Día 19.
Charlotte.
Me aparté de Jason como si quemara tenerlo cerca. Su celular cayó en el mueble. Me miró, luego al nombre de Maia en pantalla, y así unas cuantas veces.
—Deberías devolverle la llamada a tu novia. —le sugerí en lo que la llamada se marcó como perdida.
Me levanté de los asientos y me acomodé el traje de baño, como si nada pasara, aunque dentro de mi, por alguna razón, estaba echa un desastre.
—Char... —Jason se había levantado también.
—¿Mhm...? —le pasé por un lado y tomé mi short, que se había caído.
—Para un momento. —me dijo, tomándome de los hombros.
—¿Que pasa?
—Voy a... —levantó el celular y yo asentí con la cabeza —. ¿Todo... está bien?
No. Esto está mal.
—Claro.
—Volveré en un momento.
—Vale. —me giré hacia el mar, apoyando mis manos en los bordes del yate.
En lo que escuché sus pasos alejarse, suspiré, girándome y sentándome en el borde de brazos cruzados.
No tenía porque ser incómodo. Los papeles estaban claros entre nosotros. No seríamos más que un ligue absurdo. Además, cuando tuviéramos sexo, se acabaría, no habrían más veces, y cada uno haría lo que quisiera luego de eso.
Cuando Maia volviera, todo estaría tal y como lo dejó. Esto quedaría como un chiste interno y nada más que eso.
—¿Baker? —levanté la mirada hacia Maddie —. ¿Y Jason?
—Hablando con su novia.
—Oh...
Asentí con la cabeza.
—¿Que hay de comer? —cambié de tema. La verdad era que tenía bastante hambre y pocas ganas de hablar de la situación actual.
—Papas fritas y hamburguesas. Venía a buscarlos para comer.
—Ya bajo entonces.
—Vale. —me sonrió, yéndose nuevamente.
Acomodé mis guantes y miré la pulsera que al parecer ahora compartía con Jason. Aparté la mirada y empecé a caminar hacia la puerta que daba a la parte de abajo.
—... no, Maia, no está pasando nada. Todo esto ha sido muy aburrido.
Sigue tu camino, Charlotte, vamos...
Pero no lo hice, me recosté de la puerta con los brazos cruzados.
—Si, claro que te he extrañado —levanté las cejas, sonriendo con amargura —. Solo he querido darte tu tiempo, es lo que me pediste ¿no?... ¿Qué? No... Maia, nunca dije que estuviera feliz con eso, pero tú tampoco quisiste darme demasiadas opciones... ¿Eh?... Maia, solo, duerme ¿si? Creo que has bebido un poco demás y por eso todas estas cosas... Si... Si, está bien... Claro... Yo también a ti... No, no lo olvido... Vale, adiós... Tú también.
ESTÁS LEYENDO
60 Días Para Enamorarse.
Roman d'amourTener lo que necesitas, no es tener lo que quieres. Decir que no necesitas algo, a veces, es decir que lo quieres.