O no hay ningún motivo, o hay todos los del mundo

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Nadie durmió nada en toda la noche. Después de la tormenta, la noche se volvió gélida, pero Dutch pudo poner la embarcación a salvo y Benny fue el único que pudo dormir unas tres horas.

A la mañana siguiente ya visualizaron por fin tierra firme y el canal. Dutch despertó a todos por megáfono y Jane, junto a Rock, fueron los que prepararon el desayuno.

Revy se había pasado la noche en vela desde cubierta; no pudo dormir ni una mísera hora. Se cambió de ropa y se abrigó. Consumió todo el paquete de cigarrillos que le quedaba. A alguna hora de la mañana sus párpados no resistieron más y, pese a las preocupaciones que tenía, cayó tendida en la red que había en proa. Dutch la encontró dormida con la boca abierta y el cenicero con una pequeña montaña de colillas aplastadas. Le apenó tener que despertarla, pero tocaba movilizarse.

—Apenas puedo creerme que hayamos pasado una mañana tranquila después de tanto bailecito...

—Yo casi muero anoche, de no ser por Revy —murmuró Rock, acabándose sus huevos revueltos. —¡Eh, oye! ¡Si te he echado un montón...! —Revy le estaba robando parte del bacon y del huevo y echándoselo en su rebanada de pan.

—Sí, algo pude ver antes de que la puerta me rompiera la crisma —dijo Revy entre risas, señalando con el tenedor a Rock. —Estabas acojonado. Si te hubieras caído al mar, creo que te habríamos perdido de vista rápido. Eso si es que el casco no te partía los huesos primero.

Rock asintió, masticando lentamente al acordarse. Ahora que lo miraba con una perspectiva tranquila, se sorprendía de la fuerza que había sacado de sus brazos. Pero aun más... le sorprendía la fuerza que tuvo Revy por ponerle a salvo.

—¿Cómo coño logró volver a cubierta? —dijo Dutch.

—Con Revy, lo estoy diciendo. Tiene los brazos de acero.

—Pesabas muchísimo. No había manera de levantarte, joder. —Se remangó la chaqueta y mostró su brazo estirado, haciendo una mueca de dolor. —No es coña, yo creo que alguna fibra te has cargado. ¿Pero voy a llorar? No, porque me parecería a ti.

Rock le hizo burla mientras ella se reía. Al final, casi todo su plato se lo comió Revy, pero a él no le importó.

El móvil de Dutch comenzó a sonar. Tras un cruce de palabras, colgó y se lo guardó.

—Bueno, compañía Lagoon... toca descargar la mercancía. Todo el mundo manos a la obra, menos Revy.

—¿Qué pasa conmigo?

—Rock me ha dicho que te has jodido el cuello, así que tú recoge los platos.

—Tsk, ni de puta coña —eructó y subió las botas a una esquina de la mesa, cruzando los tobillos.

—Vamos, chicos, vamos que nos están esperando con maquinaria ahí fuera.

Dutch dio dos palmadas y todo el equipo se puso en pie a trabajar. El cielo seguía muy encapotado, amenazaba con seguir gris y con otra tormenta en algún momento.


Balalaika llamó al poco de recibir el estado de la entrega por parte del receptor. Se habían perdido dos kilos exactos de cocaína. Dutch pasó un buen rato haciendo memoria y repasó cada estante y cada caja que había transportado, pero el kilo correspondía a uno de los paquetes, y recordó con amargura que Benny había cogido una para mostrarle a Jane cómo era la cocaína. Dutch le contó la verdad a Balalaika tras confirmarlo con Benny, asumiendo lo que pudiera ocurrir.

—Pagaré la diferencia, pero ellos no querían dinero en esta descarga, sino todo el material. Y dices que el paquete se ha perdido en el mar.

—Puedes apostar por ello. Benny la cogió para enseñársela a su novia y se quedó en la cabina de mandos desde donde trabaja con el radar. Pero después de las complicaciones que tuvimos anoche, se desparramó y salió volando junto a la puerta.

El ángel de la corrupciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora