Cartas

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Samantha era una joven apasionada por la escritura. Desde temprana edad, había desarrollado una fascinación por las cartas. En su pequeño rincón, guardaba cuidadosamente seis sobres, cada uno con el nombre de una persona importante en su vida.

Cada carta estaba llena de palabras sinceras y sentimientos profundos que Samantha no se atrevía a compartir con nadie. En su mente, estas cartas eran un reflejo de su amor y gratitud, pero también de sus temores y secretos más profundos. Las había escrito en momentos de alegría y de tristeza, en noches de insomnio y en días de tormenta.

Mientras sostenía un bolígrafo para escribir una nueva carta, su teléfono vibró con mensajes de sus amigos que querían salir esta noche. Sin embargo, Samantha decidió ignorarlos por un momento. Su mente estaba turbulenta, y necesitaba ese tiempo para sí misma.

En ese momento, recibió un mensaje de texto de Félix, su novio: "En camino a tu casa, cariño" decía el mensaje. Samantha sintió un alivio inmediato al saber que él estaba en camino. Él era su ancla en tiempos turbulentos. Cerró su teléfono, dejando de lado las preocupaciones del mundo exterior, ansiosa por el momento en que Félix llegara a su lado y le brindara la calma que tanto necesitaba.

A menudo se preguntaba si algún día tendría el valor de entregar esas cartas, de abrir su corazón de par en par y dejar que las palabras fluyeran libremente. Pero, por ahora, esas cartas seguían siendo su tesoro más preciado, un vínculo invisible con las personas que tanto significaban para ella.

Félix entró en la habitación de Samantha y la encontró recostada en su cama, con una mirada cansada y ojerosa.

—Samy, te ves realmente agotada. ¿Estás bien?

—Félix, por favor, abrázame y no me sueltes. Necesito sentirme segura.

Félix, notando un tono extraño en las palabras de Samantha, se acercó rápidamente y la abrazó con cariño.

—Claro, Amor. Estoy aquí para ti. ¿Qué está pasando? ¿Por qué estás tan nerviosa?

—No puedo decírtelo, Félix. Es un secreto, algo que no puedo compartir.

—No tienes que contarme si no quieres, Samy. Pero quiero que sepas que siempre estaré aquí para apoyarte, sin importar qué.

Samantha se aferró a Félix con fuerza, sintiendo su calor y seguridad. Sabía que tenía a alguien en quien confiar en esos momentos difíciles. Mientras la abrazaba, Félix prometió en silencio estar allí para Samantha, sin importar lo que estuviera pasando en su mundo secreto.

Al día siguiente Félix observó con curiosidad a Samantha mientras ella guardaba algunas de sus cosas favoritas en una caja. La intriga lo llevó a preguntar:

—Samantha, ¿por qué estás guardando esas cosas? ¿Hay algo que deba saber?

Samantha sonrió con ternura y luego miró a Félix.

—Quiero darte un regalo especial a ti, Félix. Por eso estoy guardando estas cosas para Ari y Ama, las dos personas que siempre han estado a mi lado y que también significan mucho para mí.

Félix asintió, comprendiendo la dulzura detrás de ese gesto.—Es un hermoso gesto, Samy. Ari y Ama estarán encantadas con tus regalos. Siempre tienes la manera más cariñosa de mostrar tu amor hacia los demás.

Samantha sonrió nuevamente, sabiendo que aunque guardaba objetos materiales, lo más valioso que tenía para dar era su amor y aprecio hacia aquellos que eran importantes en su vida.

Ari, Ama, Roier, Juan y Osvaldo se habían reunido en un restaurante después de un mes de intentar ponerse en contacto con Samantha sin éxito. Estaban preocupados por su amiga, quien los había ignorado durante todo ese tiempo. Habían organizado esta comida con la esperanza de que Samantha finalmente se abriera y compartiera lo que la estaba preocupando.

↳ one shots ༉‧₊ ❝[Riverduccion] ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora