Misterio

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Osvaldo irrumpió en la sala con una sonrisa deslumbrante que iluminaba su rostro—¡Chicos! ¡Chicos! ¡Tengo noticias emocionantes!—exclamó, apenas conteniendo su emoción.

Samantha y Félix levantaron la mirada, intrigados por la expresión radiante de su amigo—¿Qué pasa, Osvaldo?—preguntó Samantha, mientras Félix asentía con curiosidad.

Osvaldo se acercó emocionado y anunció—¡Habrá una fiesta en casa de Ama y Ari este fin de semana! ¡Tenemos que ir los tres juntos!

Samantha y Félix intercambiaron una mirada llena de entusiasmo, contagiados por la emoción de Osvaldo—¡Claro que sí, la vamos a pasar genial!—exclamó Félix, mientras Samantha asentía emocionada.

Félix levantó la almohadilla, haciendo que Samantha se quejara.

—¡No mames, Félix, no alcanzo hasta allá!—exclamó Samantha.

Félix negó—El sabonim lo indicó, tiene que ser más arriba de tu cabeza.

Samantha soltó un suspiro cansado—Bien, intentaré llegar hasta allá.

Al sentir una patada en la almohadilla, Félix decidió hablar—¿Cómo llegarás a la fiesta del viernes?

La rubia tomó aire antes de lanzar otra patada—Llegaré unas horas antes para arreglarme con las chicas. Irán Natalia y Molly también. ¿Por qué?

Félix asintió con comprensión—Oh, nada. Es que me preocupaba cómo ibas a llegar.

Samantha le dio una sonrisa tranquilizante—No te preocupes.

Después de un entrenamiento agotador, Félix se acercó a Samantha con una sonrisa—¿Estás emocionada por la fiesta del viernes?—preguntó, mirándola con curiosidad.

Samantha asintió con entusiasmo—¡Claro que sí! Tengo un buen presentimiento acerca de esta fiesta. Creo que va a ser increíble—respondió, con una chispa de emoción en sus ojos.

Félix sonrió, contagiado por la energía positiva de su amiga—¡Eso suena genial! Estoy seguro de que será una noche para recordar—dijo con optimismo.

Samantha suspiró—Espero que no haya vodka en la fiesta. Sabes que es mi debilidad—confesó con una leve sonrisa nerviosa.

Félix frunció el ceño ligeramente, mirando a Samantha con seriedad—Samantha, deberías intentar no beber tanto. Sabes cómo te afecta el vodka—le aconsejó con tono comprensivo, preocupado por su amiga.

Samantha asintió con gratitud, apreciando la preocupación de Félix—Lo sé, Félix. Gracias por recordármelo. Haré lo mejor que pueda—prometió con determinación.

Samantha soltó una risa divertida antes de decir—Wey, tú también deberías moderarte con el ron. ¿Recuerdas la última vez? Te tiraste a la piscina desnudo.

Félix se sonrojó y miró hacia abajo avergonzado—Sí, todavía lo recuerdo. Me da mucha pena—admitió, sintiendo cómo la vergüenza lo invadía al recordar esa situación embarazosa.

El sabonim se acercó a los chicos poniendo una mano en el hombro de Samantha—El sábado te quiero aquí a las 10 de la mañana sin excusas—dijo con firmeza.

Samantha abrió los ojos sorprendida y luego miró con nerviosismo a Félix—Pero señor, nunca entrenamos los sábados—expresó con preocupación.

El sabonim se encogió de hombros—Tenemos un torneo en menos de un mes y sabes que debemos practicar más de lo habitual—explicó.

Félix decidió intervenir—¿Por qué no mejor el domingo?—sugirió.

El sabonim levantó una ceja con confusión—¿Por qué tantas excusas con no venir el sábado? ¿Tienen alguna cita romántica ese día o qué pedo?

↳ one shots ༉‧₊ ❝[Riverduccion] ❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora