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Alonso

Me estaba hartando del inglés. No es que me caiga mal, pero está tan pero tan detrás de ella, que me saca de mis santas casillas. Estaba celoso, lo admito. Porque ella estaba consiguiendo conmigo sin quererlo algo que muchas otras habían intentado y con intenciones.

A las tantas volví a la habitación, estaba todo oscuro, y ella seguro que andanada dormida, pero no la vi en la cama. La llamé, tampoco contestó. De hecho, su móvil estaba encima de la mesa y colgué en cuanto lo vi vibrando. Fui al baño de la habitación, tampoco la encontré. ¿Donde coño se ha metido? Empezaba a ponerme nervioso. Me acerqué a la ventana, y alguien me cogió del pie. Me asusté y la oí reírse. Estaba debajo de la cama.

-¡Me cago en ti y en tu vida entera! Joder... No me des estos sustos, coño.

-Que bueno... -salió de la cama.

-Sí, buenísimo... que me dé un chungo aquí en medio es genial. Te mato... -la abracé.

-Es que estás hecho un abuelo.

-Oye, que solo tengo cuarenta y dos, no te pases.

-¿Te compro un bastón?

-Si me lo llegas a comprar te lo meto por el culo. Deja de vacilar, canija.

-¿Y un sonotone?

Rodé los ojos y dejé de prestar atención, me tumbé en mi cama, y ella se sentó encima de mí.

-Ah, no. Soy un abuelo. Déjame.

-Me gustan los maduritos.

-Vale -intenté centrar toda mi atención en mi teléfono, pero es imposible. Con su culo encima no puedo.

-Oyeeeee -me agarró el paquete.

-Joder... me sacas de mis casillas.

-Vale, pues ya está.

Se fue a la otra cama dándome la espalda.

-Mentira. Ven.

-Paso.

-Veeenga, lo siento... -dejé mi orgullo a un lado y me acerqué a ella.

-Bueno...

Se giró a mirarme y me arrastró a su cama con ella. Teníamos aún más de media noche para nosotros, y yo no estaba para perder el tiempo.

-¿Qué?

-Nada -le volví a poner la mano en mi miembro, ella miró abajo y me miró a mi sonriendo. Sonrisas que enamoran.

Bajó. No me lo esperaba, pero tenía una boquita de oro. Nunca, pero nunca me habían hecho disfrutar tanto de un oral como ella.

-Joder, Mara...

-Correte.

-¿En tu bo... -no me dejó acabar, ya iba a hacer que me corriera por su cuenta. Joder, joder-. M-Mara... me voy a... -tarde. Con lo mal que debe saber, dios...

-¿Si? -se limpió.

-Nada.

Sonrió. La besaría, pero no me hacía mucha gracia después de correrme en su boca. Fue subiendo, dándome besos por el torso cuando...

-Chicos, me he dejado el... -Nos miró. Yo rápidamente me tapé y ella se quitó. Su padre-. ¿Qué está pasando aquí?

Nosotros nos miramos sin saber que decir. Era más que evidente.

-Papá...

-Me esperaba a cualquiera, pero nunca a él.

Mara se mordió el labio. Estaba nerviosa.

la Fórmula y el número 1 [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora