Capítulo 18.

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 Llevo dos preciosos meses de relación con Aubrey

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Llevo dos preciosos meses de relación con Aubrey. Todo ha ido bastante bien, pocas discusiones que siempre habrán, mucho sexo y muchos buenos ratos.

Ya tiene bastante ropa en mi casa y yo en la suya porque nunca se sabe cuando le haré una visita al igual que tiene un cajón para ropa de Gretel sabiendo que si voy a su casa y mi hija no está en otra parte irá conmigo.

En ese aspecto he tenido muchas dudas y es el mayor motivo de nuestras discusiones. Siento que en el fondo le incomoda o molesta que siempre, o casi siempre, estemos con Gretel sin poder besarnos, tocarnos o follar tanto como deseamos por respeto a mi hija. Aubrey siempre me dice que no me preocupe, que todo está bien y que ve completamente normal que Gretel esté bastante con nosotros, pero no creo del todo en sus palabras.

De resto todo va sorprendentemente bien. He aprendido a comunicarme, cosa que no sabía que se podía hacer con normalidad sin necesidad de discutir con la otra persona, y eso nos ha ayudado bastante.

- Papi, ¿cómo se tienen los bebés? - la pregunta de mi hija me saca de mis pensamientos.

Me doy cuenta que el semáforo está en verde y arranco de nuevo pensando en una respuesta válida para una niña de seis años.

- Pues... cuando dos personas tienen una relación como Aubrey y yo y se quieren mucho... la mujer queda embarazada creciéndole así una barriga grande donde el bebé estará nueve meses esperando para salir a conocer el mundo.

- Entonces... ¿Aubrey está embarazada? - me atraganto con mi saliva.

- No.

- ¿No quieres lo suficiente a Aubrey?

- Claro que sí, la quiero muchísimo, pero no siempre la mujer queda embarazada. Cuando seas mayor te lo explicaré mejor. - aparco el coche y salgo de este.

Saco a mi hija de este y la llevo cogida de la mano hasta la puerta de su colegio. La dejo ahí después de darle un beso en su frente y ella en mi mejilla.

- Buenos días. - me saluda Stela

- Buenos días... ¿por qué tan cortante? - le pregunto.

- Deberías hablar con Aubrey. Está en su oficina.

Con el ceño fruncido voy hasta el piso nueve donde está la oficina de mi nena y toco la puerta sin importarme que esté abierta.

- Pasa. - tenemos una manera específica para saber que somos nosotros.

Entro y la encuentro con los ojos rojos e hinchados sentada con la cara muy seria con las manos apoyadas en su escritorio.

- Hola, nena. ¿Y esa cara tan larga? ¿Qué ocurre? ¿Te sientes bien?

- ¿Qué es esto? - mira unas fotos que tiene en su escritorio.

- ¿El qué? ¿De qué me hablas?

Mi jefe y mi amante  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora