Capítulo 4.

5.2K 192 24
                                    

   — Papi, ¿cuando voy a ver de nuevo a Aubrey? — llega mi hija a mi habitación

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

   — Papi, ¿cuando voy a ver de nuevo a Aubrey? — llega mi hija a mi habitación.

   — No sé, princesa. Ve a dormir.

   — No tengo sueño. — se enfurruña.

Hemos pasado el día fuera de casa y estoy agotado. He recibido llamadas del trabajo que me agota responder, he jugado con Gretel toda una tarde y mis pies duelen al igual que mi espalda.

   — Gretel, mi vida... ve a dormir que es tarde, ¿no estás cansada? — levanto mi cabeza de la almohada y la miro.

Se encuentra de pie en el umbral de la puerta de mi habitación con su peluche pegado a su pecho.

   — No. Quiero hablar. — se acerca a mi cama y se sube en ella.

   — ¿De qué quieres hablar, princesa? — se sube en mi regazo.

   — De Aubrey — suspiro —. Me gustó estar con ella, papi. Quiero volverla a ver y pasar tiempo con ella.

   — ¿Sabes qué pasa? — niega con su cabecita —. Que Aubrey no es mi amiga, no es como Stela o Fiona, mi vida. Ella es una chica que trabaja en la empresa de papi y ella es amiga de Stela. — juego con su pelo.

   — Pues cada vez que Stela venga que traiga a mi mejor amiga Aubrey.

¿De dónde habrá sacado esta niña su lado mandón? Ah, sí... de mí.

   — Princesa... Aubrey tiene vida. No podrá venir siempre que Stela lo haga.

   — ¡Pero yo quiero que venga! — alza la voz y enarco una ceja.

   — No me grites, Gretel.

   — Perdón, papi. ¿Harás que Aubrey venga más veces y que yo pueda jugar con ella? — me abraza.

Caprichosa...

   — Sí, lo intentaré. Ahora tienes que dor... — me interrumpe su pequeño ronquido en mi oído.

Y ella decía que no estaba cansada. Abrazo a mi princesa y segundos después el cansancio me gana.

— ¡Adiós, papi! ¡Te amo! — mi hija se despide de mí cuando la dejo en su colegio.

— ¡Yo también te amo, princesa! — le lanzo un beso y ella ríe.

Vuelvo al coche y conduzco hasta mi empresa.

— Buenos días, señor. — me saluda Stela.

Fuera de esta empresa soy Markus, su amigo de hace años, dentro de esta soy señor o señor Kölher, su jefe.

— Buenos días, señorita. — le sonrío.

— Hoy la señorita Hoffman no podrá venir. — anuncia haciendo que me paralice en mitad de el pasillo.

Mi jefe y mi amante  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora