— ¿Segura que nada te pasa? —
Sonreí apenas cuando la escuché preguntar por cuarta vez desde que habíamos subido a su coche, el problema con la beta esa se encargó no solo de bajarme los ánimos, sino también de recordarme que tenía algo importante que decirle a Samantha, algo que seguramente, si es que me quería siquiera, le vendría tan mal como a mí desde que lo recordé.
— Estoy bien, lo prometo. —
— ¿Por la garrita? —
— ¿Hmm? — Alejé mi mejilla del cristal de la ventana, mirándola con un claro signo de interrogación en mi rostro, ¿Garrita?
— La garrita. — Repitió, sin mirarme, aunque estaba segura que ella se hacía una idea de mi confusa expresión. — Te escuché durante ese día, en el estadio, le decías a Abdiel que hiciera algo y hacías que te lo prometa por la garrita ¿No? ¿Qué es eso? —
Asentí, volviendo a apoyar mi cabeza en la puerta, ni siquiera sabía que tanta atención nos había prestado, pero saberlo me hacía sentir muy feliz. Mordí mi labio para reprimir una sonrisa, mientras mis manos empezaban a jugar entre ellas, sabiendo lo que vendría después de mi respuesta.
— Es el juramento más importante que existe. — Aclaré, mirándola de reojo. — No se puede mentir o romper, la garrita es sagrada. —
— Entonces ¿Me prometes por la garrita que todo está bien? —
Llevé una de mis manos a mis labios y tironee ligeramente de estos, jugando con el inferior mientras pensaba exactamente qué decirle. No podía comentarle lo de Yuki, era una de las tantas veces que me habían tratado así y debía aprender a ya no reaccionar ante ese tipo de personas, pero había algo más y siendo honestas, Samantha merecía saberlo.
— Salgo de vacaciones el miércoles. —
Lo solté y suspiré. Sí, esa era la principal razón de todo mi mal ánimo, no porque no extrañara mis vacaciones, de hecho antes de conocer a Samantha contaba día a día, hora a hora o hasta los minutos para terminar con el ciclo de lo que es el infierno, o Universidad para los que no son tratados como yo; sin embargo, ahora había algo, Samantha me llevaba y traía de clases todos los días, no es que yo necesitara transporte, me había sabido valer por mí misma desde que mis padres me dieron la espalda, la única verdad detrás de todo era que yo usaba esta excusa para ver a Samantha diario; ahora, sin Universidad, no hay ida y vuelta, no hay Samantha.
No quiero perder a Samantha. Quiero a Samantha. Necesito a Samantha.
Rodé los ojos ante las palabras que me mandaba mi subconsciente. Sí, estúpida omega, yo lo sé, yo sé en lo que nos hemos metido y no podemos estar más jodidas, habernos vuelto dependientes de una alfa que ni nos corteja, considerando que nos acelera el corazón como quinceañeras y que ahora se me acaben las excusas para verla, ¿Qué podría ser peor?
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¡! 𝐑𝐈𝐕𝐀𝐑𝐈 ─ ❛ 𝐓𝐡𝐞 𝐏𝐞𝐫𝐟𝐞𝐜𝐭 𝐎𝐦𝐞𝐠𝐚. ❜ ˹ 𝐆!𝐏 ˺
Fanfiction❛ 𝖳𝗁𝖾 𝖯𝖾𝗋𝖿𝖾𝖼𝗍 𝖮𝗆𝖾𝗀𝖺. ❜ ─ 𝐀𝐝𝐚𝐩𝐭𝐚𝐜𝐢𝐨́𝐧 𝐑𝐢𝐯𝐚𝐫𝐢 ˹ Cuando eres la perfecta definición del omega imperfecto, pierdes todo pensamiento positivo de algún día encontrar al amor de tu vida. Abril Garza tiene veinte años, un...