un poco dudosa - ¿En serio? - al asentar con la cabeza devora mi pastel en cuestión de segundos.

Es un poco rara pero hay algo en ella que me atrae, quizá sea su belleza o tal vez su forma de ser, no estoy seguro.

El sonar de la campana nos avisa que el descanso ha llegado a su fin. Natalia toma sus cosas, se despide de mi y se aleja corriendo a su salón.

-¡Adiós Dante, gracias por el dibujo!

-Adiós pequeña...

¿Te Acuerdas de mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora