Capítulo 23

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—Futura familia? —ella me miró sorprendida.

—Si, ¿O no te gustaría? —me tensé un poco.

—Claro que si —ella sonrió.

(….)

A Kim le dieron de alta, ahorita nos encontrábamos de camino a la mansión, al llegar vimos que nuestros padres estaban hablando, al vernos se nos acercaron.

—Hija —el padre de Kim la abrazó —¿Cómo estás? —le preguntó.

—Si —ella le sonrió, pero yo la volteé a ver —está bien, tuve una fractura de cadera y me operaron —soltó una lágrima.

—Sobre ese estúpido accidente, hoy salieron las consecuencias —ellos se volvieron a abrazar.

—¿Qué accidente? —mi padre preguntó.

—A mi hija, cuando estaba pequeña, la intentaron matar, sino la hubiera dejado sola no estaría así ahorita —dijo enojado el padre de Kim.

—Sigue vivo o viva la persona que iba manejando? —volvió a preguntar mi padre.

—Si, ¿Por qué? —le respondió.

—Nadie lastima a los integrantes de mi familia, con permiso —mi padre se fue.

—¿Qué va a hacer? —Kim me miró.

—Te puedo dejar con tu padre, iré a ver —le dije y ella asintió.

Corrí directo a donde pensaba que estaría mi padre, lo encontré hablando con ocho guardias, unos buscaban algo en una computadora, otros en un celular, mi padre se paseaba viendo las pantallas.

—¿Qué harás? —le pregunté directamente.

—Ya sé donde vive, esta noche tendrá su último suspiro —me respondió, pero tenía su vista aún en la pantalla de la computadora.

—Por qué… —él me interrumpió.

—Despierta Juan —mi padre se me acercó —ese accidente sólo fue como un aviso de lo que podría hacer más adelante —se puso serio.

—Te refieres a que… la podrían llegar a matar —sentí que se me detuvo mi corazón por un segundo.

—Si, hay que hacer algo antes de que sea demasiado tarde, ¿Me ayudas? —me preguntó mientras se acercó de nuevo a la computadora.

—Ok —me acerqué a otra computadora.

Pasamos alrededor de cinco horas buscando la información necesaria, luego me fui con Kim, la encontré en nuestra habitación, me puse nervioso al verla en ropa interior y ese hermoso cuerpo que se carga.

—¿Qué haces? —fue lo único que se me ocurrió preguntar.

—Te necesito Juan —ella con cuidado se me acercó, vi que tenía una mano en su cadera.

—Estas recién operada y no te quiero lastimar —luché tanto de sólo ver sus hermosos ojos y no desviar mi mirada a su cuerpo.

—Aún así te necesito —ella me dio un beso, pero sentía que deslizaba su otra mano por mi abdomen hasta llegar a mi erección.

—Kim —con cuidado agarré su mano —no… —ella me interrumpió con otro beso.

—Yo sé que tú también quieres —me dio una leve mordida en mi labio inferior y su mano dio un leve apretón en mi erección.

—Kim… —se escuchó más como un gemido —logré cobrar mi cordura —no te quiero lastimar —mejor nos fuimos a acostar —es hora de limpiarte la herida? —le pregunté.

—Si —ella se acomodó en la cama, mientras que yo fui a buscar alcohol y algodón.

—Sabes que te amo Kimberly, pero no te quiero lastimar —me senté a su lado en el algodón eché un poco de alcohol y con cuidado empecé a limpiarle la herida.

—Yo te amo más Juan y entiendo —ella me sonrió.

—Pero eso sí, una vez que ya estés recuperada, te daré como cajón que no cierra —boté el algodón y agarré uno nuevo y repetí la misma acción.

—Juan —ella abrió los ojos como platos —puedes dejar de ser tan directo a veces —me dio un leve golpe en mi hombro.

—Es que es la verdad, tengo a una mujer tan hermosa, una diosa, como no le voy a dar como cajón que no cierra —le sonreí, me quería reír porque se sonrojó.

—Mejor sigue con eso —ella cerró los ojos.

Cuando terminé fui a botar la basura y a guardar el alcohol, salí del baño, iba a seguir hablando con Kimberly, pero ella ya estaba dormida, por mientras, salí de la habitación y me fui a la cocina a buscar algo de comer. Las sirvientas me dieron dos platos y dos botellas con agua, regresé con Kim y dejé lo de ella en la mesa por tanto yo empecé a comer. Me puse a ver películas para que el tiempo pase más rápido.

—Juan? —escuché la voz de Kim.

—Aquí estoy —estaba acostado en el sofá.

—Por que no estás aquí? —me preguntó mientras se estiraba un poco.

—No te quería incomodar —me levanté y me le acerqué —¿Cómo te sientes? —le pregunté.

—Bien, pero con hambre —hizo un puchero.

—Toma —le di el plato y le ayudé a abrir la botella.

Mientras ella comía hablábamos de cualquier cosa, vimos algunas películas y salimos a caminar un poco. Nos encontramos con los chicos.

—Cuándo regresaron? —nos preguntó Francisco.

—Hoy en la mañana —le respondió Kim.

—Y qué fue lo que pasó? —ahora preguntó Ricardo.

—Me hicieron una operación por un accidente que tuve de pequeña —Kim levantó los hombros.

—Y ustedes que hacían? —ahora yo les pregunté.

—Estábamos con tu padre, nos contó sobre… —disimuladamente hice una seña de que no dijeran nada, Ricardo lo entendió —sobre las instrucciones de como armar algunas mesas —dijo.

—Mesas? —Kim nos miró extrañada.

—Si, es que aquí queremos una mesa de billar, y como el jefe pasa ocupado, nos explicó de como armarla y nosotros la vamos a comprar —habló Francisco.

—Osea, esto es una mansión, como no va a tener una mesa de billar —ella se cruzó de brazos.

—Le pensamos construir un bar —ahora Ricardo levantó los hombros.

—Hombres —Kim rodó los ojos.

—Nos vemos luego —entrelacé mi mano con la de Kim y seguimos caminando —esta noche voy a salir, ocupo que por nada del mundo vayas a salir de la habitación —no la voltee a ver.

—No voy a preguntar el motivo, pero espero que no vayas a hacer algo malo, no quiero que te sigas poniendo en peligro —Kim dio un leve apretón en mi mano, ya que aún seguían entrelazadas.

—Tranquila, todo estará bien —nos detuvimos y no pude evitar darle un beso —quieres seguir caminando o que quieres hacer —nos acercamos a un balcón.

—Tengo más hambre —ella me miró apenada.

—De que —le sonreí.

—De pizza —volvió a hacer un puchero.

—Sabes que voy a aceptar cada vez que hagas un puchero, ¿Vamos? —le pregunté cuando empezamos a caminar.

—Si —nos acercamos a mi auto.

Nos subimos y nos fuimos, llevé a Kim a la mejor pizzería del mundo, al llegar pedimos dos pizzas margarita y una botella de vino tinto. La tarde pasó tranquila y un poco romántica, hasta que cayó la noche, regresamos a la mansión y justo recibí un mensaje de mi padre de que todo ya estaba listo.

(....)

Mi Mayor Obsesión (JD Pantoja & Kim Loaiza) [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora