Capítulo 6.

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   — Papi

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— Papi... — Gretel aparece en la cocina — ¿Hoy puedo ir a tu trabajo y así ver a Aubrey? La echo de menos.

Mierda, esto era justo lo que intentaba evitar.

— No, princesa. Debes ir al colegio. — sigo cortando la fruta.

Hace una semana que Gretel salió del hospital. Una semana en la cual Aubrey y yo no hemos cruzado palabra alguna. Una semana en la que Stela ha estado regañándome por ser tan imbécil. Una semana que Gretel no ha dejado de preguntarme por Aubrey.

— Jo... no quiero ir al cole. — se enfurruña.

— Pero debes ir. — guardo los trozos de fruta en un tupperware.

— Pero no quiero.

— Gretel... no insistas, vas a ir al colegio y se acabó. — mi hija bufa.

Cuando ya tengo preparado su comida para el colegio nos vamos al coche, la dejo en el colegio y voy con prisas al trabajo. En el ascensor de este me llega una llamada de un número que no tengo registrado.

— ¿Sí? ¿Quién es? — digo nada más responder.

— Markus, déjame ver a la niña, es mi hi... — corto de inmediato.

Llevo toda esta semana recibiendo llamadas de Laurie desde diferentes números los cuales bloqueo al instante. Estoy seguro que fue ella la que envenenó a Gretel, entró en la casa de Stela e hizo lo que hizo. ¿Que por qué lo sé? Porque Laurie me hacía macedonia de frutas para desayunar cuando discutíamos —que era casi todos los días—.

Mi relación con Laurie duró exactamente dos años. Los primeros meses era todo muy bonito, pero a partir de el sexto mes todo se complicó. Empezaron los celos sin sentido que llegaban a que me pegara bofetones por "engañarla", llegaron las quejas porque yo no hacía esto y ella no hacía lo otro, llegaron los golpes por su parte que me dejaban marcado, llegaron las infidelidades que perdoné cegado por el amor y la necesidad de tenerla a mi lado. Yo pensaba que ella era la mujer y el amor de mi vida, pero era todo lo contrario.

Cuando cumplimos los dos años en enero se quedó embarazada y después de muchas pruebas supimos que era mío y no de alguno de los muchos hombres con los que tenía sexo casi a diario. Gretel no fue planeada, nos pilló por sorpresa a los dos. Ella quería abortar, pero me negué por completo. Cuando Gretel llegó al mundo Laurie decidió que...

— Buenos días, señor Kölher. — la voz de la recepcionista me saca de mis pensamientos.

Esta mujer es otra que tiene una obsesión conmigo.

— Buenos días. — ni la miro al devolverle el saludo.

No quiero que se haga falsas ilusiones. Llego a mi oficina y al sentarme en mi silla Stela abre la puerta haciendo que choque con la pared de forma brusca.

Mi jefe y mi amante  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora