— Samantha. — Ella me interrumpió. — Dime que me amas, ¿puedes? Por favor, quiero que me digas que me amas mucho, amor. Lo necesito. — Y no vacilé, no me tomó ni un par de segundos responderle.
— Sabes que eres el amor de mi vida y que te amo más cada día, mi hermosa omega. — Tomé aire para seguir hablando. — Sé que algo pasa. Lo sé, lo siento en mi pecho porque eres tú y pienso que sé cuándo te duele, pero no quiero forzarte a hablarme de algo que no deseas decir. Cuando vuelva... Hablaremos, ¿sí? Tú y yo, Abril, porque ya no estás sola. Ya no tienes que enfrentarte a las cosas de este modo, ahora estoy contigo, podemos hacer lo que sea, pero juntos, ¿de acuerdo? —
— De acuerdo. — A pesar de lo mucho que deseé poder insistirle hasta que me contara, mi intención hasta el momento era nunca presionarla, así que eso haría. Lo tomaría con calma mientras sepa que ella sería sincera conmigo tarde o temprano. — Cuando vuelvas... Te contaré todo, Samantha. —
Después de su afirmación, la llamada terminó. Me acosté con pesadez en la cama y admiré el número de Abril en mi teléfono. Hablamos por bastante tiempo, más de una hora, y sin embargo, su ausencia hacía que todo mi cuerpo se sintiera tan pesado y que mi humor no fuera el mejor exactamente.
Tampoco es que eso sea una novedad. Normalmente cuando se tiene un lazo, el omega y el alfa se consumen cuando están lejos por demasiado tiempo; sin embargo, aquí existían dos factores que fallaban en la teoría: No tenía un lazo y... Apenas habían pasado unas horas.
En mi defensa, desde que Abril y yo empezamos a ser novias, prácticamente vivía en su casa. Muy aparte del ser mi alma gemela, mi dependencia llegó a tal punto que, si no tenía su cuerpo entre mis brazos como la cuchara pequeña, no podía conciliar el sueño. Al final, todo este viaje resultó una completa mierda, pero no podía volver, no sin antes lograr el contrato que necesitaban mis padres y entonces darles la noticia.
Pensaba desligarme completamente de R-Alfa.
Una empresa que creí heredar, ahora la sentía condenadamente repulsiva y fuera de mis expectativas. Cuando alguien me preguntaba sobre mi futuro, solo podía imaginarme teniendo un trabajo que pudiera controlar desde mi portátil y pasar la mayor parte del tiempo con Abril y Abdiel, en casa. Un hogar. Y aunque estaba segura que a Abril no le agradaría la idea de un gasto para tener una casa propia de ambas, la convencería. Tenía mis métodos.
Busqué la galería en mi teléfono mientras pensaba, quería hacer el cambio de mi vida y en vez de asustarme o dudar, no podía estar más emocionada. Admiré las fotos que le había tomado a mi preciosa omega dormida y una suave sonrisa se formó en mis labios. La más encantadora ángel cargada de tristeza y viviendo con su corazón en pedazos. Pedazos que yo reconstruiría, así fuera lo último que hiciera.
Dependía tanto, tanto de Abril, que sabía que ella solo ella tendría la capacidad de destruirme y de repararme cuantas veces quisiera, teniéndome como su fiel sirvienta por el resto de mi vida. Pensando en ello, apoyé uno de mis brazos sobre mis ojos para cubrir por completo toda la luz externa y suspiré. Sí, la misma persona a la que amas es la única capaz de hacerte daño, pero para mí, Abril era esa ángel que nunca haría daño a nadie.
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¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺
أدب الهواة❛ 𝖳𝗁𝖾 𝖯𝖾𝗋𝖿𝖾𝖼𝗍 𝖮𝗆𝖾𝗀𝖺. ❜ ─ 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐑𝐢𝐯𝐚𝐫𝐢 ˹ Cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Abril Garza tiene veinte años, un...