Capítulo 17.

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 Hoy es día de playa con Gretel, Markus y yo

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Hoy es día de playa con Gretel, Markus y yo. Vamos a ir los tres para relajarnos un poco.

— Te ves jodidamente apetecible con ese bikini, nena. — me susurra Markus al oído cuando me quito la ropa quedando en traje de baño.

Mientras Gretel busca su protector solar de color rosa para su carita, su padre me acaricia las nalgas desnudas gracias al tanga de mi bañador.

— Quédate quieto. — le regaño.

Sujeta mi barbilla y gira mi cara estampando sus labios con los míos.

— ¡Aquí está! — escucho a Gretel y me separo de él —. Aubrey, ¿me pones la crema en mi cara?

Cojo el bote que me ofrece y asiento con mi cabeza. Me siento en la toalla que hemos traído para los tres y Gretel se pone frente a mí sentándose en la arena.

— Como aquí nadie me quiere me voy a el agua, a lo mejor ahí a los peces les importo — Markus monta su drama y ninguna de las dos le hacemos caso —. Adiós, princesa. Adiós, nena.

Cuando vemos que se aleja, Gretel le grita haciendo que Markus regrese.

— Papi, tienes que darnos un besito antes de irte a cualquier lado. Es para que las demás niñas no te mires porque tú eres mi papi y las mujeres tampoco te miren porque eres de Aubrey. Eres nuestro. — desde que bromeé con eso hace unos días Gretel no deja de decirlo.

Markus me mira mal ya que no le gusta que su hija diga esas cosas y yo me encojo de hombros.

— La niña tiene razón. — comento.

Markus besa la mejilla de su hija y mis labios antes de volver a caminar hacia el agua.

— ¿Por qué no le tienes un apodo a papi, Aubrey? Él te llama "nena" y cuando habla de ti con más gente dice "mi nena", pero tú no le tienes un apodo cariñoso. ¿Por qué?

— Porque... sinceramente, no sé cómo llamarle. Prefiero decirle "Markus" antes que usar un apodo. — le contesto con sinceridad.

Ella hace una mueca y me deja terminar de aplicarle su protector solar y después se pone a jugar con la arena a mi lado. Yo me relajo sintiendo el sol broncear mi piel y mirando de vez en cuando a Markus en el agua y a Gretel que de tanto en tanto me enseña algo.

Minutos después el cansancio me llega sintiendo mis ojos pesados y cabeceando. Le hago una seña a Markus y él viene.

— ¿Puedes quedarte aquí y así duermo un poco? Es que no quería dejar a Gretel sin nadie que la vigile. — le susurro cuando saluda a su hija y se acuesta a mi lado.

— Claro, nena. Por cierto, serías una gran madre.

Sonrío al oírle y me coloco boca abajo después de besar su hombro.

Mi jefe y mi amante  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora