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Mara

Me sentía muy feliz con él. Éramos inseparables. Había días que incluso faltaba al entrenamiento para estar conmigo. Decía que recuperaría otro día. O... lo cambiaba por ratitos de sexo. Pasábamos todo el tiempo juntos, me encantaba verlo trabajar. Todo lo que hacía me parecía una hazaña. Esa mañana la estaba pasando con mi papi y mi madrastra.

–Hija, ¿no crees que pasas muuucho tiempo con él? –mi padre sacó el tema.

–No. ¿Por qué?

–Porque estás con nosotros y no dejas de mirar el móvil para ver si te ha contestado... –habló Ana.

–Ah, lo siento –lo dejé.

–Y antes me escribías más, y pasabas más tiempo con nosotros. Ahora... quién te ha visto y quién te ve.

–No os preocupéis, estaré más con vosotros.

–Sí, porque empiezo a pensar que comienzas a depender de él.

–Noo.

–Más vale.

Asentí. Yo no pensaba eso, es normal priorizar a tu pareja. Y no es que dependa de él, porque la dependencia emocional tiene muchas cosas más, simplemente la primera fase del amor es así, solo quieres estar con tu pareja. Era normal.

–Me han contado... no por él, que estuvo a punto de dedicarte la 33.

–Oh... ni idea.

–Porque preferiste irte a celebrar con Russell el tercer puesto.

–Ya.

Bueno, cosas que pasan.

–Al primero que fui a abrazar fue a él. Pero si quiere hacerse la víctima y no contarlo...

–Ya.

Me encogí de hombros.

–Él sabe que te preocupaste por felicitarlo.

–Pues ya está.

Igualmente, si me la hubiera querido dedicar lo habría hecho. No tendría por qué haberme quedado pegada a él.

–¿Ya habéis planeado algo de la boda? –cambié de tema.

–Estamos pensando el lugar todavía.

–Guay.

–¿Tú a dónde crees llegar con Russell?

–Hasta donde llegue, no sé. Lo máximo posible.

–¿Te ves casándote con él?

–Pues sí.

–Eso ya es un avance, supongo.

Asentí.

Alonso

Russell, Russell, y más Russell. Russell hasta en la sopa. Cada vez que veo un 63, una R o una G me acuerdo de ese tío, y le estaba cogiendo manía, y no quería porque el pobre no había hecho nada. Yo en lo único que estaba enfocado ahora era en intentar recuperar la relación con mi hermanastra, y en el tercer mundial. Qué sería muy, muy difícil, pero lo lograré. Estoy seguro.

Esa misma tarde comimos con nuestros padres, desde que mi madre nos acompañaba a las carreras hacíamos comidas y cenas juntos. Por suerte, esta vez no estaba el novio de ella. Me sentí más cómodo, no era como que el pobre chaval me molestara, sino que sentía que molestaba yo. Conectaba tan bien con todos que sentía que yo no tenía que estar ahí.

Yo sólo pensaba en la siguiente temporada, en intentar llegar al mundial. Difícil, pero no imposible. Y si Aston Martin me lo permitía, estaba seguro de que algo podría conseguir.

la Fórmula y el número 1 [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora