la Fórmula y el número 1 [Finalizada]

4

Alonso

LO QUE ME FALTABA, Dios por qué me castigas. Lo que yo predije. Te dedico un premio, y pim pam, pa' mi cama que vas. Esta noche este no duerme solo. Dios, que asco. Encima ha jugado sucio, su compañero ha tenido que ir salvándole el culo. Eso es lo que más rabia me da. Si ganase yo sería un robo, si gana él es el puto amo.

Cuando me iba a ir, los vi juntos riéndose. No es mala persona, pero su forma de conducir y las manías que tiene en pista me hacen que cada centímetro de mi ser deje de confiar en él y le tenga tirria. Decidí no tomarle importancia, pero mi cara demostró todo lo contrario, y ella me vio. Mierda, más problemas. Seguro que me recriminaría la cara que acababa de poner.

Estoy de mala hostia, estoy cansado, lo único que quiero hacer es ducharme y dormir y mañana será otro día. No quiero que ninguna mocosa venga a decirme que soy un irrespetuoso o lo que sea. Ya me ha bastado esa cara de asco.

-Cambia esa cara -me pegan una colleja en la nuca.

-¡Dios! ¡No vuelvas a hacer eso! -miré a mi lado para ver al responsable.

-Perdón.

-Estoy de mala hostia.

-Ya veo, ya.

-Y hoy no tengo paciencia, así que dime lo que me tengas que decir antes de que te diga algo demasiado hiriente.

-Buenooooo... ¿Nos vamos de fiesta?

Y a tomar por culo que nos fuimos, a la primera discoteca que vimos. Al final fue para celebrar la victoria de Max, me encontré con ella y él juntos, pero eh, ni me molesté en prestarles atención. Me puse a beber como si fuera mi último día vivo. Estaba con mis amigos, pasándolo bien, bailando...

Vi a Mara demasiado bebida, y tendría que darme igual, pero me preocupaba que le pasara algo aunque estuviera el niñato de Max a su lado. Que por cierto, le daba demasiada poca importancia para la que tenía el asunto. Me pone enfermo.

-Me la voy a llevar al hotel.

-Pero si esta bieeen -el otro borracho.

-Tú calla, mocoso -agarré a Mara del brazo.

-No me quiero ir -dijo ella alargando las letras.

-Mara, no te voy a dejar sola y más con este... pintamonas, y así de borracha. Vamos.

-Joooo.

Por suerte no se negó ni nada, y se aferró a mí para no caer de rodillas.

-Solo a ti se te ocurre beber de estas formas, enana -ella me mira-. Tranquila, que no te voy a hacer nada... Te llevaré al hotel y estarás más tranquila, ¿vale? -emmm...-. ¿Por qué me miras así...?

-Me caes mal.

-Ya estamos... Que ya lo séeee -suspiré.

-Pues suéltameee.

La solté y cayó al suelo redonda.

-¡AY, JODER!

-Me has dicho que te suelte.

-Sí, pero no así, dios... mi cabeza, mi culo. ¡IMBÉCIL! -se enrabietó.

Yo tomé toda la paciencia que tenía y le tendí la mano.

-No.

-Pues ahí te quedas -empecé a avanzar.

-Espera, espera. Ayúdame.

Retrocedí y volví a tenderle la mano, ayudándola a levantarse. Ella con mala cara se dejó ayudar, y volví a ir hacia mi coche con total tranquilidad. No tenía ninguna prisa.