Capítulo 16.

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 Hoy estoy demasiado contento

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Hoy estoy demasiado contento. Ayer fue el maravilloso día en el que Aubrey y yo nos hicimos novios, me siento como un adolescente que se emociona por esas cosas.

   — Señor Kölher — la señorita Moss se asoma en mi puerta —. Hay una mujer que insiste en verle.

   — ¿Cuál es el nombre de la mujer? — pregunto mirando un dibujo que me hizo Gretel.

   — Laurie.

Todos los músculos de mi cuerpo se tensan con la mansión de esa mujer. ¿Qué hace ella aquí?

— No quiero hablar con ella, es más, llama a seguridad y que la saquen de aquí. — ordeno.

La señorita Moss sale de mi oficina y a los minutos Laurie entra en esta con la respiración agitada y poniendo seguro en la puerta.

— ¿De verdad ibas a hacer que sacaran a tu mujer a rastras de aquí? — me pregunta con indignación.

— Tú no eres mi mujer. — espeto.

— ¿Ah, no? ¿Quién te dio a tu maravillosa hija? ¿De dónde salió Gretel? ¿De mi coño o del de la puta que te follas y llevas a tu casa para que conviva con mi hija? — esto no lo voy a tolerar.

— Lárgate o te saco yo mismo a patadas. Nunca, óyeme bien, nunca en tu miserable vida vuelvas a faltarle el respeto a mi pareja.

Me levanto de la silla cuando ella se acerca a mí a paso lento.

— ¿Pareja? ¡¿Has dicho pareja?! — da un fuerte golpe en la mesa —. Tú eres mío, Markus, solamente mío. Ni ella ni ninguna otra puede si quiera tocarte o desearte. ¡Eres mío!

   — Ya veo que sigues igual de loca o peor que antes... — murmuro — Y creo que no te ha quedado muy claro... ¡Yo no soy tuyo! ¿Así lo entiendes mejor?

Me da un bofetón que me voltea la cara y me deja la mejilla ardiendo.

La cojo del brazo con violencia y la arrastro hasta la puerta, quito el seguro y casi la lanzo al pasillo. En este veo a casi toda la empresa reunida y a Aubrey mirando con el ceño fruncido toda la escena. Su mirada cae en mi mejilla y en la mano colorada de Laurie y sus ojos se oscurecen.

   — ¿Qué le has hecho? — le pregunta a Laurie.

   — ¡Já! No te puedo creer. Te la follas mientras la tienes de empleada... patético. — se ríe.

   — ¿Qué le has hecho? No voy a repetir otra vez. — el tono amenazante de Aubrey me da escalofríos.

   — Le dejé las cosas claras. — Laurie se encoge de hombros.

Aubrey la sujeta de los pelos y se la acerca para poder susurrarle al oído.

   — Las cosas claras te las voy a dejar yo a ti como le vuelvas a tocar un solo pelo. Ponle de nuevo una mano encima y te vas a acordar de mí toda tu asquerosa vida.

Mi jefe y mi amante  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora