Nos separamos al oír el timbre sonar.
- Ve a abrir tú. - le digo a Aubrey.
Ella me mira con los ojos como platos.
- ¿Yo?
- ¿Hay alguien más conmigo en estos momentos? - sonrío.
Me tiene sonriendo cada dos segundos, no puedo para de hacerlo.
- ¿Seguro?
- Sí, nena. Ve a abrir. Yo estoy muy cómodo aquí y seguro que a Gretel le alegrará más verte a ti, a mí me ve todos los días.
Aubrey se levanta y se encamina a la puerta.
- ¡Aubrey! - la llamo y no me hace caso -. ¡Nena!
- Dime. - vuelve.
Suelto una carcajada al ver sus ojos brillantes mirándome con inocencia.
- Dame un besito. - hago morritos exigiendo un beso.
- ¿Cómo se pide?
- Por favor - no se mueve -. Dame un besito por favor, nena.
Sonríe y se acerca, se inclina uniendo nuestros labios llevándome al cielo. Soy adicto a ella y a sus labios, adicto a su voz, adicto a su mirada, adicto a el brillo de su pelo y las ondas del mismo, adicto a su olor tan agradable, adicto a su cuerpo de delito, soy completamente adicto a ella. Aubrey es mi droga, una por la que nunca iré a rehabilitación.
Se aleja y veo su hermoso y maravilloso culo balancearse lejos de mí. Escucho como abre la puerta y un silencio para que después un chillido me rompa los tímpanos de lo agudo que fue.
- ¡Eres tú! ¡Eres tú! ¡Eres tú! - chilla mi hija y la imagino en los brazos de Aubrey.
Me saca una sonrisa oír a Gretel tan feliz y la risa baja de Aubrey.
- ¡Sí! Soy yo, soy yo, soy yo. - le contesta mi nena.
Escucho como se despiden de Stela y la puerta vuelve a cerrarse. Los pasos de Aubrey se acercan y veo a Gretel jugando con su pelo y a ella sonriéndole. Le sacaría veinte fotos a esa imagen, se ven preciosas. Se ve el cariño que se tienen, se ven tan mías.
- Hola, princesa. ¿A papi no lo saludas? - me hago notar cuando Aubrey se sienta a mi lado con Gretel en sus piernas.
- A papi lo veo todos los días, a mi amiga no. - se abraza a mi nena.
Increíble. Me fascina verlas juntas, me encanta ver a mi hija con los ojos brillantes mientras mira a Aubrey y adoro ver los ojos brillantes de mi nena al mirar a Gretel. Tienen una conexión que me enamora ver.
Ella juegan y charlan un rato mientras yo sigo esperando algún tipo de atención por parte de mi hija, ya de Aubrey tuve todo el día. Aunque no me quejaría si me da un poquito más.
Una hora después Gretel ya está en su cama dormida profundamente. Aubrey le ayudó con el baño ya que mi hija así lo pidió, mientras eso, yo hacía la cena para cenar todos juntos, Aubrey la acostó y Aubrey la obligó a darme un beso de buenas noches. Todo lo relacionado con Gretel lo hizo Aubrey ya que así lo pidió Gretel y como ninguno de los dos le negamos nada pues tocó hacerlo así.
- ¿De verdad te gusta estar con Gretel? - le pregunto a Aubrey cuando estoy acostado en la cama.
- Claro que sí, creí que era obvio, ¿por qué preguntas eso? - me contesta mientras se cepilla el pelo frente al espejo.
- Por nada.
Aubrey se da la vuelta y deja de peinarse.
- Dímelo, Markus. Si fuera "por nada" no lo hubieras preguntado.
- Es en serio, Aubrey. Por nada.
Ella suelta el peine sobre una mesa y gatea hasta llegar a mí., se sienta a horcajadas en mi regazo y se queda ahí.
- Markus, dímelo. Si hay algo que te incomoda o te molesta dímelo.
- ¿Crees que me molesta o me incomoda que pases tiempo con Gretel?
- Pues no lo sé porque no me dices a qué vino la pregunta de antes. - responde.
- Claro que no, no me molesta ni me incomoda tu relación con mi hija. Es más, es todo lo contrario. Me fascina.
- Entonces, ¿qué sucede? - insiste.
¿Por qué se preocupa tanto?
- Es que después de esa pregunta venía otra - nos quedamos unos segundos en silencio y después suelto la pregunta -. ¿No te molesta que el plan más privado e íntimo que podamos hacer sea estar los dos solos un ratito cuando Gretel esté con Stela o en algún otro sitio?
- Claro que no. Esos ratitos son los mejores.
- ¿Y tampoco te molesta cuando llega Gretel?
- No. Es todo lo contrario, Gretel los hace más divertidos. - es perfecta.
- Aubrey, ¿tú eres consciente de que si tenemos una cita o algo parecido y a mí me llama Stela diciéndome que a Gretel le pasó algo yo saldré volando? ¿Eso tampoco te molestaría?
- Markus, es tu hija. Yo no puedo intentar ponerme por encima de ella porque nunca lo lograré, es imposible. Y si eso llega a pasar me voy de tu vida, no dejaré que me des más importancia a mí que a Gretel. - lo que dije: es perfecta.
Me siento y uno nuestros labios, pero ni siquiera eso consigue que mis pensamientos se vayan.
- Es aburrido estar con un padre soltero. - hablo cuando suelto sus deliciosos labios.
- No, no lo es. Tú no eres aburrido, Markus.
- Aubrey, soy mal humorado, frío, borde y sobre protector, en el mal sentido. - suspiro.
- Pues me encantas - la miro a los ojos sintiendo como los míos se iluminan -. Me encantas siendo tal cual como eres.
- ¿Yo? ¿Te encanto? - pregunto, sorprendido.
- Sí, tú me encantas. Y deja de mirarme así por favor.
Me sonríe y yo me derrito, se me derrite el corazón, el alma y todo mi organismo. Tiene la sonrisa más bonita que existe y existirá, no habrá una sonrisa más bonita que la de mi nena.
Llevo mi mano a su mejilla y la acaricio con mi pulgar usando la mayor suavidad que soy capaz.
- Markus, deja de mirarme así, me pones nerviosa.
- Hagamos un trato - comento con aire distraído -, yo dejo de mirarte como lo estoy haciendo si tú me prometes que me sonreirás como antes toda la vida.
- Toda la vida es mucho tiempo.
- No me importa, sonríeme así toda la vida porque si no lo haces dejo de sentir, se me olvidaría como hacerlo.
Me abraza acurrucándose contra mí dándome tranquilidad absoluta.
- ¿Te preocupa algo más? - me pregunta en un susurro tierno.
- No, nena, nada más. - digo con sinceridad.
- Buenas noches, Markus.
- Buenas noches, nena.
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Mi jefe y mi amante [+18]
RomanceAubrey Hoffman se entera que su novio Oliver la ha engañado con la que pensaba que era su mejor amiga, y despechada va a una discoteca recién abierta a buscar venganza. El dueño de la discoteca y de empresas, Markus Kölher pasaba la noche en ese...