Cardea, también conocida como Cardinea o Cardo, era la antigua diosa romana de las bisagras (del latín, cardo, cardinis). El poeta augusto Ovidio la confunde con otra diosa arcaica llamada Carna, cuyos festivales se celebraban en las Calendas de Junio y a quien se le dan los nombres alternativo de Cranê o Cranea, una ninfa. Esta confusión pudo ser su invención poética, pero también se conjetura que Carna era un diminutivo de Cardina, y como mínimo Ovidio observaba que sus tradiciones fueran congruentes.
CARDEA Y LAS PUERTAS
En la polémica cristiana de los padres de la iglesia, Cardea se asocia con dos deidades desconocidas que presiden las puertas: Fórculo, de fores, el plural de "puerta" debido a que eran comunes las puertas dobles en edificios públicos y las domus; y Limenatis, de limen, liminis, "umbral". San Agustín se burla de la aparente trivialidad de estos "pequeños dioses" en uno de sus "ataques contra la multitud de dioses", señalando que mientras que un portero es suficiente para un hogar humano, se necesitan tres dioses romanos: "evidentemente Fórculo no puede vigilar la bisagra y el umbral a la vez". La investigación moderna ha señalado que este conjunto particular de divinidades pertenece a un ritual de demarcación de espacio y fijación de límites, postulando que se han producido desarrollos religiosos desde la transición del pastoreo a la sociedad agraria. Entre las deidades romanas de este tipo, Término era el más relevante.
Stefan Weinstock conjeturó que estas tres deidades para las puertas tenían un lugar en la cosmología como Ianitores terrestres, "porteros terrestres", guardando el paso a la esfera terrenal. En el esquema presentado por Marciano Capella, los Ianitores terrestres se sitúan en la región 16 junto a otras deidades de bajo rango, mientras que Jano, la divina portera por excelencia, se localiza en la región 1. Esta disposición parece representar el ianuae coeli, las dos puertas del cielo identificadas con los solsticios. Isidoro de Sevilla dice que había dos ianuae coeli, uno levante (en el este) y otro poniente (el oeste): "El Sol avanza por una puerta, se retira por la otra".
La definición de Isidoro es seguida inmediatamente por una explicación de las cardines (plural para cardo), los pivotes norte-sur del eje en el que rota la esfera terrestre. Esto es análogo al movimiento de las bisagras de una puerta romana.
Además del significado de "bisagra", cardo también era un concepto fundamental en la topografía y urbanismo romano. El cardo era la principal calle norte-sur de la ciudad, a cuya topografía asisten procedimientos que alineaban el espacio terrestre y celestial. El cardo también se tenía en cuenta en la disposición de los campamentos militares romanos, alineando las puertas con los puntos cardinales siempre que el terreno lo permitiera.
CARNA Y LAS CALENDAS DE LAS HABAS
Macrobio (siglo V) dijo que el nombre Carna derivaba de caro, carnis, "carne, comida", y que era la guardiana del corazón y otras órganos vitales. El poder de evitar las estirge vampírica, que Ovidio atribuye a la combinación Cardea-Carna, probablemente perteneció a Carna, mientras que los encantos situados en los dinteles de las puertas son de Cardea.
El calendario señalaba la festividad de Carna como un día nefasto; esto significa que era una fiesta pública en la que no se podía convocar ningún tribunal ni asamblea. Se le ofrecía puré de habas y manteca de cerdo como res divinae, por lo que al día se le conoció como Kalendae fabariae, la calenda de las habas, dado que era cuando cosechaban el haba madura. Las habas tenían propiedades mágico-religiosas en la antigua Grecia y Roma además de su importancia como comida para el ganado.
William Warde Fowler tomó a Carna como una arcaica diosa cuyo culto no fue revivido por la innovación religiosa o reforma y por lo tanto, caída en el olvido al fin de la república. Auguste Bouché-Leclern consideró a Carna una diosa de la salud. Su naturaleza elusiva es indicada por las conjeturas eruditas totalmente divergentes que impulsó: "era considerada una divinidad ctónica por Wissowa, una diosa lunar por Pettazzoni, una diosa de las habas por Latte, y patrona de la digestión por Dumézil".