1- Llegada a Phoenix.

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Dos días después.

1-Llegada a Phoenix.

Día 1.

Charlotte.

Me adentré en el aeropuerto luego de fumarme un cigarrillo. Demasiada gente en esos lugares para mi gusto. Estaba en contra de la aglomeración de personas y los lugares públicos donde también habían muchas personas.

Divisé a mi grupo de viaje y fui directo hacia ellos. Como cosa rara, llegué tarde y Maia ya casi partía.

—¡Pensé que no llegarías para despedirte de mi! —ella fue la primera que me notó.

Todos se giraron hacia mi.

—Despertarse temprano debería ser ilegal. —dije, recibiendo su abrazo con incomodidad.

—No seas exagerada.

Coloqué los ojos en blanco.

Nos separamos y saludé a los demás con la mano y una pequeña sonrisa en el rostro.

—Hola.

Los altavoces anunciaron el vuelo con dirección a Paris, lo que significaba que Maia ya debía partir.

Se puso en modo drama y sus ojos se humedecieron. Volvió a abrazarme y yo se lo correspondí, él doble de incómoda que antes.

No era el gesto en cuestión, sino la situación.

Jason puso una mueca.

Se notaba lo acostumbrado que estaba a las manipulaciones de Maia. En ese momento me di cuenta de que también estaba acostumbrado a caer en ellas cuando se dejó besar, dado a que debía estar, por lo menos, enojado por la absurda idea del tiempo.

Por esas razones, no pensaba en enamorarme.

—Te voy a extrañar, mi amor.

Si, que asco.

Él asintió con la cabeza y dejó un corto beso en sus labios.

Aparté la mirada y sonreí disimuladamente.

—Te quiero.

Levanté la cejas al no escuchar una respuesta de su novio por unos segundos.

—Yo también.

Oh por Dios.

No sabia quien estaba en peor posición, si el o ella.

Cuatro años de estar juntos y el chico no era capaz de decirle que la quería o que iba a extrañarla.

Luego de otro momento dramático, Maia por fin se fue, dando paso al comienzo de sus sesenta días de soltería.

—¡Por fin! —exclamó Maddie — ¡No la aguantaba ni un minuto más!

Levanté las cejas.

—No creo que sea apropiado decir eso frente a su mejor amiga. —la regañó Finn.

Maddie se puso roja de la vergüenza enseguida, haciéndome sonreír.

—Lo siento.

—No te preocupes, se lo irritante que puede llegar a ser en ocasiones. No es mala, solo que a veces... exagera.

Maddie me sonrió, más tranquila.

—¿Qué puesto te tocó?

Miré a Jason, luego a mi boleto de avión y lo alcé, mostrándoselo.

60 Días Para Enamorarse. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora