Capítulo 7.

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 Hoy Stela, Fiona, Markus, Gretel y yo hemos acordado ir a casa de Markus para pasar el día en la piscina

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Hoy Stela, Fiona, Markus, Gretel y yo hemos acordado ir a casa de Markus para pasar el día en la piscina.

   — Markus debe follar como los dioses. — habla Stela desde el sofá de mi casa.

   — Estoy de acuerdo. — Fiona se hace notar.

Antes de ir a casa de Markus decidimos venir a la mía para llegar las tres juntas y ahorrar coches.

   — ¿Por qué decís eso? — miro mi bikini en el espejo.

Es negro y uno de mis favoritos.

   — Porque tienes la piel brillante. — explica Fiona.

   — Y tus ojos también. — sigue Stela.

   — Tienes cara de satisfacción. — vuelve a comentar Fiona.

   — Y una sonrisa que no hay quién te la borre.

   — Bueno, ya. Me quedó claro. Y sí, el maldito folla como ninguno.

Las chicas se carcajean y vuelven a mirar sus teléfonos. Me pongo un pantalón corto y un top blanco básico.

   — Tendremos que decirle para que haga un trío con nosotras. — suelta Stela.

Fiona se ríe y yo la fulmino con la mirada.

   — Vale, fiera. Un cuarteto y te invitamos a ti, ¿qué te parece? — se ríe Stela.

   — Y una mierda. No, no y no. — contesto.

   — ¿No compartes? Que egoísta es la gente hoy en día... — habla Fiona y la miro mal —, es broma. Todo tuyo, no nos gustan las pollas.

Ruedo los ojos y voy en busca de el bolso donde tengo mis cosas. Nos quedaremos a dormir en casa de Markus y nos vamos mañana por la tarde.

Salimos de mi casa una vez todo está preparado. Le dejé comida y agua a Yulia que se quedó en mi cama durmiendo como la reina de la casa.

   — Hola, amargado que ya no lo está tanto. — Stela saluda a Markus al llegar a su casa.

   — Hola, follador. — lo saluda Fiona.

Me sonrojo y Markus con una sonrisa enorme se acerca a mí después de saludar de vuelta a las chicas.

   — Hola, nena. — me besa acunando mi cara.

Sus labios se mueven contra los míos y mariposas revolotean en mi estómago.

   — Hola. — mi voz sale en un susurro casi inaudible.

   — Te he echado de menos. — susurra.

   — Nos vimos ayer, Markus. — le recuerdo, divertida.

   — ¿Ayer? — me vuelve a besar —. Yo creo que no nos vemos desde hace cuatro años.

Me vuelve a besar, este hombre se volvió adicto a mis labios. Sí, señoras y señores, el mismo que decía que no besaba en los labios me besa a cada rato.

Mi jefe y mi amante  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora