Tierra-928
Tom no mostraba ningún signo de nerviosismo o miedo por la imponente presencia de Miguel O'hara, lo respetaba eso era un hecho, lo admiraba como un gran líder, pero solo eso. Y no diría nada.
—Señor, le traigo el informe de mi misión— no grito, sino que su voz era lo suficientemente grave para que fuera oída, y sin esperar una respuesta, la plataforma de Miguel comenzó a descender.
Él poseía un paciencia extraordinaria, no hizo reclamos ni nada, simplemente espero. Incluso antes de tocar suelo, Miguel salto antes de que pudiera hacerlo, dirigiéndose a su subordinado.
—¿Qué encontraste? — tomo la memoria USB que le ofrecía Tom, no haría un escándalo
—Químicos industriales, armamento de rango c, en un puerto de Brooklyn, logré infiltrarme en su base de datos, y destruí cualquier avance que tenían, toda la información está en esa memoria— hablo, sin emoción, como todo un soldado de sangre fría
—Gracias Tom, eres uno de los mejores, eso es todo, te agradezco — dirigió su mirada a las pantallas de las computadoras
—Me retiro señor — inclino su cabeza, en señal de respeto para darse la vuelta. Pero la voz del hombre con el que hablo hace un segundo lo llamo
—Por cierto, ¿Has visto a Elina, en alguna parte? No la encontré en las cámaras hace un rato — mirando por encima del hombro al spider que estaba apunto de irse.
—No señor, no la he visto — era un excelente maestro del engaño, su voz sonó tan seria, qué Miguel no noto la mentira del otro.
—Bien, eso es todo... —y suspiro, para dejar al hombre retirarse.
Tom sabía que en el tiempo que llevaba conviviendo con Elina, Miguel casi no la veía, si era posible la veía en la noche, pero ella no decía que estaba triste, solo le respondía con un "Lo entiendo" y eso era todo, el resto de los días la trataba de mantener ocupada, de modo que no pensará tanto en su soledad, sino en su propio progreso, eso era sin duda mejor, que quedarse en casa.
Llego al área de entrenamiento, Elina ya se encontraba haciendo sus actividades, pese a solo tener 7 años ya era muy madura.
—Bien Elina, descansa, es hora de tu examen — llamando la atención de la pequeña.
—Si señor — y corrió hacia el spider
Ambos mantuvieron la charla con respecto a la misión, le preguntaba que era lo que había notado, cuales eran sus conclusiones, si vio los accesos de entrada o salida, etc. Elina respondía, aunque si duda llegaba a equivocarse, Tom no la reprendia, sabía que es parte del proceso equivocarte para ir perfeccionando.
—Por cierto... Tu padre me pregunto en donde estabas — dijo, guardando sus armas en un compartimento del campo
—Oh... Ya veo — imitando su acción, solo que un poco más nerviosa
—Elina... ¿Aún sigues enojada con él por romper su promesa?
—No, es solo que, entiendo que su pelea con el chico Miles, lo tiene algo ocupado, y no quiero quitarle tiempo — su tono de voz le decía que estaba triste, eso lo sabía, después de todo, sigue siendo una niña.
—Entiendo, pero deberías hablar con él, tampoco es que vaya a encubrirte todo el tiempo, solo ve con él, pregúntale cosas como "si ya comió, esta bien o si necesita ayuda" verás que feliz se pondrá — miro a la pequeña, qué miraba al piso, pero sabía que iba a aceptar su sugerencia
—Esta bien, iré a ver a mi papá — termino de guardar sus cosas, para luego irse corriendo — Hasta mañana señor Tom — despidiéndose con la mano
No era bueno en arreglar asuntos familiares, pero sabía que Elina aun era una niña, ella necesitaba un padre que la guiará, él no era suficiente, porque era su maestro, no deseaba quitarle el título de padre ni nada a Miguel, lo respetaba, pero si Miguel no tomaba en serio su papel, entonces inevitablemente Elina buscaría refugio en alguien más, y él era la persona menos indicada.
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Elina fue a la cafetería en vez de pedir una empanada para su padre, decidió llevarle algo más delicioso, ya con eso en mano, camino en dirección a la oficina de su papá. Todos estaban trabajando, los que estaban en la parte baja empezaron a monotorear diferentes universos, leyendo los cánones, etc, incluso si había señal de su niño desaparecido y su grupo. Adentrándose más, los que la notaron la saludaban, ella igual, con su enorme sonrisa que la caracterizaba, se sorprendió de ahora ver la plataforma en la parte baja, eso era una buena señal, camino hasta la misma, y ahí lo vio, ahora parecía más relajado qué otros días, y le alegro mucho. A paso rápido se acerco
—¡Papá! — llamo, haciendo voltear al hombre ahí
—Elina... ¿Dónde estabas? No te encontré en las cámaras, ¿Qué estabas haciendo? — su tono estaba entre aliviado y enojado, lo que la sorprendió bastante.
—Yo... Te traje algo de comer, estaba jugando — no le podía decir de sus entrenamientos, quien sabe como podía reaccionar
—Aaah, gracias, pero no vuelvas a esconderte así, me tenías preocupado — tomo la bolsa que Elina le ofrecía, y acaricio su cabeza, provocando que la pequeña quisiera brincar de alegría— ¿Y? ¿Con quién estuviste jugando?
—Sólita... — en parte era cierto, Gwen, Peter, Mayday, Hobie y Margo ya no estaban, no había nadie con quien jugar. Los Spiders qué la cuidaban, consideraban "jugar" es estudiar y ella ya odia estudiar.—Perdón princesa, te deje sola, prometí cuidarte y no lo estoy cumpliendo— su voz decía que estaba decaído por sus acciones
—Tranquilo papá, yo sé que tu trabajo es muy importante, porque eres el Héroe más genial de todos, papá es el mejor de todos — la pequeña abrazo al hombre para darle su apoyo.
Miguel sintió su corazón salirse de su pecho, ¿Cómo pudo abandonar tanto tiempo a esta inocente niña, su hija? Se hincó para abrazar mejor a su hija, cargándola en brazos, se sentía reconfortable, hace tiempo que ambos no recibían este afecto de ambos, y si lo hacían solo era por unos breves segundos, y este abrazo parecía que duraría todo el día.
Porque sus almas lo necesitaban. Ellos los necesitaban.
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Una Linda Anomalía || Miguel O'hara ||
Hayran KurguMiguel creía que la felicidad, una vida sencilla... Una familia, no era para él, después de conocer a su variante, inocentemente acepto la oportunidad, qué lo haría perderlo todo. Negando una mínima posibilidad. Eso, hasta que vio aquellos ojos caf...