━ ❛ 𝐂𝐚𝐩𝐢́𝐭𝐮𝐥𝐨 𝐕𝐈. ❜

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— Listo, señora Natasha, ahora debo irme. Por favor, cualquier cosa me llama al celular. —

Intenté no gritar demasiado fuerte, aunque la niñera de Abdiel se encontraba en la cocina y yo ya estaba en la puerta, cargando con mi gran trípode en mis manos y la cámara colgando hacia un lado. Todas las mañanas, antes de ir a la Universidad, me tocaba decirle las mismas palabras a la mujer, ella era muy linda y sencilla, sin embargo había descubierto que a pesar de no pasar de los cuarenta años, la pobre tenía el sentido del oído muy poco desarrollado, a veces había que repetirle las cosas unas dos o tres veces hasta que las entienda.

Debido a que las clases iniciaban muy temprano, casi nunca lograba encontrar a mi pequeño despierto para despedirme, solo me encargaba de comerlo a besos antes de irme y ya era cuando estaba de regreso que pasábamos el tiempo disfrutando, eso si no tenía ningún evento que fotografiar o sesión fotográfica que hacer para la revista. Una vez escuché una aprobación de parte de Natasha, salí de mi casa y cerré con seguro la puerta.

— Ven, te ayudo con eso. —

— Samantha, no pesa tanto, puedo ponerlo yo sola en la parte trasera del auto. —

— O puedes irte sentando y colocando la calefacción, hace frío ¿No crees? —

Bufé, obedeciendo muy a regañadientes, le entregué el trípode y fue ella quien se encargó de acomodarlo en los asientos traseros, colocándole incluso el cinturón para que no se moviera de su lugar. Me senté en el lugar del copiloto e hice lo que me indicó, no me tomó mucho encontrar el botón, ya otras veces la había visto colocándolo cuando me recogía de clases.

Sí, digamos que aquel día acepté su propuesta, ahora soy la "amiga" de Samantha Rivera, la gran heredera de la empresa R-Alfa, una de las más conocidas en el país y seguro fuera de este también ¿Cómo pasó? No tengo idea, ¿Qué si estoy feliz? Bueno, ignorando el hecho de tener a mi omega llorando de felicidad cada que Samantha me sonreía o simplemente me hablaba de cosas triviales, digamos que lo estoy tomando muy bien. 

Después de una larga charla sobre cuándo o qué días vernos, mejor dicho, le expliqué que yo no contaba con un horario fijo, no sabía qué días me necesitaría la empresa y tampoco sabía si tendría demasiadas tareas en la Universidad como para salir con ella, eso además de contar con un pequeño de hermosos ojos ámbar y cabello castaño que me robaba muchísimo tiempo, aunque yo encantada le entregaba cada segundo de mi vida a mi pequeño Abdiel.

Samantha hizo los cálculos, me pidió mi horario de clases y al día siguiente me la encontré estacionada fuera de mi casa, esperando para llevarme a la Universidad, luego me recogió, eso hace ya una semana. Ella aún no entra a mi casa, no le he dado la oportunidad, es la única alfa que ha podido conocer a mi pequeño y no quiero apresurar absolutamente nada. Venga, Abril ¿Qué vas a apresurar si solo son amigas? 

¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺Donde viven las historias. Descúbrelo ahora