La brisa suave del mar mecía el Marui de Tonowari, iluminado solo por la tenue luz que se filtraba a través de las paredes de fibras tejidas. Neteyam se sentó en el suelo, frente al jefe Metkayina, sintiendo el peso de su mirada y la responsabilidad que ese momento conllevaba. Tonowari se acomodó frente a él, observando con seriedad al joven Omatikaya que, a pesar de su compostura, no podía ocultar el nerviosismo en sus ojos dorados.
La voz profunda y autoritaria de Tonowari llenó el espacio, resonando en las paredes del Marui como una advertencia.
—Siéntate, Neteyam. —La voz de Tonowari era baja, pero firme. No era una invitación; era una orden.
Neteyam asintió rápidamente, sin atreverse a cuestionar la autoridad del líder. Se arrodilló frente a él, manteniendo la vista baja por respeto. Sentía su corazón martillando en el pecho, consciente de que cualquier palabra equivocada podría complicar aún más la situación.
— Recientemente me he enterado de dos noticias que te conciernen a ti y a mi hijo -. Comenzó, sin rodeos. — La primera es que ambos decidieron comprometerse después de que Ao'nung haya aceptado tu regalo de cortejo. Felicidades -. Tonowari permaneció en silencio durante un momento más, dejando que el eco de su voz se asentara en el aire. . — Sin embargo, aún es algo que debe discutirse con el consejo de ancianos del clan por su puesto -.
Neteyam asintió en silencio, incapaz de encontrar palabras adecuadas. Había esperado que el compromiso fuera una noticia de alegría para los Metkayina, pero Tonowari parecía distante, como si estuviera evaluando algo mucho más allá de las palabras de compromiso que se habían prometido mutuamente él y Ao'nung. La noticia del bebé apenas comenzaba a asimilarse, y sabía que esa era la razón principal de aquella conversación privada.
— S-si, señor... Yo -. Respondió, con un hilo de voz que apenas se sostuvo. Sus ojos, de un ámbar profundo, evitaron los de Tonowari, posándose en las manos curtidas del líder. Había imaginado esta conversación muchas veces desde que partieron del bosque, pero jamás bajo estas circunstancias.
Tonowari no lo dejó continuar. La pausa se alargó, como un martillo a punto de caer. La tensión era casi tangible, y el rugido de las olas rompiendo en la barrera de coral parecía lejano, irreal.
— Y la segunda, pero no menos importante -. Continuó Tonowari, en un tono que descendió hacia un timbre gélido, cuidadosamente controlado. — Es que Ao'nung y tú están esperando un bebé. Un bebé concebido sin la previa ceremonia matrimonial -. Tonowari apoyó sus codos sobre las rodillas, inclinándose ligeramente hacia adelante.
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𝐂𝐡𝐨𝐨𝐬𝐞 𝐦𝐞
FanfictionEywa le dio una segunda oportunidad de vida a Neteyam y se siente bendecido no hay muchas personas que han logrado atravesar el ojo de la gran madre Eywa y vivir para contarlo, pero ahora había algo que le quitaba el sueño y no era nada mas y nada m...