Epílogo

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   Un año después

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Un año después...

- Markus lleva dos semanas sintiéndose pésimo. - le informo a Stela con el teléfono en mi oreja.

- ¿Habéis ido al médico?

- No. Dice que no es anda, que a lo mejor alguna comida le sentó mal. Asegura que fue la tarta de la boda, pero yo no creo que sea eso - llevo dos semanas preocupada -. No ha dejado de vomitar.

- ¿Dónde está ahora?

- Acurrucado contra mí con una de mis tetas en su boca, está dormido. Hace poco le hice una sopa de pollo y parece que le sentó bien, es lo único que ha comido y ha mantenido en su organismo por más de media hora.

Siento que Markus se mueve y suelta mi seno levantándose y corriendo hasta el baño. Me levanto dejando el móvil en el colchón y voy tras él.

Le veo inclinado en el inodoro vomitando, le acaricio el pelo y la espalda haciéndome notar y que sepa que estoy aquí y siempre lo estaré para cuidar de él.

- ¿Te ha escrito Gretel? - me pregunta cuando termina.

- Me llamó antes, me dijo que estaba bien.

Gretel está en un campus de verano en el que estará dos meses.

- Lávate los dientes, ¿quieres otra sopa o algo? - le ofrezco.

- No, nena. Gracias, pero no. Quiero tus tetas. - levanta mi camiseta y besa mis pezones.

- Lávate los dientes y nos iremos al médico.

Le dejo en el baño y vuelvo a la habitación viendo que Stela sigue esperando.

- Estaba pensando... ¿tienes algún retraso menstrual? - me dice cuando le digo que ya he vuelto.

- Un poco, pero sabes lo irregular que es mi menstruación.

- Los síntomas de Markus son iguales a las de una embarazada. - informa.

- ¿Y eso qué? Es imposible que él esté embarazado.

- No, tonta. Hay parejas en las que la mujer queda embarazada y los síntomas los sufre el hombre por la gran conexión que estos tienen. - que locura.

- Ya iré viendo. Ahora iremos al médico, te dejo. Adiós, guapa.

Se despide de mí y Markus sale del baño con el rostro pálido.

- ¿Me das teta? - pregunta haciendo un puchero.

- No, vamos al médico.

Se acuesta encima mío impidiendo que me levante.

- No, médico no, quiero teta. - drama en 3, 2, 1...

- Markus, llevas dos semanas así y no has mejorado. Lo único que se te ha ido es la fiebre.

- Pero la fiebre se me quitó cuando me diste teta. Dame teta, nena.

Me levanto de la cama quitándomelo de encima y Markus se hace una bolita soltando sollozos. Últimamente también llora demasiado.

- No llores, cariño.

- Es que yo quiero teta, ¡quiero tu teta! - me hace berrinche -. Dame tetita, ¿me das?

Habla como un completo bebé con puchero incluido.

- No, te he dicho que vamos a ir al médico.

- ¡No! Mira, ven - me acerco y él levanta mi camiseta mirando mis pezones erectos y húmedos por su saliva -. Los tienes perfectos para prenderme de ellos. Dame teta y yo me curaré.

Me alejo dejándolo boqueando en busca de mis pezones.

Una discusión, varios berrinches, cuatro llantos y muchas súplicas después estamos, por fin, en el coche. Tengo a Markus sollozando a mi lado porque no le di teta mientras yo estoy concentrada en la carretera.

- ¿Me vas a dar teta en el médico? - pregunta.

- ¿Cómo te voy a dar teta en el médico, Markus?

- Pues... no lo sé. - seca sus lágrimas.

- No te voy a dar teta.

- ¿Me darás teta por la noche? Para dormir. - Dios mío, que pesadilla.

- Ya veremos.

Le respuesta que obtengo es un pequeño sollozo.

- ¿Por qué lloras ahora?

- Porque me estás hablando feo. ¿Me sigues amando? - respiro hondo.

- Sí, mi bebé. Te amo mucho.

- Yo también te amo mucho. - contesta con una pequeña sonrisa mirándome fijamente.

Una vez llegamos al hospital y nos pasan a una consulta le cuento los síntomas de Markus, el cual está apoyado en mi hombro con un puchero en sus labios.

- Tiene los mismos síntomas que una embarazada... ¿cuánto tiempo lleváis juntos?

- Cuatro años. - habla mi marido por primera vez.

- ¿Saben que existe la posibilidad de que usted - me señala - esté embarazada y al compartir tanto tiempo juntos sea él el que sufre los síntomas?

- ¿Embarazada? Nena, yo quiero niños. - habla con ilusión Markus.

- Es una posibilidad. - le recuerdo.

- Siempre podemos hacerle pruebas y quitarnos la duda, ¿estáis de acuerdo...?

- ¡Yo sí! Estoy muy de acuerdo, ¿y tú? - le interrumpe Markus.

Asiento con mi cabeza sintiendo que los nervios crecen. ¿Y si estoy embarazada? Dios mío.

Me llevan a una sala para sacarme sangre, una vez sacada esperamos horas a que nos den los resultados ya que Markus está muy ansioso y se negó a volver a casa. Horas más tarde nos llaman por megafonía y vamos de nuevo a la misma consulta.

- Felicitaciones, vais a ser padres. - nos dice el doctor nada más entrar.

Nos quedamos paralizados hasta que Markus me abraza riendo.

- ¿Nena? ¿Estás bien? ¿Quieres tenerlo?

- Sí, claro que quiero. - reacciono.

- Me asustaste, pensé que no lo querías porque te quedaste paralizada.

Acuno su cara y uno nuestros labios con suavidad.

- Me muero por tener este niño o niña y más si lo tengo contigo, mi amor. - le susurro sobre sus carnosos labios.

- Te amo tanto, tanto, tanto, tanto que nos vamos a casar por cada hijo que tengamos. - susurra.

Me carcajeo y nos besamos. Salimos de el hospital después de que le dieran un medicamento para detener sus vómitos y llegamos a casa.

- Hay que pensar en nombres, comprar una cuna, ropita, juguetes y...

- Calma, Markus, calma. Todavía queda un poco para empezar a comprar todo eso, pero ahora... - me quito la camiseta dejando mis pechos al descubierto -, ¿no querías teta?

- ¡Teta! - se lanza sobre mí tirándome en la cama metiéndose un pezón en la boca.

- Eres un bebé, eres mi bebé.

- Tuyo y de nadie más.

FIN

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Mi jefe y mi amante  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora