Después de unos cuantos días de preparación ya estaban listos para partir, el sol de la mañana se asoma por encima del horizonte marino, pintando el Arrecife de Awa'atlu, la brisa marina acaricia suavemente los rostros de los jóvenes Metkayina y Omatikaya, que se reúnen en el muelle del Arrecife. El sol naciente pinta el cielo con tonos dorados y naranjas, creando un espectáculo de colores en el horizonte.
El grupo cargaba mochilas tejidas con elementos naturales, no parecían tener mucho más que lo necesario (según ellos) pero aun así tenían una liguera sensación de vacío debido a los nervios.
— Siento que estoy olvidando algo -. Dijo Tsireya tratando de regresar a su Marui pero el paso se le vio impedido por su hermano que le reclamaba por tercer vez en la mañana, si bien, los tres jóvenes Metkayina estaban ansiosos por su viaje, es decir, nunca habían estado tanto tiempo fuer a de su arrecife y mucho menos pensaron en ir a visitar el bosque de pandora y cada uno estaba manejando ese nerviosismo a su manera.
— Por el amor de Eywa, ya revisaste más de tres veces, no estás olvidando nada, solo haces que me ponga nervioso -. Ao'nung fingía "desinterés" pero claramente estaba aterrado, una cosa era volar a un paseo en Ikran con Neteyam y otra muy diferente era hacer un viaje de tres días sobre la criatura, aún ni siquiera se subía al animal y ya tenía la sensación de que iba a caer. Entre los tres Rotxo era el más calmado (aparentemente).
— No siento las piernas... -. Dijo Rotxo de manera repentina, ni siquiera se había acercado a ningún Ikran de la familia Sully, claro que ya había estado junto a ellos y en varias ocasiones Kiri lo llevo a pasear pero sentía que sus piernas no le respondían correctamente, como si la gravedad fuera mas pesada y lo obligara a recostarse en el suelo en posición fetal (aunque lo ultimo era opcional).
En el tranquilo amanecer la comunidad de los Metkayina se reúne en el centro del arrecife, un lugar de encuentro donde la luz del sol penetra en las aguas cristalinas. La mañana de su partida, el sol se alzó en el horizonte, pintando el cielo con colores vívidos y reflejándose en las aguas cristalinas que rodeaban el arrecife tanto Tsireya, Ao'nung y Rotxo estaban adornados con ropas de vuelo y adornados con colores y marcas que reflejaban su clan, de acuerdo con Ronal era para bendecir su viaje hacia el bosque.
La noticia se propaga rápidamente entre los Metkayina. Los habitantes del arrecife, expertos en la vida marina y la navegación, están intrigados por la idea de un viaje a la selva terrestre. Se reúnen en el corazón del arrecife, donde la bioluminiscencia de las criaturas marinas ilumina el agua a su alrededor. La bendición de Ronal era esencial para asegurar un viaje seguro y fructífero, además que le daba un poco de tranquilidad sabiendo que estaba por dejar ir a sus dos hijos solos a ese viaje.
La ceremonia se llevó a cabo en el corazón del arrecife, donde la familia Sully se había reunido en preparación para su expedición. Ronal, con su cabello largo y oscuro adornado con plumas de aves nativas y su túnica ceremonial tejida con hojas y fibras de Pandora, se destacaba como la líder espiritual del clan.
La familia Sully junto a los jóvenes del clan Metkayina formó un círculo alrededor de Ronal mientras ella comenzaba la ceremonia. Levantó sus manos hacia el cielo y comenzó a entonar cánticos llamando a Eywa para que derramara su luz y sabiduría sobre los viajeros. Sus palabras resonaron en la brisa marina, y las palabras parecían llevar un eco místico a medida que se propagaban por el arrecife.
Ronal luego tomó un pequeño recipiente de cerámica lleno de agua pura de Pandora. El agua brillaba con un resplandor luminiscente, y era un símbolo de la conexión de Pandora con sus habitantes. Con cuidado, roció algunas gotas de agua sobre los miembros de la familia Sully, marcando sus frentes y hombros con la bendición de Eywa.
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𝐂𝐡𝐨𝐨𝐬𝐞 𝐦𝐞
FanfictionEywa le dio una segunda oportunidad de vida a Neteyam y se siente bendecido no hay muchas personas que han logrado atravesar el ojo de la gran madre Eywa y vivir para contarlo, pero ahora había algo que le quitaba el sueño y no era nada mas y nada m...