12- Seguir instintos.
Día 17 y 18.
Jason.
Ni siquiera pude terminar de analizar lo que acababa de pasar cuando me entró una llamada de Finn al celular. Charlotte apartó la mirada cuando contesté, pero yo no dejé de mirarla. Estaba acelerada, con el pinta labios de ese color que me mataba hecho un desastre, los labios un poco hinchados y las pupilas dilatadas.
—¿Qué?
—Deberíamos irnos ya —dijo Finn —. Es más de media noche y ya Maddie está pasada de tragos.
Cerré los ojos un momento, intentando calmar mi respiración.
—Ya vamos. —colgué y mi atención volvió a la chica frente a mi, que ahora evitaba mi mirada por estar pensativa —. Ya hay que irnos.
—Si, espérenme en el auto.
Sin más, desapareció entre la gente, como si quisiera huir de mi, lo que me hizo preguntarme; ¿se estaría arrepintiendo? Tal vez, porque estaba muy mal lo que acababa de pasar, aún así, yo no me arrepentía porque... Joder, nunca había sentido tantas cosas con un solo beso y, por segunda vez, Charlotte me hizo replantearme muchas cosas.
Me pasé el dorso de la muñeca por la boca, limpiándome un poco el pinta labios que Charlotte seguramente también había dejado sobre mis labios.
Fui hacia nuestra mesa y Finn frunció el ceño al verme solo. Respiré hondo.
—Dijo que la esperemos en el auto. —me limité a decir, recogiendo las cosas de Char.
El asintió, sabiendo perfectamente qué pasaba algo, pero ignorándolo. Se lo agradecí internamente. Sin ayuda cargó a Maddie, que murmuraba cosas sin sentido. No les presté atención, estaba muy metido en mis pensamientos como para prestar atención a algo más que no fuera lo que acababa de suceder.
Me subí atrás y los otros dos adelante. Suspiré, cansado. Estaba completamente ebrio y agotado, pero a la vez, me sentía bien. Tenía tanto tiempo sin hacer esas cosas que había olvidado lo feliz que me hacían sentir.
Y pensar que al principio solo había accedido porque Charlotte quería ir...
Escuché la puerta abrirse pero no quise abrir los ojos, no quería incomodarla. Aunque sentí su mirada, y lo único que hice ante eso fue sonreír. Luego, sin poder evitar mis inexplicables ganas de tenerla cerca, fui inclinándome hacia un lado hasta que mi cabeza quedó sobre su hombro. Percibí su tensión, pero poco a poco fue relajándose, hasta que sentí caricias en mi cabello que me hicieron relajarme muchísimo...
***
Abrí los ojos lentamente, acostumbrándome a la poca iluminación que había en la habitación. Fruncí el ceño cuando el dolor de cabeza se hizo presente gracias a la tan despreciable resaca.
Me froté los ojos, intentando recordar cómo llegué a la habitación y...
Me incorporé de golpe en la cama.
—Besé a Charlotte.
Abrí mucho los ojos, recordando cada mínimo detalle y pensamiento de mi parte.
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60 Días Para Enamorarse.
RomanceTener lo que necesitas, no es tener lo que quieres. Decir que no necesitas algo, a veces, es decir que lo quieres.