Día 44
Jason.
Mientras esperaba a Charlotte, que se vestía en el baño, tomé una copa de vino —cortesía del hotel — y me puse a ver memes en Facebook. Ya estaba vestido con un traje completamente negro sin el saco y la corbata. Tenía las mangas arremangadas hasta un poco más abajo de los codos y el cabello despeinado. Cuando me veía así, recordaba al Jason de antes, el que era un desastre.
Ese Jason se acostaba con la chica que quisiera, no se dejaba dominar por nadie y no se enamoraba. Le encantaba beber y una buena fiesta. A su manera era feliz. Luego llegó Maia, compañera de mi hermana e hija de los amigos de mi padre.
Recordaba como mi padre me dijo "sutilmente" que tenía que encaminarme, poniéndome más de diez escenarios en los que si seguía como iba terminaría muerto o siendo un fracasado. Luego, me metió a Maia hasta por los ojos diciendo que era mi chica perfecta, y que una relación seria con ella me llevaría por un camino en el que no terminaría siendo un alcohólico sin causa alguna. La invitó a cada lugar al que iba la familia y bueno, yo caí.
No me justifico, tenía criterio propio para tomar la decisión que quisiera, y lo hice, solo que ya vemos que no salió de lo mejor, aunque la quise al principio. Me parecía mejor que ahora y, no lo sé... Me estaba cayendo por no saber que era lo que quería para mi vida, y ella pareció ser lo único que se encontraba ahí para amortiguar mi caída. No estaba seguro de que eso fuera amor, pero bueno, los seres humanos solemos confundirnos tontamente cuando nos sentimos solos y perdidos.
Ya ni siquiera estaba prestándole atención al celular por el hilo de pensamientos que se formó en mi cabeza.
Me removí, dejando el celular a un lado. Subí la mirada cuando escuché la puerta del baño abrirse, prontamente salió Charlotte de él y...
—Wow. —sonreí, incrédulo.
Se veía...Wow. ¿Podía, de verdad, alguien ser tan preciosa?
Llevaba puesto un vestido azul media noche, ajustado desde los pechos a la cintura y suelto desde esta hasta los pies.
Su cabello iba suelto hacia atrás, dejando ver perfectamente su cara maquillada sutilmente, excepto por él pinta labios del mismo color del vestido. Y como siempre, los guantes a juego le daban un toque más sutil y sexy. Lo segundo a opinión personal, por supuesto.
Recordé el pequeño momento incómodo en la ducha después de follar. Ni siquiera pude ver nada, y no quería pensar en ello, porque no quería preguntar. Lo que sea que ocultara, me ponía algo tenso. Sin embargo, si en algún momento le daban ganas de comentármelo, yo estaría totalmente dispuesto a escucharla.
—Me veo bien ¿no?
No se que era más sexy. El vestido, o su seguridad.
—¿Bien? —enarqué una ceja —. No te hace justicia.
Me sonrió con la boca cerrada, dándome un vistazo de sus lindos hoyuelos.
—Bueno... —se acercó a mi e instintivamente me levanté de la cama. Ella me dio un respaso cuando me tuvo de frente y sonrió más —, no soy cursi como tú, así que puedo decir que te ves muy sexy, Jace.
Su sinceridad, como siempre, nunca dejaba de sorprenderme. Creo que me coloré un poco, lo cual la hizo ensanchar su sonrisa.
—Mejor vámonos.
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60 Días Para Enamorarse.
RomantikTener lo que necesitas, no es tener lo que quieres. Decir que no necesitas algo, a veces, es decir que lo quieres.