Capítulo 11.

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 ¿Conocéis ese sentimiento de solamente ser capaz de complacer a alguien sexualmente? ¿Lo conocéis? Es horrible y lo es más cuando tú ya imaginabas algo serio y bonito con esa persona

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¿Conocéis ese sentimiento de solamente ser capaz de complacer a alguien sexualmente? ¿Lo conocéis? Es horrible y lo es más cuando tú ya imaginabas algo serio y bonito con esa persona. Darte cuenta de que siempre serás una especie de juguete sexual duele, también lo hace saber que cuando el tiempo pase se cansarán del mismo juguete, de la misma vagina, de los mismos labios, de los mismos gemidos, del mismo cuerpo. Y cuando eso suceda te harán daño queriendo que te alejes de ellos y que no les vuelvas a hablar jamás.

Me alegró bastante ver a Gretel de nuevo, esa niña es magia en estado puro, energía positiva, inocencia y simpatía. Sinceramente, esa niña me ha alegrado un poco el día y probablemente la semana.

Markus seguro está hecho una furia por el simple hecho de que su hija me ha visto de nuevo. Solamente espero que no le regañe por pedir verme, que venga a mí y me grite si eso quiere, pero que deje a Gretel ser niña.

- Miau. - mi gata se acurruca junto a mí en la cama.

- Yulia, te he dicho mil veces que no debes subir a mi cama, la dejas llena de pelo. - digo rodando mis ojos.

Esta gata es imposible.

- Miau.

- La ultima noche que vas a pasar aquí. - eso dije ayer.

Mi gata se acurruca más y cae en un profundo sueño del que nadie será capaz de despertarla.

Yo, después de haber visto una película, copio su acción cayendo en los brazos de Morfeo.

- Joder. - me quejo cuando escucho la alarma.

Me estiro llegando hasta mi móvil y apagando la alarma. Seis de la mañana... esto debería ser ilegal.

- Buenos días, mi bebé. - beso la cabeza de mi gata y ella ronronea sin abrir sus ojos.

Camino hasta al baño y en este me doy una ducha rápida, me lavo los dientes y me sujeto el pelo en un moño desordenado.

Busco que ponerme y me decido por unos vaqueros azules básicos, una camiseta negra de tela bastante fresca y unos tacones de aguja del mismo color que la camiseta. Una vez vestida me maquillo un poco, me pongo máscara de pestañas, un poco de colorete y un labial muy natural. El pelo decido llevarlo suelto y con una pinza enganchada en la tira de mi bolso por si necesito recogerlo en algún momento.

Al estar preparada salgo de mi casa y me dirijo hasta el coche en el que canto bajito cada canción que se reproduce en la radio.

- Buenos días, señorita Moss. - saludo cordialmente a la secretaria.

Su respuesta es mirarme mal e ignorarme. Que poca educación. Mis compañeros de trabajo me miran extraño, ¿qué les sucede?

- Oh Dios mío, aquí estás - una Stela muy agitada llega a mí -. Ven conmigo, corren chismes sobre ti.

Mi jefe y mi amante  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora