Tony XXIX

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Era medianoche, estaba en su casa en new york, disfrutando de la compañía de un rubio al azar, alguien que se pareciera a Steve, Peper le había regañado en su momento, estaba preocupada por el, por qué el regreso a las andadas desde la guerra civil, pero no podía dejarlo. El rubio dormía plácidamente a su lado, se levantó cuando sintió una notificación en su celular.

Regresame a Baymax

leyó en la oscuridad, se levantó y miró a el rubio sintiéndose culpable de nuevo.

-Hasta que sales hombre- Hiro le miro, no traía su típica chamarra morada, su playera era de tirantes, el niño estaba creciendo dejando a un atractivo chico de 16 años, se sintió orgulloso de obligarlo a también hacer ejercicio, se sentía como un padre orgulloso de su hijo el cual lo miraba con ira escondida, claramente molesto.

-Niño, No podías esperar a mañana- su aliento seguía oliendo a alcohol, Hiro rodó los ojos, mientras le gruñía

-¿por qué tratas así a la arañita?- le reprocho en su lugar. sus ojos brillaban en reproche. sus piernas se movieron a él, que estaba junto al bar, tratando de servir un trago, no quería sentir aun la cruda, el chico le quitó la botella de Whisky

-El no atacó una orden- Se excuso, Hiro escaneo la botella

-Yo lo he hecho y no me has quitado mi presupuesto, deberías tomar barato ya que ni lo saboreas- dijo sirviéndose un vaso, disfrutando el trago, sabía que no debería dejar beber a un menor de edad, pero como decirle que no a esos ojos chocolates que le veían con cariño y desprecio a partes iguales.

-El es diferente a ti, o a mí- Él asintió

-Por eso necesita guia, no castigos, eso no funciona con tipos buenos Tony, eso lo va desmotivar, es como un cachorro deseoso de aprender trucos nuevos por los premios- no le regreso la botella, entendió el mensaje entre líneas, de ya no tomar

-...No se que hacer, no puedo permitirme perderlo, no puedo perder a mas- Hiro le sonrió con tristeza.

-Lo perderás antes de que te lo arrebate el tiempo... Tony es un niño, el te ve como su héroe, como su salvador, su mentor, eres nuestro mentor. Debes entender que necesita de tu aprobación, y si lo sigues empujando con tus miedos lo perderás, como perdiste a tu equipo.- El niño que tenía enfrente le conocía, porque de cierta manera eran iguales, sus inseguridades salen en el peor momento, en los peores, pero aun no estaba seguro de regresarle el traje a Peter, aun no, tal vez después de su baile de graduación, no antes, ese niño merece ser lo que era un niño, entonces vio los ojos de Hiro que también era un niño, pero lo había dejado tiempo atrás, gracias a la pérdida de su hermano, gracias al peso que cargaba a ser uno de los únicos protectores de su ciudad, y sabía que era culpa de el que se disolviera el grupo de grandes héroes, solo quedaba Hiro y Fred el niño hijo de un super de una época lejana.

-Porque eres tan sabio niño

-He tropezado tantas veces conmigo mismo que es más fácil guiar a los demás, después de todo mi vida solo es un asco constante en el que trato de mejorar, pero nunca siento que avance, tal como tu Tony por eso Peper dice que podría ser casi tu hijo. Somos iguales, genios con depresión y una vida insostenible que tratan de ser mejor.- Tomó asiento a su lado, enfrente del gran televisor que antes había visto a todos los vengadores reunidos un sábado en la noche viendo una pelicula de cultura general para entrenar a Steve y entendiera las referencias, mientras Nat se limaba las uñas, Clint comía palomitas diciendo comentarios mordaces, Bruce decía que eso era absurdo y Thor tomando cerveza sin realmente entender a los mortales, se sentía solo ese gran sofá, sin sus amigos, se preguntó si Hiro sentía lo mismo al solo quedar el con Freed. Se permite envolver al chico en su brazo, como el Cap había hecho con el, pero el niño se dejó

-Tal vez a la próxima podemos invitar a Peter, una noche de palomitas y películas no nos hará mal, deberías considerarlo Tony- el asintió mientras el niño escogía una de terror, las favoritas del mocoso que había aprendido apreciar como un pupilo.

-Lo haremos cuando regreses a New York- Hiro asintió mientras le daba otro trago a su whisky y se acomoda mejor en el sofá, que aun en su corazón se sentía enorme.

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