Capítulo 24

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Miré a Kimberly, nos dimos un beso, no me quería ir, pero tenía que ir a ayudar a mi padre, e iremos a matar a ese cabrón que le hizo daño a mi hermosa novia.

—No te vayas —ella me hizo ojitos.

—Regresaré antes de que te vayas a dormir —le di un beso en la frente —y tengo que curarte la herida —le sonreí —recuerda, no vayas a salir de la habitación —de inmediato me puse serio.

—Tranquilo, te lo prometo —ella me dio un beso, seguiríamos así sino fuera por mi padre que si me mandaba mensajes.

—Está bien amor, nos vemos —la vi por última vez y salí de la habitación.
Me fui corriendo al estacionamiento, me metí a una camioneta negra, ahí estaban mi padre, Ricardo, Francisco y varios guardias.

—No te voy a regañar por la tardanza —mi padre suspiró y la camioneta arrancó —les contaré el plan —él empezó a hablar, varios minutos después habló Ricardo.

—Es una persona común y corriente, pero le hizo daño a Kimberly, si o si tiene que morir ese cabrón —terminó de hablar.

—Me alegro de que estén de mi lado y que siempre puedo contar con ustedes —mi padre nos entregó unos chalecos antibalas, armas, etc.

La camioneta se detuvo, nos bajamos, algunos a guardias nos ayudaron como a secuestrar al tipo, nosotros nos pusimos un pasamontañas y entramos al cuarto donde estaba ese pendejo.

—Vaya, a quien tenemos aquí —mi padre se puso enfrente de él y nosotros a sus costados.

—Qué… pasa… aquí —dijo el tipo y un guardia le dio un golpe en la cara.
—Por que hiciste eso hijo de puta —le pegué un puñetazo, que creo que me lesioné la mano.

—Tranquilo —me dijo Ricardo.
—No… entiendo… —dijo el tipo adolorido.

—No es necesario que lo entiendas —mi padre recargó su arma.

—No… esperen… de que… hablan —su dolor se mezcló con nervios.

—Haremos justicia por lo que le hiciste a una mujer cuando ella estaba pequeña —él lo miró con asco.

—A quién… —yo lo interrumpí.

—TE VAMOS A MATAR HIJO DE PUTA, POR TÚ CULPA… —uno guardias me detuvieron antes de que me acercara al tipo y lo fuera a matar con mis propias manos.

—No… esperen… yo no hice… nada —el tipo empezó a llorar.

Yo solté una risa, me libré del agarre de los guardias, me acerqué al tipo, vi que Ricardo y Francisco se me iban a acercar, pero yo les hice una señal de que ni se les ocurra dar un paso más.

—Mira cabrón, lastimaste a mi mujer y yo no permito que nadie le haga daño —saqué un cuchillo y se lo enterré en su pierna.

—Hijo de puta —gritó de dolor el tipo.

—Me tienes harto cabrón —recargué mi arma, y sin pensarlo le di cuatro tiros en la frente, obviamente me salpiqué de su asquerosa sangre.

—Juan —la voz de mi padre hizo que lo viera de reojo, pero no me voltee —vámonos —hizo una seña con su cabeza.

Yo asentí con la cabeza, miré por última vez al tipo, su cuerpo estaba manchado de su propia sangre, luego unos guardias se lo llevaron. Estábamos de vuelta a la mansión, ninguno dijo algo en todo el camino, al llegar a la habitación me asusté al no ver a Kimberly, la llamé y llamé y no me respondía, busqué en el baño y no había nadie. Iba ir al cuarto de seguridad, pero al doblar por un pasillo choqué con alguien.

—Lo siento —era Kimberly —Juan —ella sonrió al verme.

—Te dije que te quedaras en la habitación —le dije tratando de que mi alma volverá a mi cuerpo.

—No me iba a morir de hambre tampoco —ella rodó los ojos, vi que en sus manos llevaba un plato con comida y una botella con jugo.

—Lo siento —dije tranquilo.

—Esta bien… ¿Qué te pasó en el rostro? —vi que su expresión era de terror.

—No es nada, vamos al cuarto —tomé su mano y empezamos a caminar a dicho lugar.

—Siéntate —ella dejó el plato y la botella sobre la mesa, para luego irse al baño.

—Estoy bien… —vi que regresó con una toalla y una cubeta con agua.

—Sentado —ella me miró seria he hice lo que me pidió.

Ella remojó la toalla en la cubeta con agua y luego la pasó en mi rostro y cuello, lo hizo como seis veces. Después regresó al baño a dejar todo, salió directo al armario, sacó una camiseta mía y me la entregó.

—Cámbiate —dijo y tomé la camisa, mientras que ella se fue a comer yo me estaba cambiando —mañana inicio de nuevo la universidad —me miró de reojo y luego siguió comiendo.

—Ya te dije, tampoco es que te voy a quitar las ganas de estudiar —fui a botar la camisa ensangrentada y luego me senté a su lado —te amo Kimberly —le di un beso en la mejilla y tomé un poco del jugo que ella trajo.

—Yo te amo más Juan —me sonrió y siguió comiendo.

Después yo fui a dejar todo mientras que ella se alistaba para dormir, cuando regresé le limpié la herida y luego nos acostamos a dormir.

(….)

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Mi Mayor Obsesión (JD Pantoja & Kim Loaiza) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora