Estoy a punto de besar a Saira pero una voz es quien interrumpe nuestro beso.
Extrañamente me resulta familiar. Salgo de la casa y veo al horizonte, una mujer preciosa sobre un caballo se acerca mientras gritaba mi nombre. A unos metros de mi, salta de su caballo y me abraza con gran fuerza.
-Dante, creí que nunca volverías
- ¿Paris? *pregunto mientras ella me besa la mejilla *La mujer me suelta, da dos pasos hacia atrás y me muestra un collar dónde colgaba un anillo con una pequeña piedra blanca que brillaba con el sol.
Yo saco un collar de mi camisa que hacía juego con su anillo.
Ella se quedó un momento apreciando su anillo, sosteniendolo en el aire con una bella sonrisa.-Me dejo de quedar cuando tenía 12 años, pero nunca deje de usarlo.
De pronto voltea y ve cuidadosamente a Saira, inclina un poco la cabeza hacia la izquierda y con una voz inocente pregunta
-Dante ¿quien es ella?Saira observa desde la puerta con un gesto entre enojo y tristeza.
-Ella es Saira, es... Una amiga.
Paris alza su brazo y la saluda con alegría:
- ¡Yo soy París stone! Dante y yo crecimos juntos y... *Saira entra a la casa y azota la puerta*París me ve un poco desconcertada, da unos pasos hacia mi, toma mi brazo y pregunta: - ¿interrumpi algo?
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Entro a esa casa, al abrir esa vieja puerta, observo con cuidado el interior, hace muchos años que no entraba aquí, no desde que eramos niños.
Saira esta sentada en la sala, me acerco muy despacio, me siento a su lado y busco su mirada que ve hacia el suelo.
-Oye... Iremos a mi casa a comer ¿Porque no vas con nosotros?Sigue viendo el suelo sin decir una sola palabra.
-Iremos a caballo...
Sigue sin decir nada, solo eleva la mirada y me ve de reojo para luego volverla a bajar.
-Tu iras con Dante... *le digo dándole un pequeño empujón en el hombro*Ella no puede evitar sonreír.
Salimos de la casa y Dante ya nos esperaba con dos caballos listos para irnos.
Subo al mio y espero a que Saira suba con su compañero a su caballo. Ya listos, partimos hacia el norte siguiendo la orilla del lago.El sol brilla por encima de nosotros, son pocas nubes las que cubren el cielo, el frío viento rosa nuestra cara en una pequeña acaricia. Las águilas vuelan alto y su canto mejora el día.
Volteo para ver a mis acompañantes. Dante, tan serio como lo recordaba, con esa mirada que oculta su gran corazón, ese cabello despeinado y esa sonrisa que solo el tiene.
Saira, parece estar muy feliz abrazando a Dante y estoy completamente segura que ahora mismo está disfrutando de su perfume, es solo una niña.
Tiene un cabello rojizo hermoso, su belleza es natural, su piel es lisa y llena de pecas, unos labios color sangre y ojos brillantes, imagino que es menor que nosotros. Sin embargo, tengo una duda aun más grande. ¿Que clase de relación tienen esos dos?Ya estamos cerca, veo el viñedo a unos kilómetros. Dante galopa a mi lado, su mirar es hacia mi. Saira lo nota y al parecer lo único que se le ocurre es morderlo para que aparte la mirada de mi.
Entramos al viñedo a toda velocidad, justo en el centro se encuentra mi casa. Bajo de un salto de mi caballo, Dante baja de la misma manera y ayuda a Saira a bajar.
Entramos y Dante se queda paralizado.-Todo es igual, no ha cambiado nada.
-¡Paris! ¿Ya llegaste princesa?
Dante voltea rápidamente buscando esa voz, yo le guiño un ojo y les indicó con la mano que me sigan.
Entramos en la sala en donde mi abuelo está sentado en el sillón leyendo el periódico.
Entro emocionada, me inco hasta estar a la altura de mi abuelo, y le digo en voz baja.
-Abuelo, adivina a quien traje.En ese momento Dante se acerca un poco tímido buscando al hombre detrás del periódico.
-¿Señor stone? ¿es usted?
Mi abuelo baja el periódico y observa detenidamente a mi invitado por unos instantes, al darse cuenta de quien se trata se levanta lentamente pero con tanta emoción y con una sonrisa tan grande que nos ha contagiado esa emoción a Saira y a mi.
-¿Dante?¡Dante!¡muchacho! *dice mi viejito estirando los brazos hacia el*
Cuando lo alcanza, lo abraza con toda la fuerza que tiene. A la mitad del abrazo mi abuelo no puede contenerse y comienza a llorar.-Dante no sabes lo feliz que haces a este viejo visitándolo después de tantos años. Mirate muchacho, eres igual a tu padre. *dice poniendo sus manos sobre sus hombros *
-Es bueno volver y tener esta gran bienvenida señor Stone.
-Ya veo porque París salio a toda velocidad de aquí y mira que estas muy bien acompañado hijo mio, que bella dama te acompaña Dante, son más que bienvenidos, por favor siéntanse como en su casa *Dice mi abuelito tomando la mano de Saira*
Los llevo al comedor, preparo la mesa y les sirvo la comida. Cuando estamos a punto de comer, mi abuelo y mi padre entran con un par de botellas en mano. Mi padre les da la bienvenida con la misma emoción de mi abuelo.
-Estaba guardando estas botellas para tu regreso hijo, es de la mejor cosecha que hemos tenido en décadas. Por fin es tiempo de abrirlas y brindar por su visita.
Abrimos las botellas y llenamos nuestras copas. Saira se ve feliz junto a mi querido amigo. Pasamos horas festejando y brindando.
De verdad lo extrañaba, no había un solo día que no pensara en el, siempre fue mi amigo y mi cómplice en todas las travesuras que hacía de niña. El fue quien me enseñó a montar un caballo, recuerdo que una vez robamos una botella de vino y nos fuimos en la motocicleta de su padre a la montaña a besarnos y ver el atardecer. El día en que partió se llevó con el una parte de mi. Ahora que ha vuelto me siento completa.
De vez en cuando nuestras miradas se encuentran y es la mejor sensación que puedo sentir en este momento.
Desearía que nunca se alejará de mi otra vez.