11- Sensasiones desconocidas.

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11- Sensaciones desconocidas.

Día 16 y 17.

Charlotte.

—¿Acabamos de llegar y ya quieres salir a un bar? —le preguntó Jason a su hermana.

Habíamos irrumpido en la habitación de Finn porque Maddie estaba realmente inquieta al llegar a las Vegas.

A mi no me parecía mal la idea.

A ti no te parece mal ninguna idea que tenga alcohol de por medio.

Le sonreí a mi conciencia.

—¡Hay que aprovechar cada minuto que estemos aquí! —chilló ella.

—Maddie, podemos hacerlo mañana luego de la galería o el día siguiente a ese. —le dijo Jason.

—¡No seas aburrido! —Maddie se cruzó de brazos y luego me miró —. Dile, Baker.

Me encogí de hombros, recostada del marco de la puerta.

—¿Tú quieres ir?

Mi mirada conectó con la de Jason. Claro que quería.

—Bueno, no estaría mal...

—Si, tal vez un rato no esté mal. —dijo Jason al final.

Fruncí el ceño, pero no me concentré mucho en la situación cuando Maddie soltó un ruido de emoción y les dijo que en dos horas nos veíamos en el lobby. Tiró de mi mano y luego me paró a medio pasillo, haciéndome mirarla con algo de sorpresa.

—Vuelves loco a Jason cuando te pones vaqueros. —dijo rápidamente.

—¿Eh?

—Ponte unos como los del parque y píntate los labios de rojo, es su color favorito. Espero, al menos, un beso.

Y se fue, dejándome en medio pasillo, desorientada del mundo. Parpadeé, frunciendo el ceño.

¿Volvía loco a Jason con vaqueros puestos?

Se me escapó una risa entre dientes y sacudí la cabeza.

Que ridículo sonaba eso.

Aún así, le hice caso a Maddie en cada una de sus indicaciones. Claro que no iba a besarme con el, pero no había nada de malo en vestirme como le gustaba.

Me miré al espejo cuando estuve lista, completamente satisfecha con el resultado.

Había optado por vaqueros bota ancha negros, un top ajustado rojo y unas botas negras. En los labios me apliqué labial rojo y me dejé el cabello suelto como siempre.

Mi teléfono empezó a sonar y fruncí el ceño, buscándolo con la mirada. Estaba tirado sobre la cama. Caminé hasta ella y dudé en atender esa llamada, pero al final lo hice.

—Hola.

—¡Hola hola!

Fruncí un poco el ceño. Se escuchaba música a volumen exagerado. Supuse que no estaba en el lugar donde se estaba quedando, sino de fiesta.

60 Días Para Enamorarse. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora