Capítulo 54

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Tierra-928

Las lágrimas no cesaron en ningún instante, Elina lo abrazaba fuertemente, esperando que el momento se detuviera, y Miguel la abrazaba como si de algo frágil se tratase, sentados, en aquel suelo frío, calmando todo en ellos.

—¡Papá perdóname! ¡LO SIENTO MUCHO! ¡NO DEBÍ REACCIONAR ASÍ! ¡TENÍA MIEDO! ¡TODO ESTO- — Miguel la abrazo más fuerte, besando su frente

—Perdóname a mi mi niña, no no lo hagas , te lastime, te golpee, no sabía que tanto podía lastimarte, yo lo siento mucho, lo siento— Miguel se dedicaba tanto a tratar de que su corazón no se quebrara, como el de ella.

—¡Papá perdón! — Miguel trato de limpiar las lágrimas de su hija, sin importarle las suyas.

Elina se enderezó, aferrándose desde el cuello de su papá, y Miguel le dolía verla así, su corazón se quebraba, nunca le ha gustado ver a sus hijas llorar. Era por así decirlo, su mayor debilidad. Cargo a Elina, para sentarla cerca del escritorio, aún en el suelo, ambos se sentaron, con la espalda pegada al mueble, uno al lado del otro.

Miguel tomo la mano de su hija, y ella recargo su cabeza en su hombro, ninguno dijo nada, no hacía falta, ambos sabían que querían decir con ese simple gesto.


—Puedes.... Decirme como fue— después de un rato, Elina fue la primera en hablar.

—¿Qué cosa? — Miguel beso su cabeza, y también recargo la suya sobre la de ella.

—¿Cómo te sentiste cuando me encontraste? — finalmente pregunto

—Me sentí extraño, enojado, porque vi a una pequeña niña sufriendo, y supe que debía sacarte de ahí, mi corazón se sintió cálido al momento en que tome en brazos— dijo, acariciando con su mejilla su cabeza

Elina sonrió, pensando que no había algo más que una sola misión, y se sintió mejor

Mi niña, mi pequeña... Te amo más que mi vida, créeme cuando te digo esto... — se separo, y tomo su rostro entre sus manos— Jamás... Jamás me arrepentí y nunca me arrepentiré de haberte rescatado, de haberte criado hasta ahora, de haberte llamado "Elina", de haberte puesto mi apellido y jamás me arrepentiré de llamarte mi hija— Miguel lloro con cada palabra que dijo, conmoviendo sus corazones, Elina volvió a llorar junto a él — Ven aquí mi vida.... — Miguel la abrazo y ella a él.

Hablaron durante todo el tiempo que estuvieron ahí, Elina también trato de limpiar las lágrimas qué salían de Miguel, ambos habían dicho tanto, y habían silenciado poco. Ambos decidieron ir a casa, tener un poco de paz, fuera del ruido del cuartel, siendo envueltos por el cálido sonido del hogar.

Cuando llegaron, el ambiente se sentía frío, triste, prueba de que no habían estado ahí en un buen rato, cuando encendieron las luces el ambiente cambio por completo, y se sentía cálido de nuevo.

—¿Quieres que te ayude papá? — pregunto Elina, al ver que Miguel trato de preparar algo de té y café.

—Claro que si — sonrió, y ambos volvieron el ambiente ameno, como siempre lo habían hecho.

Se sentaron en la sala como siempre lo habían hecho, ambos tenían los ojos hinchados, rojos del llanto, claramente estaban deshidratados.

—Papá, ¿De que universo soy? — era una cuestión que no pudo preguntar en ningún momento

—Eres de la Tierra-1708, es un poco similar a esta, pero aun respeta la biodiversidad del mundo— explico

—Ya veo... —tomo un sorbo de su té

—¿Te gustaría ir allí? — la miro un instante, porque se había quedado pensando

—No lo se, pero ¿Qué pasó con el alchemax de donde me rescataron? — el sentimiento oscuro qué aun mantenía a raya se hizo presente.

—El Spider de tu universo logro disolverlo, público las atrocidades qué cometían tras esos muros, incluso al hombre que patrocinaba los experimentos, todos cayeron, no volverán a ver la luz del dia— acaricio la mejilla de su hija, la misma que le había lastimado, quería decir que lo sentía

Pero el gesto de su hija, tomando esa misma mano, presionarla sobre su mejilla, y recargando su rostro sobre su palma, supo que su hija lo perdonaba, y se sintió feli, de que su pequeña hija, no le guarda rencor, recordando las palabras de Jess cuando se lo dijo "Elina, no es una niña que guarde rencor por mucho tiempo" y sonrio

El arcoiris salio después de la tormenta, el tiempo fue relativo para ambos, el café y el té con un poco de conversación se iba acabando, haciendo que Elina poco a poco cayera dormida, Miguel la cubrió con su manta, y la dejo dormir sobre su hombro, acariciando su cabello, siendo envueltos por la paz de su hogar.

—Te lo dije, solo era cuestión de calma para que hablaran— Lyla apareció, junto a Miguel en su gizmo

—Ojalá todo hubiera sido así de sencillo... — miro a su hija, dormida

—Duerme tan tranquila— Sonrió al ver a la chica dormida en los brazos de Miguel

—No... —confundió a Lyla— Duerme, pero no tranquila... — aun mirándola

—¿Cómo sabes? — Lyla lo miro atenta

—Ella, tiene el hábito de levantar la comisura de sus labios, como una sonrisa, y no la tiene hoy— no había sonrisa, solo parecía dormida, pero sabía perfectamente que su hija, sonreía al dormir, y hoy no lo hacía.

—Estoy orgullosa de ti, Miguel— Lyla fingió llorar

—¿Por qué lo dices? — volteo a mirar a su pequeña amiga.

—En los años que llevo a tu lado, desde que fui creada, nunca te había visto así, tan humano como ahora lo eres, te convertiste en un verdadero padre— Lyla, sonrió y Miguel también.

—Haré mi mejor esfuerzo, solo quiero que ella sea feliz — beso su frente

—Debes llevarla a la cama, Miguel— le dijo

Miguel no le respondió, solo cargo a su hija, llevándola con cuidado hacia su habitación. La coloco sobre su cama, y la cubrió con las sábanas, y en uno de los rincones, guardado, ahí estaba, el pequeño peluche qué su hija siempre sostenía con cariño, "El señor Botas" un gatito, desgastado y algo despintado, lo tomo y lo coloco a un costado de su hija, recordando cuando ella le preguntaba donde estaba, casi llorando porque no lo encontraba, y él buscando por todos lados, solo porque no quería ver a su niña triste. Salio de la habitación en silencio, y fue a la suya.

Todo lo que atormento durante años a Miguel, por fin se había quedado en el olvido, aquellos demonios qué le susurraban "No debes" "Tu no debes ser feliz" "No tienes derecho" todo fue callado en un solo parpadeo, sabía que fue su error ocultar por tanto tiempo la verdad a su hija, y Elina tenía razón, no puedes proteger a nadie si le mientes. Y él no cometería el mismo error, trabajaría duro por ambos, por ser una familia

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Próximo capítulo es el final❣️





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Una Linda Anomalía || Miguel O'hara ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora