El Llanto De Saira

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Dante sale a toda velocidad de la casa y decidido de seguir a Saira intenta continuar su carrera pero lo detengo poniéndome enfrente de el con los brazos extendidos.

-Sea lo que sea que haya pasado será mejor que la dejes sola. Necesita tiempo para pensar.
Tranquilo estará bien.

Da un suspiro largo y se sienta a la entrada de su casa poniendo sus manos en la cabeza.
Me quedo un instante viéndolo y me siento a su lado pidiéndole que me explique lo que ha sucedido.

Al escuchar la pequeña historia me acuesto en el pasto, saco la cadena con el anillo de mi blusa y lo alzo para que su brillo crezca ante la luz del sol.
-¿Recuerdas el día en el que nos los dieron?

El se sienta a mi lado y viendo también su collar me responde un poco más tranquilo;

-Era tu cumpleaños y tu abuelo nos había llamado a su despacho solo para entregarnos una pequeña caja que contenía un collar y un anillo con una piedra que brillaba con el sol.

-Me dijo que si te obsequiaba uno estarías conmigo siempre. Asi que tome el collar emocionada y te lo di sin dudar. Crecimos juntos, tu siempre me cuidabas y yo era tu cómplice en todo. Nos metíamos en problemas todos los días, me enseñaste a cabalgar y yo te enseñe a bailar. Fuiste mi compañero en alegría y llanto, pero te fuiste... Me dejaste sola Dante. Nunca dijiste adiós, todos los días espere tu regreso. *un nudo en la garganta y mis lágrimas causan mi silencio *

Me giro boca abajo y escondo mi cabeza con mis brazos. Siento su mano en mi cabeza acariciandome con suavidad. Se acuesta junto a mi y escucho su voz un poco cortada, aunque lo quiera ocultar le duele lo que dice.
-Se que jamás me despedí París, pero moría por verte y esa es la razón de que este aquí. No había un solo día en el que no use el collar que me diste. Te extrañe tanto.

Me levanto viendolo a los ojos, me acerco y con una lágrima derramada le digo te quiero mientras lo abrazo. El besa mi frente y seca mis lágrimas.

-Dante... Vamos a buscar a Saira.

..........................

Una chica llora debajo de aquel árbol, será mejor que me acerque para ver que sucede.
Mientras me dirijo hacia ella bebo un poco de agua para refrescarme, dejo a un lado mi maleta y me acerco a ella sin decir una sola palabra.
La mocosa llorona alza sus ojos llenos de lágrimas hacia mi y yo dejo caer el agua de mi botella sobre ella.
Da un grito silencioso mientras cierra los ojos y tensa todo su cuerpo.

Cuando la última gota cae, la chillona limpia su cara con las manos y se levanta de golpe.

-¿Que carajos te pasa? ¿Porque hiciste eso? *me dice completamente enojada y agitando sus brazos como loca. *

-Dejaste de llorar y por un momento olvidaste tus problemas, ahora ¡Callate!

La niña relaja su cara y me ve muy confundida, es tan solo una pequeña en el cuerpo de una adulta.
Jala aire por la nariz y mas lágrimas estan a punto de salir, entonces me acerco y le jalo la oreja, ella grita y se queja sin parar. Para terminar la suelto y le doy un muy leve golpe en la cabeza.

-¡Deja de llorar! Ya estas grandecita.

La pecosa soba su cabeza mirando al suelo con cara de niña regañada. Yo en cambio me siento donde ella lloraba, sacando algunas bolsas de dulces de mi mochila, le arrojo una de las bolsas y ella se sienta junto a mi.

-Me llamo Elizabeth por cierto

-... Yo soy Saira

-Aveces es necesario un golpe para reaccionar querida, no lo tomes personal. En todo caso ¿Porque andabas de llorona?

Ella me explica todo lo sucedido, me sorprende que no la haya conocido antes. Dante nunca me había contado sobre ella, sin embargo creo que es bueno que conozca a mas mujeres... Aunque esta es muy chillona.

Un caballo se oye a distancia, creo que es París y parece esta buscando a alguien. Me levanto y agitando los brazos llamo su atención. No tarda mucho para que me vea y se acerque con rapidez. París se baja de su caballo, abrazandome me agradece por encontrar a la niña.

-Gracias a Dios la encontraste, estábamos muy... ¿Porque esta mojada?

-Eso no importa París, tenemos que llevar a esta niña a casa.

París Silva con fuerza llamando a un caballo blanco con ojos oscuros y su pelo largo.
La niña y yo subimos en el y partimos de vuelta a casa. París cabalgando junto a mi, me arroja una cantimplora y guiña un ojo.

-Tu favorito Eli.

-Siempre me recibes con lo mejor París *Digo haciendo un ademán de brindis *

Abro la cantimplora, bebo el vino que esta dentro y se la paso a la pecosa para que beba también y se relaje un poco.

El aire rosa mi cara, es muy tranquilo aquí. Muy diferente a la ciudad, me fascina venir.
Dante y yo corríamos por todos lados, persiguiendo ardillas y rodando en el pasto.

Dante se acerca en la moto de mi padre a toda velocidad, frena muy cerca de nosotras. Lo primero que hace es poner sus manos a los costados de la cabeza de Saira.

-¿Donde estabas? Moría por verte, ¿Que haría si algo te pasa Saira?

La llorona solo miraba al suelo, jugando con sus manos nerviosa. Y lo único que dice es el perdón.

Voltea a verme y se me acerca pero antes que dijera o hiciera algo le doy una cachetada.

-¡Hiciste llorar a la niña!

París intenta aguantar su risa pero le es imposible y la pecosa ve sorprendida la escena. Ella se acerca y acaricia su mejilla preocupada viendo que Dante este bien.

Saira lo único que hace es ver a mi hermano, yo volteo para ver a París detrás de mi, ella mueve su cabeza hacia la casa, toma de mi brazo y entramos a la casa. Observo por la ventana:
Saira se pone de puntitas y besa a Dante colgándose de su cuello. El abraza su cintura y la carga mientras continua el beso.

¿Te Acuerdas de mi?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora